«Zelenski ha logrado una actitud solidaria en todo el mundo contra el bully de Putin. No ha recibido la presencia militar de la OTAN que buscaba, pero al menos hasta Suiza ha dejado su neutralidad para confiscar las cuentas de Putin (valorizadas, según una fuente, en más de 200 mil millones de dólares)».

Por Diego Molina

Puede parecer extraño nombrar al hombre del 2022 en marzo, pero Voldymyr Zelenski es un fenómeno inusual para nuestros tiempos. Posiblemente muera este fin de semana, porque es el objetivo número uno de Vladimir Putin. El objetivo número dos es su familia. Ante la guerra unilateral producida por un megalómano corrupto, quien se le enfrenta es un comediante sin miedo.

Putin ha puesto en marcha a su descomunal ejército, su sistema de propaganda que tuvo la habilidad de girar la balanza a favor de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos en el 2016. Además, todo su sistema de inteligencia, que él conoce tan bien como ex miembro de la KGB. Al frente, Zelenski sube sus videos en Instagram en Kiev, asediada por los misiles rusos. No ha huido, ni se ha escondido. Lo vemos firmando el pedido para que Ucrania sea miembro de la Unión Europea, con los ojos vidriosos. Lo vemos en las calles llamando a la valentía a sus compatriotas. Sabe que morirá pronto, pero se mantiene sólido porque sabe que, si él cae, cae su país. Qué envidia en nuestro Perú del sálvese quien pueda.

Zelenski ha logrado una actitud solidaria en todo el mundo contra el bully de Putin. No ha recibido la presencia militar de la OTAN que buscaba, pero al menos hasta Suiza ha dejado su neutralidad para confiscar las cuentas de Putin (valorizadas, según una fuente, en más de 200 mil millones de dólares). Y eso debe doler. Además, ha logrado que la invasión se alargue, haciendo agua el objetivo de Putin de que entren como “liberadores” frente a un estado “neonazi”, dirigido por un judío con su bisabuelo y más familiares asesinados en el Holocausto.

En este lado del mundo, Verónika Mendoza ha firmado una carta contra las sanciones económicas que Estados Unidos y la Unión Europea le han impuesto a Putin y a sus oligarcas. Vea usted, querido lector, la miseria de esta mujer en contraste con la valentía de Zelenski. Vea usted a un hombre cercano a la muerte, que no le huye a defender su tierra “hasta el último cartucho”. Es decir, Verónika no conoce a Bolognesi.

De acuerdo con el sistema de inteligencia de los Estados Unidos, este fin de semana Rusia debería haber entrado a Kiev. Yo difiero. Los ucranianos, parafraseando a Churchill: lucharán en las playas, en los desembarcaderos, en los campos, en las calles y en los cerros. Entonces, la invasión será más larga, y cada día Rusia será más débil. Y su deseo de verse ante el mundo como liberador de Ucrania se habrá desvanecido.  Lo más poderoso del liderazgo de Zelenski es que se ha permitido mostrarse empático y vulnerable frente a sus 43 millones de compatriotas. Algo en las antípodas del enemigo todopoderoso y agresivo. “Los rusos verán nuestras caras, no nuestras espaldas”, dijo Zelenski, y eso parece que irá más allá de si él sigue vivo.

Dice Yuval Noah Harari: “cada tanque ruso destruido y cada soldado ruso muerto aumenta el coraje de los ucranianos. Y cada ucraniano muerto profundiza su odio. El odio es el sentimiento más terrible, pero en naciones oprimidas, es un tesoro. Enterrado en su corazón, el odio puede sostener la resistencia por generaciones”. Entonces, si Zelenski es asesinado, Ucrania será imposible de gobernar para Putin. Y ese es el legado de lucha eterna por la libertad que este comediante heroico habrá heredado a su pueblo.

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