Por el lado materno desciende de la tribu australiana Awabakal, sus rasgos son celebrados por las casas de moda más importantes del mundo y está considerada como la it model del momento. Aquí, el futuro del fashion.
Por Francisca Olivares
Quizás el nombre de la australiana Charlee Fraser no diga mucho en una primera instancia, pero sin duda su rostro –sumado a su superesbelta figura– le resultará familiar a cualquier adicto a las fashion weeks, donde Charlee, de veintidós años, ha maravillado a todos desde que debutó desfilando para Alexander Wang en 2016. En setiembre pasado obtuvo el récord de ser la modelo más solicitada de los desfiles de la Semana de la Moda de Nueva York.
Con unos preciosos ojos grandes tipo Bambi y una melena ‘Bob’, su estilo llama la atención porque es muy definido y, por ende, fácil de recordar. Su maravilloso rostro, con rasgos de especial belleza, es en parte herencia de su madre –la persona que más admira, según ha dicho– que desciende de los Awabakal, un pueblo originario de Australia. “Me encanta mi lado indígena”, ha dicho Fraser en más de alguna ocasión, cuando le han preguntado si es un tema para ella llevar la etiqueta de “modelo indígena”.
En este contexto, y después de la mencionada Fashion Week de Nueva York, vino otro gran momento para ella: la portada de Vogue Australia de marzo de 2018, una edición que, decidida a explorar el tema de la diversidad en la belleza, fotografió a Charlee junto a otras tres destacadas modelos del país: Fernanda Ly (de familia asiática), Akiima Yong (que llegó como refugiada desde Kenia) y Andreja Pejic (modelo trans que se instaló de niña con su familia en Australia tras la guerra de Bosnia).
Esto no solo hizo causa con uno de los temas más evidentes en la industria de la belleza, sino que implicó que por tercera vez en sus casi sesenta años de historia, Vogue Australia tuviera a una modelo de ascendencia indígena en la portada –la primera fue Elaine George, en 1993, y la segunda fue Samantha Harris en 2010–.
“Desde que me convertí en modelo, la primera meta que me puse fue estar en la portada de la versión australiana de ‘Vogue’. No solo obtuve la portada, sino que también tuve la oportunidad de compartirla con tres mujeres increíbles que he tenido el privilegio de conocer durante mi carrera. Cada una de nosotras proviene de estilos de vida completamente diferentes, pero nos unimos en nuestro hogar, Australia. Esta portada muestra y confronta la variedad de la industria de la moda. Muchas gracias a ‘Vogue’ Australia por hacer cumplir el cambio y realizar uno de mis sueños de toda la vida”, escribió Charlee en su cuenta de Instagram tras publicar la portada.
De su vida privada no se sabe mucho, aparte de que estudió Administración y Belleza, y que dejó Australia para radicarse en Nueva York. A nivel de redes sociales, por lo demás, lo suyo se remite a momentos laborales –mucha sesión de foto para revistas– o a fotografías de playas. De lo que sí ha hablado es de la importancia que el estilista y peluquero Guido Palau ha tenido en su carrera.
Fue él quien decidió cortarle su larga y ondulada cabellera antes de un desfile y hacerle su identificable melena tipo ‘Bob’. “Después del show, revisé mi teléfono y estaba explotando con mensajes. ‘Oh, mi Dios… Tu pelo’. ¡Increíble!”, comentó en una entrevista que dio a la revista irlandesa Stellar.
Entre sus referentes de modelos australianas está Miranda Kerr. Según ha dicho, le gustaría seguir los pasos de esta top model, ex ángel de Victoria’s Secret, que se casó primero con el actor Orlando Bloom y, hace un año, contrajo matrimonio por segunda vez con el creador de Snapchat, Evan Spiegel. Quién sabe lo que le depare el futuro a Charlee, pero por mientras vive de manera saludable, feliz y disfrutando sus oportunidades.
Algo que comienza cada mañana cuando toma un vaso de agua con sus vitaminas, para después seguir con mucha agua durante el día, al mismo tiempo que se preocupa de su equilibrio interior. De hecho, contó a la revista Elle que los libros espirituales son sus preferidos y que entre sus últimas lecturas está Los cuatro acuerdos, del escritor y neochamán Don Miguel Ruiz.