«Si el ministro Francke quiere que el Estado recaude más dinero, debería buscar ampliar la base tributaria, es decir, que más personas empiecen a pagar tributos y no exprimir más a los pocos que pagan actualmente».
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Por Andrés Romaña
La semana pasada, el ministro de Economía, Pedro Francke, sustentó la propuesta de un nuevo impuesto, asegurando que ver carros de lujo en la calle le “pican el ojo e hincan el hígado”. Es así como el ministro más “moderado” del gobierno izquierdista demuestra no solo no entender la problemática tributaria del país, sino poseer las mismas ideas erradas que se aplican en Argentina y que la empobrecen cada día más.
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En el Perú, más del 70% de trabajadores son informales.
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Es decir, se encuentran al margen de la regulación laboral y tributaria que establece el gobierno. Aquello sucede debido a lo costosa que es la formalidad y los numerosos trámites engorrosos que se requieren para abrir una empresa. En un escenario de crisis económica e incertidumbre política como la actual, esto ralentizará más la reactivación económica y dificultará la creación de puestos de trabajos formales.
Entonces, con más de 70% de informalidad, crisis económica e incertidumbre política generada por el propio gobierno, ¿es sensato que el ministro de Economía, con un argumento poco iluminado, busque imponer nuevos impuestos, dado que “le pica el ojo” que otras personas se encuentren en mejor situación económica? Definitivamente no.
Primero, porque la propuesta de Francke no se basa en estudios técnicos, sino en envidia, y la prueba es que aquella medida no generará que el Estado recaude más, ya que solo afectará –por ahora- a un pequeño grupo de personas. Y, en segundo lugar, si el ministro Francke quiere que el Estado recaude más dinero, debería buscar ampliar la base tributaria, es decir, que más personas empiecen a pagar tributos y no exprimir más a los pocos que pagan actualmente. Aquello se logra a través del pragmatismo y no del dogmatismo ideológico, porque se requiere reducir trabas burocráticas para que más peruanos puedan emprender, así como reducir los costos de la contratación en el Perú.
El ministro Francke debe dejar de lado su dogmatismo y buscar resolver los verdaderos problemas de los ciudadanos, dado a que lo único que parece estar haciendo es cumpliendo con los berrinches a los que la izquierda retrógrada peruana está acostumbrada.
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