Malestar general y un agudo dolor de cabeza son algunos de los síntomas después de una noche de copas y diversión. Más allá de los típicos consejos que nos conminan a tomar agua en grandes cantidades e ingerir alimentos antes de comenzar la celebración, es importante conocer el origen de la popular resaca. A continuación novedosas recomendaciones para prevenir un intenso y duradero dolor de cabeza.

La resaca tras una noche de copas ha sido, por mucho tiempo, una penitencia inevitable. Buscar apaciguarla con un ceviche, un Bloody Mary o postergar su efecto con una cerveza, no son más que paleativos consagrados desde la “sabiduría popular”. Para empezar ¿cómo podemos definir a la resaca? Siendo el hígado el órgano receptor de todo alimento y bebida que ingresa a nuestro organismo, es desde aquí donde se efectúa la digestión, absorción y metabolización del alcohol. Lo curioso es que el hígado no posee una enzima que neutralice directamente a las bebidas alcohólicas, por lo que debe transformarlas en un metabolito cancerígeno llamado acetaldehído, para luego circularlo a través del organismo y convertirlo a su vez en ácido acético, que es un metabolito no activo y no tóxico.

El problema radica en que la absorción del alcohol por medio de los intestinos es mucho más rápida que la capacidad del hígado de metabolizarlo. Eso significa que después de un consumo exagerado de alcohol, nuestro organismo tendrá que lidiar, por varias horas, con dos sustancias altamente tóxicas circulando en la sangre: alcohol y acetaldehído. Por lo tanto, estar embriagado significa estar con las neuronas intoxicadas por estas sustancias. Los síntomas de la embriaguez duran hasta que el hígado logre neutralizar todo el alcohol y el acetaldehído que circulan en la sangre, lo que puede llevar varias horas.

El camino a la resaca

Finalmente, si a la mañana siguiente usted amanece con la boca seca y con un gusto amargo, mareo, debilidad en las piernas, dolor de cabeza y nauseas, no está haciendo otra cosa que experimentar los efectos de la resaca, lo que ocurre como resultado final de horas de exposición a sustancias tóxicas. En realidad, la resaca habitualmente surge cuando el nivel de alcohol en la sangre está muy bajo, casi cero, después del trabajo de limpieza realizado por el hígado. En resumen, estas sensaciones se deben a la intoxicación causada por el acetaldehído, la disminución de la glucosa sanguínea y la deshidratación.

Pero… ¿cómo podemos prevenir los efectos de la tan temida resaca?  Para establecer una suerte de guía preventiva, acudimos a la opinión especializada del Dr. Arnaldo Hurtado, Médico Nutriólogo, quien nos brindó los siguientes consejos:

-Establecer el estado de cada persona:

Como toda droga, el alcohol tiene una tolerancia que varía entre cada individuo, de modo que si usted no es un bebedor frecuente, debe ser consciente de sus propios límites.

-Comer antes de beber:

El no ingerir alimentos antes de una reunión o fiesta donde se ha de beber alcohol, hace que la superficie gástrica quede más expuesta, por lo que se recomienda llegar al evento con el estómago lleno.

-El tipo de destilado influye en nuestro estado posterior:

Toda bebida que torne al color tinto como el ron o el vino, tendrá más posibilidades de causar resaca. Dicha posibilidad puede ser reducida si se prefiere bebidas claras como el pisco, el gin o el vodka.

-Buena hidratación:

Aunque es una costumbre frecuente, beber agua entre cada trago de alcohol es una buena manera de apaciguar el efecto de la resaca.

-Dosificar la ingesta de alcohol a lo largo de la noche:

El beber más despacio y buscando prolongar los tiempos, garantiza un menor efecto de resaca.

Muy importante: Si el efecto de la resaca es inevitable, lo más conveniente es dormir más, rehidratarse con agua, no beber café, comer proteínas no irritantes como el pescado, pollo o carne sin condimentos, así como tomar antiácidos y antieméticos.