Matria, el restaurante de la chef Arlette Eulert, abrió y volvimos a su refrescados salones y aireadas terrazas a compartir clásicos y algunos nuevos y renovados platos que han ingresado al menú.
Por Paola Miglio – @paola.miglio
Arlette Eulert es una revolución y el corazón de Matria, restaurante que ha sabido cómo mantenerse activo durante la pandemia, incluso con las puertas cerradas. Allí dentro se cocinaban ideas y se colaboraba con acciones comunitarias (como La Casa de Todos). Con la reapertura, la generación de propuestas no cesó y se amplió. El otoño trae novedades, manteniendo el buen manejo de los fogones y el cuidado por el insumo.
Matria, el restaurante de la chef Arlette Eulert, abrió y volvimos a su refrescados salones y aireadas terrazas a compartir clásicos y algunos nuevos y renovados platos que han ingresado al menú. La ejecución sigue siendo juiciosa y correcta, los sabores notables y el equipo siempre dispuesto a la mejora.
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El cuidado por los ingredientes se traduce en cada plato que muestra la experiencia que la chef ha masterizado cocinando por el mundo y el país (recordemos programa de televisión Sabe a Perú), sin perder ese gusto por las raíces que la posicionan en un terreno sólido que explora la cocina peruana con un guiño muy personal. Así, ha logrado manejar con destreza una carta del tamaño justo donde se encuentran un pulpo tierno, curries profundos (pídanse el de pollo con tomates, frescos, ajíes peruanos, piña y vegetales: pica lo preciso), conchas delicadas, pastas contundentes y un alfajor que califica entre los mejores que se pueden encontrar en Lima: de capas ligeras, aireado, rebosante de manjar. Goloso.
La carta se actualiza con los tiempos: acaba de volverse primaveral, y han ingresado opciones como el cangrejo pachikay, un cangrejo moro que se anima con pasta de ají amarillo y la salsa con kion y mirasol. En paralelo sigue en pie una despensa nutrida de sus preparaciones más solicitadas empacadas para terminar en casa; y algunos postres, como la torta de chocolate, un pecado obligatorio y casi diabólico de cacao peruano al 72% de origen San Martin con ganache y virutas de cacao al 55%; y un queque de aceite de oliva que se les irá en una sentada: suave, esponjoso, húmedo e indispensable (este es un llamado para que regrese a la carta).
A los cambios le sigue la propuesta Brutal, dark kitchen que nace desde el espíritu de Matria y su cocina libre para aterrizar en sus hogares de manera contundente y hasta para compartir. Su reponedor pollo con caldo tipo aguadito es un concertado reconfortante de sabores donde se goza mezclando el arroz y hundiendo la cuchara hasta el fondo.
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Y el arroz cremoso con los jugos de cau cau es ese revuelto casero que todos hacemos en el plato cuando bien podemos tener tiempo de preparalo en casa.
Y así, entre el refinamiento de una cocina muy personal y de producto de temporada, Matria mantiene su filosofía, con tintes nuestros y del mundo, con un acercamiento potente a lo casero. La chef se planta fuerte ante el reto de la resistencia en contextos que parecen ajenos e irreales, pero que es necesario entender que ahora debemos asimilar. Vale volver siempre, o pedir nuevamente.
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