Martín Vizcarra no es el primer vicepresidente que ha tenido que ponerse los chimpunes para entrar a jugar un partido ya empezado. Otros también debieron hacerlo, ya sea por la muerte, renuncia o destitución del jefe de Estado. No todos tuvieron gestiones exitosas o pudieron acabar su mandato. Aquí repasamos los casos más emblemáticos.

Por Débora Dongo-Soria S.

No hay primero sin segundo, pero no todos permanecen en la memoria ciudadana. Eugenio Larrabure y Unanue y Walter Mondale ocuparon cargos importantes en el Perú y Estados Unidos, respectivamente, pero hoy pocos se acuerdan de ellos. Nunca alcanzaron la notoriedad de las personas a las que estaban encargadas de relevar ante una eventualidad que los obligara a dejar su puesto. Larrabure y Unanue fue vicepresidente del Perú durante el primer gobierno de Augusto B. Leguía (1908-1912). Mondale fue vicepresidente del gobierno de Jimmy Carter (1977-1981). Ahí se quedaron. En cambio, políticos como Gerald Ford y Michel Temer dejaron la banca de suplentes y, para bien o para mal, ya tienen aseguradas varias páginas en los libros de historia. Se convirtieron en presidentes de Estados Unidos y Brasil, tras la renuncia de Richard Nixon (1974) y la destitución de Dilma Rousseff (2016), respectivamente.

En el Perú, a Martín Vizcarra le tocó saltar a la cancha cuando el partido estaba caliente. El 23 de marzo juró como presidente tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, en medio del escándalo que generaron los ‘Mamanivideos’. Así, Vizcarra se ha convertido en el sexagésimo primer presidente del Perú y le corresponde quedarse en el cargo hasta el 28 de julio de 2021. Dispone de cuarenta meses para demostrar que está a la altura del partido. Tendrá que sumar fuerzas, aliviar la indignación ciudadana y combatir la corrupción, la inseguridad y la lentitud en las obras de la reconstrucción del norte. En política exterior, su primer reto será resolver el impasse con el presidente venezolano Nicolás Maduro, tras el retiro de la invitación a la VIII Cumbre de las Américas, a celebrarse los días 13 y 14 de abril en Lima.

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Martín Vizcarra asumió la presidencia del Perú el 23 de marzo, tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski. Le corresponde gobernar hasta julio de 2021

El papel que le toca a un vicepresidente en nuestro país es el de reemplazar interinamente al presidente de la República durante su ausencia por viaje o suspensión, y hacerlo de manera permanente en caso de vacancia, renuncia o muerte. Si no puede hacerlo, asume el segundo vicepresidente. Que el suplente tenga un suplente es una particularidad peruana. Vizcarra no ha sido el primero en asumir el poder de forma permanente. Por ejemplo, Juan Antonio Pezet lo hizo en 1863 al morir el presidente Miguel de San Román, justo cuando se iniciaban las tensiones con España. Fue defenestrado, acusado de traición a la patria por las concesiones que hizo a los peninsulares. Serapio Calderón asumió en 1904, tras la muerte del presidente Manuel Candamo y de su vicepresidente Lino Alarco. Obedeciendo a la Constitución de esa época, Calderón convocó a nuevas elecciones ese mismo año.

Antecedentes

El internacionalista Óscar Vidarte explica que en países tan caudillistas y con instituciones tan frágiles como los de nuestra región, los vicepresidentes que llegan al poder son muy débiles. Incluso a algunos ni siquiera se les permite cumplir con su obligación. Cuando Alberto Fujimori había sido vacado, Francisco Tudela se vio obligado a renunciar a la primera vicepresidencia por la presión popular generada ante la evidencia del carácter espurio del régimen del que formaba parte. Poco después lo hizo el segundo vicepresidente, Ricardo Márquez. En medio del vacío de poder, Valentín Paniagua fue nombrado presidente del Congreso, tras lo que le correspondió asumir la presidencia de la República y convocar a elecciones.

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En 2013, Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela, tras la muerte de Hugo Chávez.

