La nueva película de Stephen Frears: “Victoria y Abdul”
En 2006, el realizador británico Stephen Frears hizo “The Queen”, un apasionante retrato de la reina Elizabeth II realizado en colaboración con Helen Mirren. Con “Victoria & Abdul”, el cineasta vuelve a explorar los dramas domésticos de la Casa Real inglesa, pero en esta ocasión hace un viaje al pasado, más precisamente, al tiempo de la reina más poderosa que existió: Victoria.
La cinta trata sobre la polémica amistad entre ella, interpretada por Judi Dench, y un súbdito joven e indio, encarnado por Ali Fazal. El vínculo fue motivo de vergüenza para los hijos de la monarca, quienes, en un intento por ocultar la relación, quemaron toda correspondencia entre Victoria y Abdul. La cinta toca los prejuicios raciales, sociales y culturales de la época victoriana para reflexionar sobre la xenofobia contemporánea que ha encontrado en los simpatizantes del Brexit y de Trump a sus mejores representantes. Fecha de estreno: 14 de diciembre.
“The Last Jedi”: la nueva entrega de “Star Wars”
Toda la gráfica y el tratamiento del color de “The Last Jedi” sugieren que estamos ante una de las películas más turbias y misteriosas de la saga. Recordemos que el color rojo está asociado al lado oscuro de la fuerza y esa es la tonalidad que predomina en la nueva cinta.
Rian Johnson, responsable de algunos de los episodios míticos de la serie “Breaking Bad” y de la celebrada “Looper”, dirige por primera vez un episodio del universo “Star Wars”, y ha declarado que para realizarla ha tomado como inspiración obras clásicas como “The Bridge on the River Kwai” y “Gunga Din”. El teaser tráiler sugiere que es un filme sobre el miedo: el temor de Luke Skywalker a Rey, el que se tiene Rey a ella misma y el que siente Kylo Ren por su pasado. Fecha de estreno: 15 de diciembre.
Una elegía argentina
Con “La ciénaga” y “La niña santa”, Lucrecia Martel se consolidó como una de las autoras del nuevo cine argentino esbozando mundos pequeños, provincianos y femeninos, donde lo retorcido parte de la religión, las casas con muebles desgastados que alguna vez fueron bellos y las tardes con modorra. Después hizo “La mujer sin cabeza”, filme abucheado en Cannes, se obsesionó con filmar “El Eternauta”, cómic del argentino Héctor Germán Oesterheld, pero fracasó en el intento y estuvo nueve años en silencio.
“Zama”, adaptación de la novela de culto del escritor Antonio Di Benedetto –cuya singular obra es situada injustamente a la sombra del “boom latinoamericano”– es, más que su regreso, una declaración de principios. Las creaciones de Martel no son exclusivas de los gustos sensibles y lánguidos, también es capaz de hacer una personalísima película de aventuras del siglo XIX en una Latinoamérica voluptuosa, bastarda e irracional. El filme tiene algo del “Fitzcarraldo” de Werner Herzog, pero más de “El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez, de su costado absurdo y fantástico. “Zama” sigue a un ex corregidor castizo, Diego de Zama, que espera su traslado a un lugar civilizado antes de perder la cordura en esa tierra donde las mulatas se cubren los cuerpos de barro, los blancos son movidos por el temor o la extrema prepotencia, las indias cuidan a los niños en manadas y los animales parecen murmurar. A Martel no le interesa que conozcamos las motivaciones de Zama ni que, siquiera, podamos situar al personaje en un año y lugar específicos. Rehúye el rigor historicista para privilegiar la creación de atmósferas que son una exacerbación de la inquietud del personaje. Y nunca la deriva fue más hermosa.