No solo por la frescura y porque provoca lo ligero, sino para balancear la alimentación y darle protagonismo a todo lo que está de temporada. ¿Las ensaladas más ricas de Lima?
Por Paola Miglio
Pues he probado de todo y la verdad no hay tanta opción original o, si la hay, viene la mitad del recipiente o plato con lechuga y espinaca (si tienen suerte) y unos cuantos choclos y trozos de palta para darle ánimo al asunto. Eso sí, la vinagreta que se plantea acompañando el entreverado tiene que ser contundente, espesa, sino el asunto para la mayoría no funciona. Así nos hemos acostumbrado, a taparlo todo con salsas y aliños densos que atrofian el sabor del vegetal o lo ocultan descaradamente. No queremos comer ensaladas, y si comemos, que sea soberanamente mayonesuda pa’ que pase.
Este ejercicio lo vengo realizando desde hace ya varios meses: pedir ensaladas por delivery o en locales con algún guiño particular que indique que sí se pensó en el comensal al diseñarlas y hubo un ligero esfuerzo más allá del tomate y la lechuga, que además se concentró en la generación de texturas divertidas y en los buenos ingredientes. Porque esa es otra: ganada la fama, ya que salga cualquier cosa, y así hubo lugares que si bien al principio ofrecían interesantes opciones, el tiempo, el apuro y el abuso de confianza los condujeron por el camino del olvido: vegetales marchitos, carnes con sabor a guardado, choclos sancochados secos, aderezos pastosos y el recurso clásico que eleva el precio sí o sí, más no garantiza calidad: el salmón.
Ese al que todos recurren para sumarle bonus a su propuesta y que el despistado comensal no sabe ni de donde viene y cree que está comiendo “sano”. La mayoría del salmón que se come en Perú proviene de Chile, y a menos que tenga sellos que evidencien su modo de crianza y/o trazabilidad, o indiquen que es salmón salvaje, bueno pues están pagando y comiendo proteína contaminadora y contaminada y acá les dejo el link para que empiecen su investigación. La información se va actualizando, pero este es un punto de inicio para comenzar a jalar la pita.
Bueno, y entonces es en esa búsqueda incansable de ensaladas que alegren mis días y valgan su precio que he encontrado algunos datos que se los paso para que este verano quizá decidan variar la dieta y, además de hacerse algunas en casa, las exploren como plato único cuando salgan por ahí a almorzar o cenar.
Arrancamos con una de mis favoritas, la de milanesa de 500 Grados, donde la pieza de pollo es generosa y se cuece en el horno a una temperatura que permite que el interior quede jugoso y el exterior crujiente. Llega con vegetales varios, pero los interesante es el juego de verdes y hierbas aromáticas que en cada bocado recrea sabores nuevos y frescos.
Luego una de Baan, la divertida Mee krob, de origen tailandés y que balancea muy bien el dulce y el ácido. Son fideos crocantes (vermicelli) con pomelo, cebolla, hierbas y una ligera vinagreta de tamarindo. Una más simple pero que acompaña todo bien por la profundidad de su aliñado, sin tapar las virtudes de los insumos básicos, es aquella de El Bodegón: una sencillez de buena palta, tomate cortado en cubos y cebolla en pluma que nos remonta a los almuerzos después del colegio, a esas ensaladas caseras que acompañaban platos suculentos de lentejitas, trigo y quinua.
A estas se suma la selección de Pepe Huerta, un proyecto dark kitchen nacido en pandemia que apuesta por una amplia variedad de opciones bastante creativas que incluyen quesos locales, frutos secos y distintos tipos de proteína. Entre las favoritas, la Pepe y la Oriental, con chanchito asado, que además pueden pedir como adicional. Dos más que se suman, esta vez de Limaná, la ensalada Thai con mix de lechugas, castañas de caju, coco, mango y palta y la del Bosque, una brisa de espinaca con miel de trufa, uvas, queso de cabra y praliné de almendras. Y ya que estamos en lo de los quesos, para cerrar, Mó Café, donde tienen una ensalada de roast beef con queso añejo, palta y vinagreta; y una de vegetales a la parrilla con queso de cabra que vale la pena probar.
Un último dato, si pasan por Panchita van a encontrar el mejor y más equipado salad bar. Como para servirse más de un plato y dedicar la estancia entera a la probandera. Con esto pueden comenzar a experiementar, mientras seguiré en la búsqueda y convencida de que la ensalada debería pasar como plato entrante o principal y no como mero acompañamiento. Es momento de exprimir más la creatividad y no hacer de la carne (que si bien puede estar) la protagonista siempre del espectáculo. Ah, un sugerencia para los aliños: cuando el insumo es bueno no se necesita mucho, sal, quizá pimienta, aceite de oliva y balsámico o/y limón. Listo.
Hay espacios donde pueden encontrar también propuestas interesantes que arman con las sugerencias de bases y agregados disponibles. La calidad de los insumos es buena, pero ahí claro, en la creatividad y gusto mandan ustedes. Por ejemplo el arma tu bol de Happy Days o Sexy Green, o de Quinoa.
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