Son viviendas hermosas hechas con la basura del mundo. Representan, además, una evidencia de que un objeto descartado no es, necesariamente, inservible, y de que el reciclaje real está lejos de separar plásticos de vidrios. Las Earthships (o ‘naves-tierra’) se presentan como la gran alternativa de vivienda sostenible del presente.
Por Alejandra Nieto Ilustración de Elmer Yarmas
“Buzzwords”, o palabras de moda como ‘sostenible’, ‘ecológico’ o ‘verde’, plagan anuncios y carteles. Las encontramos tanto en los supermercados como en los frascos de maquillaje y los avisos de edificios que decoran sus balcones con plantas. Las Earthships, en cambio, no hacen publicidad, pero parecen lograr eso que tantas palabras juntas muchas veces no consiguen: una apuesta sostenible al cien por ciento.
Es innegable: una casa nunca es solo una casa; un edificio, menos. El impacto está por todos lados: cada vivienda tradicional tiene dependencia directa de combustibles fósiles (como una conexión de gas); requiere de electricidad y agua que pueden venir de ciudades con un consumo planificado y responsable o no, y que pueden ser producidas o transportadas en detrimento de zonas naturales o con energía altamente contaminante. Tanto en una ciudad como Lima, con una alta cuota de escándalos que vinculan construcción y corrupción, como en ciudades como Ámsterdam, una de las más planificadas del mundo, la pregunta salta a la vista: ¿es posible hablar de una vivienda que sea completamente sostenible?
“Nada entra a esta casa. No hay líneas eléctricas, líneas de gas, alcantarillado, líneas de agua que entra, no se usa energía”, afirma Michael Reynolds en el documental “Garbage Warrior” (Oliver Hodge, 2007), filme que lo presenta como el creador de la vivienda en máximo balance con el ecosistema. “Lo que hace este tipo de casas es tomar todos los aspectos de tu vida y ponerlos en tus propias manos. Una familia de cuatro podría sobrevivir aquí sin tener que ir a la tienda”, afirma. Es una promesa enorme que se ha convertido en el sueño de muchas personas cansadas de depender de sistemas cuyas consecuencias escapan constantemente de su control.
El problema y el sueño
Michael Reynolds se graduó en 1969 de la carrera de Arquitectura con preocupaciones similares a las que mantenemos en la actualidad. La contaminación era noticia y sus consecuencias eran anunciadas como la muerte del planeta. En ese entonces, su primer proyecto fue elaborar ladrillos a partir de latas, en tiempos en los que la idea de reciclaje no había ni comenzado a difundirse. Por esos años, Reynolds se mudó al desierto de Nuevo México, específicamente a Taos. El área se convirtió en su centro de experimentación. Para 1978, la primera casa ya estaba lista.
Las primeras Earthships pasaron por diferentes modelos de diseño, materiales y sistemas constructivos, pero todos reutilizaban desechos. Poco a poco, se fue implementando el uso de materiales naturales. Actualmente, la empresa Earthship Biotecture of Taos, en Nuevo México, sigue diseñando estas viviendas bajo la batuta de Michael Reynolds. Sus creaciones son completamente autosuficientes, sin carecer de ninguna de las necesidades básicas de un hogar moderno. Utilizan energía solar o eólica, tienen un sistema de regulación de temperatura (la mantienen entre los 17º y 24º), tratan sus aguas residuales y consideran un espacio de cultivo y compostaje.
Taos es hoy un vecindario de casas espectaculares. Si bien cuando Reynolds empezó el proyecto la funcionalidad fue la rama principal de investigación, con el tiempo las Earthships se han vuelto de un lujo extraordinario; exaltan la rareza de poseer algo único que no lastima al planeta. Hoy, videos virales de TikTok las muestran como hogares soñados en paisajes de Bélgica, Reino Unido, Francia, Portugal, Holanda, Suiza, Dinamarca, Argentina y Sudáfrica. Se trata de una alternativa en sostenida expansión global.
Casas DIY
Si bien Earthship Biotecture, empresa de Reynolds, puede construir una casa particular a solicitud de un cliente, parte de su planteamiento como organización consiste en educar más que en vender. Por eso, en su página web es posible encontrar instrucciones detalladas para construir el drenaje o aislar los interiores de las inclemencias del clima externo. También ofrecen talleres y organizan visitas a algunas de sus construcciones. La idea es que el conocimiento esté al alcance de todos.
“Si bien cuando Reynolds empezó el proyecto la funcionalidad fue la rama principal de investigación, con el tiempo, las Earthships se han vuelto de un lujo extraordinario; exaltan la rareza de poseer algo único que no lastima al planeta”.
Los conceptos tienen la complejidad y sencillez de una línea recta capaz de unir dos puntos de la manera más eficiente posible. La casa se mueve sobre seis conceptos clave. Primero, la comida, que se soluciona con huertos exteriores e interiores. Segundo, la energía se obtiene mediante paneles solares y/o captación eólica. Tercero: el agua limpia viene de la captación de lluvia o humedad y de un sistema de filtración para hacerla potable. Cuarto: el tratamiento de residuos consiste en compostar y reciclar. Quinto: el desagüe involucra un sistema de tratamiento de aguas negras y otro de aguas grises. Finalmente, en sexto lugar está el albergue, que es todo aquello que permite la vida cómoda.
Lo esencial es utilizar aquello que está disponible. Por ejemplo, el lado de la casa que reciba más sol tendrá paneles solares; de hecho, muchas casas son construidas en forma de herradura, para recibir toda la luz posible. Los muros son densos, para aislar los ambientes de la temperatura exterior. Los materiales son locales, fabricados con un mínimo de energía y de alta durabilidad. Un ejemplo de esto son las llantas, usadas para la base y las paredes, que son especialmente valiosas por su inercia térmica, como lo son también la paja, los sacos de tierra o las piedras. Los acabados se hacen con adobe y hormigón.
Es posible todavía mudarse a Taos o a cualquiera de los otros vecindarios de Earthships que existen en el mundo. La mayoría opera como comunas, donde los vecinos pueden ayudarse, compartiendo reglas armónicas de convivencia. Este movimiento quiere limitar la participación del estado y confía en casi una utopía: la anarquía sin caos basada en la autosuficiencia.
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