El look adulto de la joven actriz de Stranger Things, abre aún más el debate acerca de las estrellas a las que la industria del cine y la tv les roba su juventud. Millie Bobby Brown es uno de los casos más resaltantes.

Por Redacción COSAS

 En el afán por descubrir a nuevos talentos, la industria del entretenimiento hizo ingresar muy jóvenes a su factoría a personajes como Macaulay Culkin, Lindsay Lohan, Demi Lovato o Britney Spears. Pero aunque ellos conservaron su niñez, en el tiempo sucumbieron ante el ritmo de vida vertiginoso al que se vieron sometidos, cayendo en las mismas tentaciones que estrellas más adultas bajo el influjo de las drogas y los excesos. Dicho panorama no ha mejorado en estos tiempos, ya que las nuevas celebridades ni siquiera parecen tener tiempo para disfrutar de sus “años maravillosos”.

¿Quisiera ser grande?

Basta con ver fotos de adolescencia de los artistas citados y compararlos con ídolos teenagers de hoy para entender la dimensión del problema. En el caso de las chicas, es más notorio el afán de sexualizarlas y darles el mismo glamour que exhiben muchas actrices entre los veintes y treintas. Un personaje representativo lo es Millie Bobby Brown. Cuando la serie Stranger Things apareció en 2016 para reinstalar la nostalgia ochentera heredera de los Goonies, E.T. o Stand By Me, la pequeña se robó el corazón como la enigmática Eleven. No tuvo que pasar mucho tiempo para que a sus trece años, la naciente estrella comenzara a aparecer en alfombras rojas con el look de una femme fatale. La señal de alarma se dio cuando la revista W la eligió a tan tierna edad como una de las actrices sexis de la televisión. Más contradictorio resultaba que compartiese lugar en la lista junto a colegas maduras como Keri Russell o Nicole Kidman.

Ahora que la muchacha ya es una quinceañera, su llegada a los SAG Awards dejó boquiabierto a más de uno. Su look, extremadamente adulto, dejaba la sensación que a la menuda Eleven le habían robado la juventud por completo. Es obvio que esto no es nuevo en este mundillo, pero casos aislados como los que alguna vez vivieron estrellas precoces que van desde Shirley Temple a Brooke Shields, ahora son una peligrosa tendencia.

La fragilidad de las niñas sexis

Según un informe del Parlamento Europeo, “la sexualización supone también la imposición de una sexualidad adulta a las niñas y los niños, que no están ni emocional, ni psicológica, ni físicamente preparados para ello”. La afirmación no se basa en mojigatería o moralismo alguno, sino en hechos concretos como la influencia negativa de la sexualización en la autoestima, llegando en algunos casos a transtornos de alimentación con repercusión psíquica.

Este tipo de situaciones tienen lugar cuando la factoría de Hollywood ve en sus nuevos talentos a máquinas de hacer dinero desde muy temprana edad, motivando, sin querer, su propia destrucción. Pero aun cuando las malas conductas son señaladas, poco o nada se hace para corregirlas. Mientras las banderas del #MeToo se enarbolan furibundas para defender los derechos de la mujer, la preocupación de la industria se dirige más al ambientalismo. Pero del presente problema, poco o nada se dice. Chicas como Millie Bobby Brown merecen disfrutar de la magia de su juventud fuera de los reflectores.