Desde su local IQ Gym, ubicado en San Isidro, Rafael explicó para COSAS cómo esta corriente terapéutica ha cambiado su vida y la de sus clientes: una alternativa segura, eficiente y científicamente respaldada.

Por: Mery Jiménez

Rafael Velarde Balcázar lleva casi tres décadas dedicándose al entrenamiento físico y es el coach favorito de la clientela más exigente de Lima. Pero fue cuando su propio cuerpo comenzó a resentir el paso del tiempo, descubrió la electroestimulación: una tecnología que combina corriente terapéutica y software para lograr contracciones musculares profundas y seguras, para un entrenamiento 150 veces más intenso que el gimnasio, que funciona incluso en personas lesionadas.

Aunque no fue el primero, en 2017 trajo este método al Perú, y lo popularizó debido a que prácticamente todos los alumnos que entrenaban con él optaron por iniciarse en este programa, entre quienes figuran Nichi Belmont, Coque Ossio, Sabina de Szyszlo, Stephanie Cayo, Catalina Garrid y más.

Hoy, a sus 53 años, lidera IQ Gym, un centro que continúa apostando por la electroestimulación como el futuro del fitness personalizado. Desde San Isidro, busca profesionalizar un sistema que, usado con rigor, puede transformar no solo la apariencia, sino también la salud y movilidad de quienes lo adoptan.

Rafael manifestó su deseo de que todos puedan probar en algún momento de su vida esta tecnología.

En términos sencillos, ¿qué es la electroestimulación?

Es una corriente terapéutica que hoy funciona también como un software. Genera una contracción involuntaria de casi el 100% de la masa muscular. Así estés lesionado, te fortalece. Es un acelerador: 20 minutos equivalen a cinco horas de pesas si quieres ganar músculo, o a tres si buscas bajar grasa. Y esto se demuestra en exámenes: los niveles de CPK pueden subir a casi 1000, cuando con una hora de entrenamiento tradicional apenas llegan a 200. Por eso lo llamo entrenamiento inteligente.

¿En qué momento decides convertir esta corriente terapéutica en tu proyecto de vida?

Luego de 25 años como entrenador personal, el cuerpo empezó a pasarme factura. Aunque entrenes, comas bien y no tomes, te das cuenta de que ya no te recuperas igual. Me dolía más, me cansaba más. No quería dejar de entrenar, así que probé la electroestimulación. Al inicio tuve miedo, pero investigué y vi que se usa hace más de 80 años con protocolos definidos.

¿Cómo has sacado adelante este proyecto?

Emprender no ha sido fácil. Ha sido un camino intenso, entonces ahora estoy totalmente enfocado. Estoy aquí [en el gimnasio] todo el día y feliz, no me molesta, siempre fue mi pasión, no reniego por ello y lo agradezco. Suelo cuidarme mucho, por el momento estoy bien enfocado en consolidar mi marca, que sea un modelo de franquicia con la electroestimulación, ya que hubo otros que llegaron, pero desaparecieron.

Empezó como entrenador personal a los 24 años. Hoy, a sus 53, Rafael Velarde apuesta por revolucionar el entrenamiento físico en el Perú.

Esta es la tercera vez que emprendes en este negocio.

Sí, inicié con un primer nombre que se llamaba Bio H Fit; fue un boom total acá en San Isidro, tanto así que al segundo año tuve que poner un segundo local, pero vino la pandemia y la historia ya todos la conocemos. Luego lo volví a intentar con Startline Fitness en plena pandemia pero no me fue bien por temas operativos, y, bueno, esta vez con IQ Gym, la curva de aprendizaje ya estaba alta, así que solo es cuestión de tiempo para poder crecer y expandirme, porque la verdad que tengo personas que quieren hacer esto en otros distritos y me parecería justo poder hacerlo, pero hacerlo bien.

«Escaneamos a los clientes con tecnología 3D. Vemos exactamente cuánto músculo ganan, cuánta grasa pierden. Todo es medible».

¿Cómo fue tratar de reinventarte luego de la pandemia? 

La verdad, nunca paré de trabajar. Lo primero que hice en ese momento fue comprarme una camioneta; la equipé, contraté un chofer y empecé a ir a las casas desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche. Tenía ocho entrenadores y cuando abrí mi local, los clientes que recibían el servicio en casa vinieron; tenía unos 50 o 60.

