Amada y odiada, admirada y criticada, la familia Kardashian ha posicionado su apellido como uno de los más influyentes alrededor del mundo, y ha creado una serie de negocios que generan miles de millones de dólares. ¿Son Kourtney, Kim, Khloé, Kendall y Kylie las ejecutivas más hábiles de Estados Unidos?

Por Amy Chosick 

Incluso cuando a las Kardashian les pasan cosas malas, siguen ganando dinero. En febrero, surgieron rumores de que el novio de la célebre Khloé Kardashian, el jugador de la NBA Tristan Thompson, la había engañado de nuevo, esta vez con la mejor amiga de su hermana Kylie, Jordyn Woods.

Jordyn era tan cercana a Kylie Jenner, la más joven de las hermanas Kardashian-Jenner, que incluso vivían juntas. Kylie, quien tiene su propio imperio de maquillaje, había nombrado varias líneas de productos en honor a Jordyn. Eso incluyó el Jordy Lip Kit, un juego de brillo labial aterciopelado con un delineador en rojo frambuesa.

Después de días de especulación sobre el asunto, los devotos seguidores de las Kardashian notaron que el precio del Jordy Lip Kit en el sitio web de Kylie Cosmetics había reducido su precio de US$27 a US$13,50. Los comentarios de los clientes sobre el producto comenzaron a tomar aires de enfado: “Este color de tono huele a traición” y “hay que tener cuidado con este tono, ya que usarlo puede llevarte a morder la mano de quien te da de comer”.

Instagram: @jordynwoods

Pero, a pesar de toda esta polémica, los productos se agotaron inmediatamente. Los problemas en las relaciones de Khloé, y la pelea y el alejamiento entre Kylie y Jordyn –como cualquier otro capítulo en la vida de esta familia– prometen ser explicados en detalle en la decimosexta temporada de “Keeping Up with the Kardashians”, que se estrenó el último domingo de marzo por E! Entertainment Television.

Otro día, en el teléfono, Kylie me dijo que no sabía que los productos inspirados en Jordyn habían sufrido descuentos y que, tan pronto como se enteró de la noticia, llamó a un empleado. Me dijo que los productos se habían puesto a la venta un par de semanas antes, cuando la compañía cambió de un empaque blanco a uno negro. “Ese no es mi carácter. Nunca haría algo así y, cuando lo supe, rechacé esta decisión”, dijo Kylie.

Aun así, el affaire de Jordyn es emblemático dentro del universo de las Kardashian: los problemas familiares alimentan el ciclo de noticias, lo que impulsa el interés en el programa de televisión y ayuda a publicitar un número cada vez mayor de patrocinios y productos.

En diversas entrevistas, Kris Jenner, de 63 años, la autodenominada “mamá Kardashian”, y cada una de sus cinco hijas –Kourtney, de 39 años; Kim, de 38; Khloé, de 34; Kendall, de 23 y Kylie, de 21– hablaron largamente sobre el negocio familiar: esto equivalía a una clase magistral sobre el arte de monetizar la influencia.

Juntas han transformado la forma en la que las bebidas dietéticas, los bolsos de diseño, los festivales de música y más (¡muchas cosas más!) se anuncian, incluso, a través de publicaciones pagadas de Instagram que llegan a tener un valor de hasta un millón de dólares cada una.

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Las hermanas dominan la industria de las zapatillas deportivas con acuerdos multimillonarios con Adidas y, antes de eso, con Puma y Nike (a través del esposo de Kim, Kanye West). Tal es su poder para mover los mercados digitales que Snapchat perdió US$1300 millones en valor después de que Kylie tuiteara: “¿Alguien más ya no abre Snapchat? ¿O soy yo?… Ugh, esto es tan triste”.

Incluso, si nunca has visto un solo episodio de su programa, lo más probable es que hayas comprado algo con cara de las Kardashian o que cuente con su respaldo (¿tal vez una Pepsi?; ¿quizá ropa interior de Calvin Klein?).