Otro caso fue el del vicepresidente boliviano Carlos Mesa. En 2003 relevó a Gonzalo Sánchez de Lozada, quien había renunciado a la presidencia debido a la denominada ‘Guerra del Gas’. Pero Mesa no pudo concluir su mandato. Sin partido propio ni apoyo en el Congreso, y con varias protestas populares, renunció al cargo dos años después. Eduardo Rodríguez, entonces titular de la Corte Suprema de Justicia, fue designado como presidente interino para convocar a elecciones anticipadas, las cuales ganó Evo Morales. También hubo casos de vicepresidentes exitosos, como el del brasileño Itamar Franco. El 29 de diciembre de 1992 asumió la presidencia, luego de la renuncia de Fernando Collor de Mello poco antes de que el Congreso iniciara un juicio político en su contra por corrupción. Franco y su ministro de Hacienda, Fernando Henrique Cardoso, idearon el Plan Real de ajuste económico que estabilizó la economía, tras décadas de una galopante inflación.

Asimismo, se ha dado el caso de un vicepresidente que tuvo que gobernar desde el principio del mandato, ante la imposibilidad del titular. En enero de 1985, Tancredo Neves fue elegido presidente de Brasil. Iba a asumir el 15 de marzo, pero doce horas antes fue internado por una apendicitis aguda que le causó la muerte. José Sarney, su vicepresidente, ejerció todo el período presidencial.

En el Perú, la vicepresidencia única aparece por primera vez en la Constitución de 1823. Desaparece en 1834, reaparece en 1856, y en 1860 se crea la doble vicepresidencia. Recién en 2006 una mujer ocupa el cargo: Lourdes Mendoza del Solar fue segunda vicepresidenta en el segundo gobierno aprista. El constitucionalista Luis Elguera precisa que los vicepresidentes no pueden ser destituidos, vacados o reemplazados, pero sí pueden renunciar, como pasó con Tudela y Márquez en el año 2000. También lo hizo Raúl Diez Canseco en 2003, quien era vicepresidente y ministro de Comercio Exterior y Turismo. Fue acusado de tráfico de influencias por supuestamente haber favorecido al padre de su hoy esposa. Primero renunció al ministerio y luego a la vicepresidencia. Con su salida, Alejandro Toledo se quedó con un solo vicepresidente, David Waisman, con quien tuvo varias discrepancias. Lo mismo le pasó a Ollanta Humala, quien se quedó solo con Marisol Espinoza. En 2012, renunció Omar Chehade, como consecuencia de un escándalo de tráfico de influencias en el que se vio involucrado.

Cambios tácticos

En Estados Unidos solo ha habido dos intentos de impeachment a un presidente. En ambos casos los mandatarios eran del partido demócrata: Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998, pero el Senado rechazó ambos pedidos. En 1974, Richard Nixon dimitió a la presidencia por el caso Watergate, justo antes de que el Congreso iniciara un proceso de vacancia en su contra. Ha sido el único presidente estadounidense en renunciar al cargo. Gerald Ford, su vicepresidente, asumió el mando. Su primera decisión fue liberar a Nixon de cualquier delito.

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Gerald Ford asumió el cargo cuando Richard Nixon renunció a la presidencia estadounidense por el caso Watergate en 1974.

Ford no llegó a la presidencia mediante el voto popular, y tampoco a la vicepresidencia. Nixon llegó a la Casa Blanca con Spiro Agnew como su vicepresidente, pero en 1973 este fue procesado por haber evadido impuestos durante su periodo como gobernador de Maryland. Fue hallado culpable y sentenciado a tres años de libertad condicional. En octubre de 1973 renunció a su cargo y se tuvo que aplicar, por primera vez, la Vigesimaquinta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que autoriza al presidente a designar a un vicepresidente. Nixon eligió a Ford, quien lo acompañó solo durante ocho meses antes de su renuncia. Cuando se convirtió en presidente, Ford escogió a Nelson Rockefeller como su vicepresidente.

Ser el hombre más poderoso del mundo es un oficio muy peligroso. De los cuarenta y cinco presidentes de Estados Unidos, cuatro han sido asesinados. Uno de los más recordados es el asesinato de John F. Kennedy en 1963. Lo reemplazó su vicepresidente, Lyndon B. Johnson, a quien se le recuerda por expandir la participación de su país en la Guerra de Vietnam y por leyes que intentaron acabar con la segregación racial. En 1964 postuló y ganó las elecciones. 

