La organización We Can Be Heroes (WCBH) busca proteger los ecosistemas de nuestro país a través de proyectos de educación y preservación ambiental. Recientemente, iniciaron un gran desafío: el Estado les otorgó una concesión de alrededor de 24 mil hectáreas en Maynas, para salvaguardar a las comunidades, la fauna y la flora que conviven allí.

Por Manuel Coral González

Héroes cotidianos

En el año 2013, Fiochi Herrera –una estudiante de biología marina– encontró un delfín fileteado en la orilla de la playa Los Pavos de Barranco. Aquella escena la impactó, pero, sobre todo, le generó una gran preocupación. Entonces decidió investigar lo que sucedía. Fue al Terminal Pesquero de Chorrillos, donde le contaron por qué pescaban a los delfines: alimentar a las familias de los pescadores o comercializar su carne en los mercados eran dos de las causas más resaltantes.

Luego de esta experiencia, Fiochi decidió fundar una organización de conservación medioambiental. “Crear WCBH transformó mi vida por completo. Mi fin es que los jóvenes puedan cambiar el chip así como yo lo hice. No se trata de pensar solo en ti, sino también en los que van a venir en el futuro”, dice la cabeza de We Can Be Heroes. “La naturaleza no nos necesita, nosotros la necesitamos a ella”, agrega.

Fiochi Herrera es quien preside esta organización que busca proteger y preservar las Amazonía peruana.

La organización que dirige comenzó a trabajar con jóvenes voluntarios –en su mayoría, universitarios– en diversos proyectos de educación y preservación ambiental. Comenzaron en Lima. Organizaron, por ejemplo, campañas para limpiar las playas del sur o talleres de preservación ecológica en colegios de San Juan de Lurigancho.

Después, en 2015, Fiochi viajó a Iquitos y fue testigo de una de las grandes problemáticas de la zona: la tala y  el tráfico de fauna silvestre al interior de la selva ponen en riesgo la conservación de las especies y del entorno que las rodea. Por eso, al año siguiente, Fiochi pidió al Estado una concesión para la protección de los espacios naturales. Pensó que era improbable que se la otorgaran, pero después de una larga espera, en febrero de 2018, el gobierno aceptó su solicitud. “Pedí un bosque primario (virgen, o nunca explotado), porque varias especies que se encuentran allí se podrían proteger de mejor manera”, afirma.

Al día de hoy hay más de mil voluntarios inscritos en WCBH.

Así, empezó a trabajar en uno de los proyectos más grandes y ambiciosos de la organización, Salva tu selva, con el que buscan proteger alrededor de 24 mil hectáreas en la provincia de Maynas (Iquitos), donde conviven dieciocho comunidades nativas y diversas especies de flora y fauna. “La conservación no solamente implica defender el ecosistema, sino preservar todo el entorno. Hay que preocuparse por los seres humanos que lo habitan. Eso es fundamental. Si no se trabaja con las comunidades, no hay forma de conservar el lugar”, añade.

“Todos podemos ayudar. No quiero seguir quejándome y esperando que el Estado se ocupe de los problemas”. Para ella, cualquiera de nosotros puede involucrarse y convertirse en héroe.

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