La candidata Elizabeth Salmón tiene una amplia experiencia en el ámbito de los derechos humanos, pero es probable que Pyongyang, capital de Corea del Norte, la obstaculice en su labor para la ONU.
Por Rodrigo Schang
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha nominado a una académica peruana con experiencia en derechos humanos para que se desempeñe como la próxima relatora especial sobre el cuestionado tema respecto a Corea del Norte, anunció la ONU el martes.
La nominación de Elizabeth Salmón, entre ocho postulantes, la posiciona como la primera mujer en ocupar el cargo, así como la segunda relatora especial consecutiva proveniente de Sudamérica. Una vez designada, asumirá el mandato de investigar y denunciar las violaciones de derechos humanos que ocurren en Corea, de manos de Tomás Ojea Quintana, el actual relator de Argentina.
Salmón es actualmente profesora de derecho internacional en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde se desempeña como directora ejecutiva del Instituto para la Democracia y los Derechos Humanos, y también es presidenta del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
“Como mujer y académica latinoamericana, estoy familiarizada con las consecuencias del autoritarismo estatal (…) y con la lucha de las víctimas por la justicia”, escribió en su solicitud.
Corea del Norte a la defensiva
La próxima relatora enfrentará un desafío abrumador al investigar los derechos humanos de Corea del Norte, ya que Pyongyang ha obstruido la oficina del relator durante los seis años del mandato de Quintana.
En su informe final publicado en marzo del 2022, Quintana escribió que la situación de los derechos humanos en el país ha sido testigo de “un mayor deterioro”. También abogó por una “nueva forma de pensar” para superar el estancamiento actual en materia de derechos humanos en Corea del Norte, afirmando que su mandato le ha demostrado que “el enfoque actual de la comunidad internacional no está asegurando mejoras”.
“Esto requerirá visión e iniciativa”, escribió Quintana, “impulsado por las necesidades del pueblo norcoreano más que por cualquier otra agenda”.
Según Quintana , los campos de prisioneros políticos siguen operativos en Corea del Norte, mientras que la población del país se enfrenta a una inseguridad alimentaria generalizada. Al mismo tiempo, la RPDC está más cerrada que nunca desde que impuso estrictos controles fronterizos durante la pandemia.
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