Abrazando principios de sostenibilidad y buen diseño, el arquitecto Martín Dulanto y Puna Estudio han materializado un espacio de profunda conexión con la selva cusqueña: Casa Manire. 

Por Giacomo Roncagliolo Fotos NOMA

Si uno sigue la Carretera Interoceánica desde la ciudad de Cusco en dirección a Puerto Maldonado, des pués de unas cuatro horas, alcanza Quincemil, un pueblo localizado en plena selva alta, dentro de la provincia de Quispicanchi. Allí, el estudio de diseño e interiorismo Puna —en colaboración con el arquitecto Martín Dulanto— ha levantado un refugio sostenible dentro de la propiedad de la familia de Yerko Zlatar, quien junto a Mariana Otero conforma la médula creativa del proyecto. Rodeada por vegetación y plantaciones de plátano, cacao y té —así como de antiguas ruinas de piedra que décadas atrás fueron aprte del fundo de la familia de Yerko—, se asoma la Casa Manire, un estupendo ejemplo de vinculación entre el hombre y la naturaleza.

Casa Manire

La visión de Puna Estudio (Mariana Otero y Yerko Zlatar) fue aterrizada por el arquitecto Martín Dulanto en un proyecto cuyo diseño, materialidad y ejecución nacen de un objetivo común: mimetizar el paisaje con la huella humana.

La búsqueda de un refugio

Después de la pandemia, después de sentirnos tan encarcelados en Lima, nos dijimos que era hora de construir un espacio propio (para Yerko, para mí y para nuestros hijos) en otro entorno”, dice Otero —una de las cabezas de Puna— cuando rememora el germen del proyecto. “Yerko también llevaba años pensando en construir en la propiedad de su familia. Y con Martín teníamos la idea de trabajar juntos desde hace mucho tiempo. Fue la oportunidad perfecta”.

Casa Manire 3

El techo volado de Casas Manire protege la terraza de la lluvia y el sol, al tiempo que invita a disfrutar del cuadro natural sin interrupciones. Una inmersión total en la puerta sur de la Amazonía.

El paisaje como protagonista

Al momento de decidir dónde ubicar la casa, no solo se pensó en que tenía que mirar hacia la montaña y el río, el cuadro de gran magnificiencia que indudablemente había que aprovechar, sino también en hacerlo de tal forma que la selva no se viera tan afectada por la huella del hombre. Las bases estructurales fueron colocadas al lado de un gran árbol que hoy es su complemento y compañero. “La clave era entender que el protagonista era el paisaje, y que la casa en realidad sería el medio que permitiría habitar ese paisaje”, explica el arquitecto Martín Dulanto.

Casa Manire fue diseñada bajo la influencia de las cabañas de bosque japonesas, con una plataforma que se eleva sobre el suelo orgánico.

Casa Manire fue diseñada bajo la influencia de las cabañas de bosque japonesas, con una plataforma que se eleva sobre el suelo orgánico y que, además de conformar la terraza principal, también permite un tránsito alrededor de la vivienda, en contacto con todos los frentes de abudante vegetación. “Ese estilo japonés viene de una sensibilidad, de una manera de vincularse con la lluvia y el entorno”, subraya Dulanto. Fiel a su estilo, el arquitecto se aseguró de que el techo de la terraza prescindiera de columnas a fin de no interrumpir la contemplación del poderoso paisaje.

“Hay tanta abundacia en el paisaje que, para la casa, bastaba con implementar lo básico: un balance que asegurara comodidad y, por supuesto, buen diseño”, señala Mariana Otero.

Mimetizarse con la selva

Sobre el estilo interior, Otero señala que las ideas que amarraron el concepto fueron la sencillez y la austeridad: “Hay tanta abundacia en el paisaje que, para la casa, bastaba con implementar lo básico: un balance que asegurara comodidad y, por supuesto, buen diseño”. Líneas muy limpias, ventanas de piso a techo y una doble altura que brindara amplitud a los espacios orientaron el desarrollo de los ambientes. De entre ellos, la joya es el altillo construido sobre el segundo dormitorio. A veces estudio, a veces salón de yoga o meditación, este espacio versátil cuenta con un gran ventanal que permite mirar la selva desde una altura distinta, potente y estimulante.

“Queríamos ampliar este estilo de trabajo a una experiencia que fuera total, que te permitiera desconectarte y tener la posibilidad de que tu vida transcurra con lentitud. Todo lo contrario a lo que uno vive en una ciudad como Lima”, comenta Yerko Zlatar.

Enfoque slow living

Para Yerko Zlatar, este proyecto de vivienda es una extensión del trabajo que desde Puna ha venido haciendo por años junto a Mariana Otero. Un enfoque slow living en el que su visión como diseñadores entra en colaboración con la destreza de artesanos de diversas comunidades. “Queríamos ampliar este estilo de trabajo a una experiencia que fuera total, que te permitiera desconectarte y tener la posibilidad de que tu vida transcurra con lentitud. Todo lo contrario a lo que uno vive en una ciudad como Lima”, comenta Zlatar. Además de implementar mano de obra local, la casa se trabajó principalmente con madera ana caspi, certificada como ecológica y proveniente de bosque sembrados de Puerto Maldonado. También se utilizó piedra volcánica de Cusco.

Casa Manire

El vidrio también fue clave en este aspecto. Desde adentro, sientes que la vegetación ingresa a través de las ventanas, las que producen un reflejo que multiplica el verde que hay alrededor, cuando son vistas desde afuera”, indica Zlatar.

En el techo, se implementaron planchas de fibra natural que se mimetizan con el paisaje debido a su aspecto oscuro, que cambia de color con el tiempo debido al musgo, acercándose así al verde de la selva. “Son muy interesantes las diversas maneras en que la casa se va integrando a su contexto”, subraya Zlatar. “El vidrio también fue clave en este aspecto. Desde adentro, sientes que la vegetación ingresa a través de las ventanas, las que producen un reflejo que multiplica el verde que hay alrededor, cuando se las ve desde afuera”, prosigue Zlatar.

La transparencia de los ambientes sociales integra los interiores con el contexto, trayendo el verde natural hacia adentro y permitiendo vincularse con él de distintas formas, conforme uno transita por la casa.

Arquitectura y diseño sostenibles

A todas luces, Casa Manire constituye un ejemplo de arquitectura y diseño sostenibles que demuestra que la intervención humana puede avanzar con armonía en los paisaje naturales. Su innovación es reflejo de una filosofía que abarca en medidas iguales la estética, la funcionalidad y la aproximación respetuosa hacia los espacios. Sumergida en una selva frondosa, su estructura geométrica se eleva como un puente entre el hombre y la madre tierra, un tejido que conecta distintas épocas, especies y miradas sobre el mundo. Un mundo que cambia, inevitablemente, pero cuyo futuro depende de nuestras formas de vincularnos con él.

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