Otros cuatro presidentes estadounidenses murieron por problemas de salud mientras ejercían el cargo. Uno de ellos fue Franklin D. Roosevelt, quien falleció en 1945. Harry S. Truman había sido su vicepresidente durante ochenta y dos días cuando tuvo que reemplazarlo. “Me sentí como si la Luna, las estrellas y todos los planetas hubieran caído sobre mí”, dijo luego de asumir el cargo. Pasó a la posteridad por autorizar el lanzamiento de las dos bombas atómicas contra Japón que dieron fin a la Segunda Guerra Mundial.

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En Estados Unidos, Harry S. Truman reemplazó a Franklin D. Roosevelt en 1945

En América Latina hemos tenido sucesiones más llamativas. Por ejemplo, el descontento popular y el retiro del apoyo de las Fuerzas Armadas obligaron al presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez a escaparse por los techos del Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, e intentar huir de la capital en un helicóptero para pedir asilo político. El Congreso lo destituyó por abandono del cargo y lo reemplazó el vicepresidente Alfredo Palacio en 2005. Además, en Paraguay, Federico Franco asumió la presidencia tras la criticada destitución de Fernando Lugo en 2012.

La sucesión más recordada es la de Nicolás Maduro en Venezuela. Antes de que Hugo Chávez muriera, ya había designado a Maduro –su vicepresidente entre 2012 y 2013– como su sucesor político. Tras la muerte del comandante en 2013, Maduro se convirtió en presidente encargado hasta la celebración de nuevas elecciones, las cuales ganó por un estrecho margen. Ya conocemos el resto de la historia.

También recordamos la toma de mando, en 2016, de Michel Temer en Brasil. Había compartido gobierno con Dilma Rousseff durante más de cinco años, pero su partido (PMDB) decidió apoyar la destitución parlamentaria contra la presidenta por violación de normas fiscales. Temer se había quejado de ser un vicepresidente decorativo y antes de que Rousseff dejase el cargo se difundió un audio en el que él se dirigía al pueblo brasileño como presidente. Rousseff lo acusó de encabezar una conspiración en su contra y acusó a sus opositores de golpistas.

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La destitución de Dilma Rousseff, en 2016, convirtió a Michel Temer en presidente de Brasil.

También hemos tenido sucesiones a medias. Luego del autogolpe de 1992, el disuelto Congreso peruano declaró la vacancia de Alberto Fujimori y nombró jefe de Estado al entonces vicepresidente Máximo San Román, quien juró el cargo en la sede del Colegio de Abogados de Lima y usó la banda presidencial del exmandatario Fernando Belaunde. Sin embargo, nunca logró el apoyo popular ni el reconocimiento de la comunidad internacional.

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Incluso ha habido quienes no han querido ser presidentes. Justo Figuerola, vicepresidente del Consejo de Estado (equivalente a la actual segunda vicepresidencia), ocupó brevemente la presidencia del Perú en 1844. Ricardo Palma cuenta en sus “Tradiciones Peruanas” que, tras un día en el cargo, un grupo de ciudadanos fue a casa de Figuerola y amenazó con echar abajo la puerta. Él le pidió a su hija política que buscara la banda presidencial y se la lanzara por la ventana al pueblo. “Añádeles que digo yo que me dejen tranquilo, y que se vayan al mo…ntón”, escribe Palma.

VIII Cumbre de las Américas: democracia y lucha contra la corrupción

La VIII Cumbre de las Américas se celebrará los días 13 y 14 de abril en Lima. El tema central es “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”. Asistirán los presidentes y jefes de gobierno del continente americano, entre los que destacan el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, y sus pares de Chile, Sebastián Piñera, y de Argentina, Mauricio Macri, así como el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Sin embargo, el Perú retiró la invitación al presidente venezolano, Nicolás Maduro, por haber roto el diálogo con la oposición de su país y convocado a elecciones anticipadas, previstas para mayo de este año. La decisión fue apoyada por los doce países del Grupo de Lima y por Estados Unidos, pero criticada por Bolivia y Cuba. Maduro insiste en que estará presente así “llueve, truene o relampaguee”. La cumbre será el primer evento internacional de Martín Vizcarra como presidente del Perú.