El espacio cultural, dirigido por familiares directos de la artista y ubicado cerca de la icónica Casa Azul en Ciudad de México, exhibirá por primera vez objetos personales, obras inéditas y archivos fotográficos que documentan la niñez de Frida Kahlo
Por María Jesús Sarca Antonio
El Museo Casa Kahlo abrirá sus puertas el próximo 27 de septiembre en Ciudad de México. También conocido como Casa Roja, esta dedicada a explorar la infancia de Frida Kahlo a través de cartas, muñecas, bordados y fotografías inéditas. La casa, propiedad de su familia por generaciones, se ubica en el barrio de Coyoacán y complementará el recorrido biográfico iniciado por la Casa Azul, actual museo administrado por el Banco de México.

Un nuevo museo en Coyoacán explora la niñez de Frida Kahlo mediante pertenencias íntimas exhibidas por primera vez.
La propiedad perteneció originalmente a los padres de Frida y luego a su hermana menor, Cristina. Desde entonces permaneció bajo resguardo familiar. La sobrina nieta de la artista, Mara Romeo Kahlo, nieta de Cristina, ha custodiado este archivo durante años. Mara permitió el acceso restringido a académicos y figuras públicas, como la actriz Salma Hayek, hasta que decidió convertir el espacio en un museo con carácter permanente. “El legado de Frida pertenece al mundo, pero comienza aquí, en esta tierra, en estos hogares y en la cultura que la formó”, declaró.
El patrimonio fue explorado por primera vez en 2007 en el libro Frida Kahlo: El Círculo de los Afectos del historiador del arte Luis Martín Lozano, lo que marcó un punto de partida para el interés creciente en este archivo inédito.
¿Cómo será Casa Roja?
Casa Roja se enfocará en los años formativos de la artista y complementará a Casa Azul, la cual se dedica a su vida adulta y fue abierta en 1958 gracias a un fideicomiso fundado por su esposo Diego Rivera. La nueva colección incluirá desde muñecas, joyas y ropa de su infancia hasta bordados realizados por Kahlo a los cinco años, una pintura al óleo de su autoría y un mural recientemente descubierto.
El recorrido también mostrará imágenes captadas por su padre, Guillermo Kahlo, de profesión fotógrafo. Para la investigadora Ana Garduño, del Instituto Nacional de Bellas Artes de México, el valor del archivo trasciende lo visual: “La escritura de Frida es creativa, ingeniosa y profundamente reflexiva respecto a su tiempo”, afirmó. “Revela su voz y personalidad fascinante en todo momento”.

La Casa Azul, o Museo Frida Kahlo, fue el hogar de Frida Kahlo. Se convirtió en un museo en 1958, cuatro años después de su muerte, y alberga objetos personales, obras de arte y recuerdos de su vida.
Una nueva institución con respaldo internacional
La dirección del museo estará a cargo de Adán García Fajardo, actual director académico del Museo de la Memoria y la Tolerancia de Ciudad de México. La supervisión correrá por cuenta de la Fundación Kahlo, organización sin fines de lucro con sede en Nueva York que busca promover el arte latinoamericano y que opera al margen del fideicomiso del Banco de México encargado de Casa Azul.
Este fideicomiso ha estado recientemente en el centro de una controversia tras denuncias públicas de Hilda Trujillo Soto, exdirectora del Museo Frida Kahlo, sobre la desaparición de algunas obras, una situación que pone en riesgo el patrimonio artístico mexicano.

La exdirectora de la Casa Azul denunció que se sustrajeron obras como “Frida en llamas” y “Congreso de los pueblos por la Paz”, que ahora pertenecen a colecciones privadas extranjeras.
La apertura de Casa Roja fortalece la posición de Coyoacán como un destino cultural de escala internacional. Con dos museos dedicados a la artista, junto a murales callejeros y esculturas, el barrio se perfila como epicentro de un turismo motivado por el arte y la historia.
Para la historiadora Celia Stahr, autora de Frida en América, la figura de Kahlo conserva un magnetismo singular: “Kahlo logró transformar lo personal en algo universal, permitiendo que la gente se viera y se sintiera reflejada en sus pinturas”, sostuvo.
El interés en su figura supera largamente el ámbito museístico. “Hace treinta años, la fridamanía era tendencia, pero el interés por Kahlo continúa creciendo más allá de su arte”, apuntó Gregorio Luke, experto en su obra. “En cierto modo, Frida escenificó su vida como una obra de arte”.
Suscríbase aquí a la edición impresa y sea parte de Club COSAS.