Volviendo a la electroestimulación, ¿quiénes pueden beneficiarse de este método? ¿Hay restricciones?

Es de bajo impacto, pero hay restricciones absolutas establecidas por la ciencia: personas con epilepsia, trombosis, diabetes, marcapasos o embarazadas no deben hacerlo. Pero fuera de eso, cualquier persona puede. Y no se hace más de una o dos veces por semana, por la intensidad del trabajo muscular.

Lamentablemente, hay gente que trabajó conmigo, compró sus máquinas y ahora entrena a algunos de mis clientes, pero mal. Hacen sesiones cinco veces por semana, eso te revienta el riñón. Como al inicio las personas sienten nada creen que no funciona, entonces suben la intensidad al máximo y terminan con el cliente en la clínica, con dolor una semana y hasta morfina. Por eso yo uso mi propio programa, y todo hoy en día es tecnología: te tomo un escáner corporal 3D para mostrarte tu antes y después, esterilizamos los jackets, contamos con un purificador clínico de aire, un equipo que alcaliniza el agua y es recomendado porque regula el PH.

Equilibrio total: en IQ Gym no solo entrenas, también te escanean con tecnología 3D y tomas agua alcalina, para un enfoque de salud integral basado en datos reales.

«Me siento orgulloso de mis clientes. Por ejemplo, Nissa Maneschy, diseñadora y amiga. Cecilia Valenzuela y su esposo Alfredo Torres. También Harold Gardner, un ejecutivo que ahora vive en Europa. Todos ellos han confiado en mí».

Entonces, este entrenamiento no causa dolor.

No, para nada. Hay muchos mitos alrededor de esto que se van a quedar calvos, que van a perder la vista, y cuando les pregunto quién les ha dicho eso, me responden: «mi entrenador». Eso es desinformación. La corriente terapéutica no transmite calor; es imposible que te quemes, te carbonices, te prendas en fuego o explotes. Es algo completamente seguro si es operado de manera profesional. En ocho años no he tenido accidentes.

¿Cuál dirías que es la mayor ventaja frente al ejercicios convencional?

Que es mucho más eficiente. No solo por tiempo, sino por resultados. En Lima nadie te demuestra nada. Acá escaneamos a los clientes con tecnología 3D. Vemos exactamente cuánto músculo ganan, cuánta grasa pierden. Todo es medible. Tenemos clientes muy mayores que recuperan músculo al toque, porque acá vienen personas que tienen diferentes lesiones porque siguieron entrenando como yo al mismo ritmo, tienen condromalacia, hernias, bursitis, tendinitis, hemorroides; pero la electroestimulación la puedes hacer aunque estés lesionado.

¿Y cómo es el proceso después del entrenamiento?

Solo hay una indicación: no tomar alcohol por 72 horas. Luego puedes seguir tu vida normal. Las mujeres casi no sienten cansancio; los hombres sí, un poco más. Pero nada grave. No hay dolor de cabeza, náuseas ni malestar, nada de eso.

Para el dueño de IQ Gym todos sus clientes son importantes y reconoce sentirse feliz de quienes han confiado en él, como es el caso de Harold Gardner, con quien posa en la instantánea.

¿Hay alguna historia de transformación que te haya marcado?

Tenía un cliente que casi no podía caminar por una lesión en la columna, producto de un mal masaje en Tailandia. En cuatro semanas, estaba caminando perfectamente. Otro cliente con un ACV también recuperó movilidad. Yo me quedé totalmente sorprendido. Esas cosas te reconfortan porque de verdad es eso, al final ayudamos no solamente para que tu parte estética mejore y te sientas mejor de verte bien.

¿Alentarías a otros entrenadores personales a sumarse a este rubro? 

Sí, que salgan de su zona de confort. Que den el siguiente paso. Nadie está usando esta tecnología de forma seria en Perú. Hay que dejar el miedo y apostar por lo nuevo. Sí, algunos exempleados míos ahora la usan mal, sin protocolos, con accidentes. Pero si lo haces bien, profesionalmente, no solo ayuda, sino que transforma vidas.

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