Los restos del papa Francisco yacen bajo el artesonado de la Basílica Papal de Santa María la Mayor en Roma, cuyo techo y estructura está recubierto con oro proveniente de América, en su mayoría del territorio peruano
Por Fiorella Ramírez Menacho
El papa Francisco, fallecido el 21 de abril a los 88 años, había expresado desde hace tiempo su deseo de tener un entierro sencillo. Rechazando la habitual sepultura en la Basílica de San Pedro, optó en cambio por Santa María la Mayor, una iglesia que visitó frecuentemente durante su pontificado para rezar ante el venerado icono de la Virgen María, Salus Populi Romani.
Su tumba, hecha de mármol de Liguria, lleva únicamente la inscripción «Franciscus» y una reproducción de su cruz pectoral, en línea con su compromiso de humildad.

La Basílica de Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas mayores de Roma y la única que conserva su estructura original.
La conexión histórica entre Perú y Roma
La basílica en sí está cargada de historia. Construida en el siglo V por el Papa Sixto III tras el Concilio de Éfeso, es una de las cuatro principales basílicas papales de Roma y la iglesia más antigua dedicada a la Virgen María.
Su artesonado renacentista, diseñado por Giuliano da Sangallo y completado por su hermano Antonio, fue dorado con oro que, según la tradición, fue el primero traído del Nuevo Mundo. Este recurso fue ofrecido por los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, al Papa Alejandro VI, de origen español, para embellecer iglesias, obras de arte y catedrales.

Desde 1647, los reyes de España son protocanónigos honorarios del cabildo de la basílica, reflejando su profunda relación histórica y religiosa.
Además del techo dorado, la basílica alberga mosaicos del siglo V que narran historias del Antiguo Testamento, una reliquia de la cuna del Niño Jesús traída desde Belén en el siglo VII y la venerada imagen bizantina de la Salus Populi Romani, protectora del pueblo romano. Esta imagen ha sido objeto de especial devoción por parte del Papa Francisco, quien la visitaba antes y después de cada viaje apostólico .
Funerales de papa Francisco
El cortejo fúnebre, celebrado el 26 de abril, congregó a aproximadamente 250,000 personas en la Plaza de San Pedro, y otras 150,000 se alinearon a lo largo de la ruta hacia Santa María la Mayor. A este grupo se sumó 130 delegaciones oficiales, incluyendo 50 jefes de Estado y 10 monarcas, en una ceremonia que destacó por su solemnidad y alcance global.
Entre los asistentes se encontraban líderes políticos de diversas naciones: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado por la primera dama Melania Trump; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el presidente de Argentina, Javier Milei; y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. También estuvieron presentes el príncipe William del Reino Unido y el primer ministro británico, Keir Starmer.

El ataúd del papa Francisco fue llevado a la basílica de Santa María la Mayor, en cumplimiento de su deseo expreso.
La realeza tuvo una destacada representación con la presencia de los reyes de España, Felipe VI y Letizia; el príncipe Alberto II de Mónaco; y el rey y la reina de Bélgica, Felipe y Matilde. Además, asistieron representantes de casas reales no reinantes, como el príncipe de Venecia y los duques de Aosta.
La ceremonia fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re y se caracterizó por su tono sobrio y reflexivo, en línea con el estilo pastoral del pontífice. Durante la misa, se resaltó el compromiso del papa Francisco con la paz, la justicia social y la defensa de los más vulnerables.
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