Según un análisis presentado por Forbes, el modelo híbrido de retorno al trabajo podría tener consecuencias desastrosas no deseadas.
Por Arianna Gonzáles
En el 2020, un término quizás no nuevo, pero si poco usado, comenzó a circular en nuestro vocabulario. Se trataba del trabajo remoto o “teletrabajo”.
La hazaña que consistía en trabajar desde casa comenzó a volverse cada vez más popular a medida que los países aumentaban sus restricciones sanitarias y cerraban lugares que produjeran aglomeraciones, las oficinas uno de ellos.
Sin embargo, para el 2021, con países levantando cuarentenas estrictas y aislamientos preventivos debido al funcionamiento de sus planes de vacunación, ha aparecido el modelo de “trabajo híbrido”.
Este, consiste en trabajar algunos días desde casa y otros de manera presencial. Aunque parezca una alternativa válida en medio de la nueva normalidad, según un informe de Forbes, podría traer consecuencia negativas.
Vigilancia invasiva
Las tecnologías actuales, que proponen un seguimiento a todos y cada uno de los trabajadores remotos para asegurarse que exclusivamente cumplan con sus labores, sin dedicarse a cosas del hogar, podría resultar hostigante.
Sin embargo, para los empleadores resulta más que necesario, pues han aumentado considerablemente el uso de software de monitoreo durante la pandemia.
Un estudio reciente realizado por ExpressVPN indicó que casi el 80% de los gerentes utilizan un software para » rastrear el desempeño de los empleados y / o la actividad en línea».
Esto, incluye monitorear los historiales de Internet, la cantidad de tiempo dedicado a los sitios web, las aplicaciones utilizadas, el monitoreo de la pantalla en tiempo real, los chats y los correos electrónicos.
La nueva era de vigilancia intensificada puede convertir el lugar de trabajo en un entorno incómodo y hostil, que lleve a los trabajadores a alejarse de este y considerar buscar uno nuevo.
Problemas de comunicación
Tener a una parte de los colaboradores en la oficina y otros trabajando desde casa, puede resultar bastante difícil a la hora de gestionar un mismo proyecto.
Al discutir, los que están en la oficina podrán hacerlo presencialmente, con una rápida lluvia de ideas y entendiendo mejor los puntos que están tratando.
Sin embargo, los trabajadores remotos comenzarán a sentirse excluidos, pues será poco probable que los incluyan a través de una llamada, cuando de lo que se trata es de recuperar la conexión que existía entre oficinas.
Los que acuden de manera presencial, simplemente continuarán en la toma de decisiones sin ellos y dirán que los pondrán al día más tarde, lo que puede que no suceda.
Resentimiento creciente
A medida que los trabajadores remotos comiencen a sentirse excluidos, perderán la motivación.
Lo peor, reside en que es probable que el jefe no lo note, pues al solo verlo por videollamadas es imposible determinar cómo afecta el nuevo modo de trabajo.
El trabajo remoto puede traer también la pérdida de jugosas asignaciones, ya que el esfuerzo de los trabajadores está fuera de la vista. Los estudios han demostrado que los trabajadores remotos recibieron menos ascensos y bonificaciones más bajas en comparación con sus compañeros en la oficina.
Además, al no estar dentro del ambiente de oficina, sentirán que siempre son los últimos en enterarse de alguna noticia e información importante.
Esto, puede llevar a que comiencen una búsqueda de nuevas opciones de trabajo y que la empresa pierda un colaborador, probablemente importante.
Búsqueda de nuevas opciones
Durante el brote de Covid-19, las personas con trabajos se aferraron a ellos. Si no estaban contentos, se quedarían de todos modos y esperarían un mejor momento.
En medio del 2021, en varios países de Europa, la situación ha cambiado y cuentan ahora con una economía y un mercado de trabajo robustos.
Anthony Klotz, profesor asociado de administración en la Universidad de Texas A&M, le dijo a Bloomberg que estamos en la “gran renuncia”, ya que los trabajadores están considerando seriamente un cambio de trabajo.
Diferencias monetarias
Otro posible tema polémico es la compensación. Algunas empresas han disminuido los salarios de los trabajadores de forma remota y mantenido lo de los presenciales.
Sin embargo, la decisión de trabajar de forma remota, la mayoría de veces no es una decisión personal, sino que se ve asociada a condiciones de salud que no permiten exponerse al virus.
Por ello, las personas podrían comenzar a cuestionarse si realmente vale la pena trabajar desde casa, haciendo lo mismo que desde la oficina, pero ganando menos.
Probablemente no se vayan del trabajo por ello, pero si podría reducir su motivación y productividad, lo que no resulta favorable para la empresa.
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