Las hermanas son como una compañía de medios de comunicación que ha fundado un imperio que va desde una línea maquillaje hasta marcas de ropa propias. (Su único hermano, Rob, de 32 años, también ha apoyado a algunas empresas, incluida una línea de calcetines).

Instagram: @kendalljenner

Seremos vulnerables

En 2007, Kris Jenner presentó al productor Ryan Seacrest una serie de televisión que seguiría a sus tres hijas mayores, Kourtney, Kim y Khloé. “Kris me dijo: ‘Seremos vulnerables en todos los aspectos, sin importar lo que se presente’, y eso me impactó”, reveló Seacrest en una entrevista.

Su compañía de producción era tan incipiente que tuvo que enviar a un empleado a Best Buy para que comprara una cámara de video y grabara una fiesta en la piscina de las Kardashian, que se convirtió en parte del reel promocional que presentaron a E! inicialmente.

El canal no lo aceptó, pero Seacrest, de alguna manera, convenció a los ejecutivos. En ese momento, la familia no era muy conocida, pero Kim, por lo menos, era amiga de Paris Hilton y ya tenía un sex tape.

La primera temporada de la serie estrenó en 2007.

Kylie y Kendall –ahora ídolos de una base de fans más joven– tenían solo 9 y 11 años cuando comenzó el show. “Durante mucho tiempo, Kylie y yo no quisimos formar parte de esto, solo queríamos ir a nuestras habitaciones y chatear con nuestros amigos”, contó Kendall.

Kylie ahora tiene una hija, Stormi, quien es una de los nueve integrantes de la siguiente generación de las Kardashian-Jenner. La mayoría de ellos comenzó su vida en la pantalla: por ejemplo, en un episodio de 2010, hay imágenes donde Kourtney permite que se filme el nacimiento de su hijo Mason (“creo que rompiste algo que no es normal”, le dijo Khloé en el mencionado episodio).

Los nietos son ahora personajes del reality, blancos de los paparazzi, estrellas de las redes sociales de sus padres y apreciados por los seguidores de las Kardashian que los han visto crecer en más de 160 países. “Todo el mundo siempre dice: ‘¡Cómo es que Mason creció tanto!’”, ha dicho Kourtney. “Ahora los fans ven a Mason y no pueden creer que haya nacido hace tanto tiempo”.

Instagram: @kourneykardashian

Las Kardashian se encuentran en constante expansión y ofrecen algo para todos los gustos. ¿Te consideras parte del movimiento body positive? Prueba los vaqueros Good American de Khloé. ¿Quieres productos de estilo de vida de una “mamá trabajadora”? El 2 de abril, Kourtney estrenó Poosh, un sitio web de belleza y bienestar inspirado en el nombre de su hija Penelope. ¿O quizá te gustan las chaquetas de camuflaje de gran tamaño y los botines? Kendall y Kylie tienen lo ideal para ti.

La mayoría de estos productos se venden casi exclusivamente en línea y prácticamente sin presupuesto de marketing, gracias a la presencia de las Kardashian en las redes sociales. Durante los primeros cinco minutos de Kim introduciendo su línea KKW Beauty, en 2017, vendió un estimado de 14,4 millones de dólares en productos (equivalente a unos 300 mil artículos).

El año pasado, Kendall, quien se ha convertido en la modelo mejor pagada del mundo, ganó US$26,5 millones solo por realizar 53 posts patrocinados de distintas empresas en Instagram, según Captiv8, una empresa de marketing que conecta marcas con personas influyentes.

Kylie tenía 15 años cuando Kris la llevó a registrar su idea de vender el juego de brillo de labios y delineador. En marzo, “Forbes” nombró a Kylie la más joven “multimillonaria autosuficiente de la historia”, lo que provocó un acalorado debate en redes sobre la definición de autosuficiente. “No puedo decir que lo haya hecho yo sola”, me dijo Kylie, mientras conducía al aeropuerto de Los Ángeles. “Si solo están hablando de finanzas, técnicamente, sí, no tengo dinero heredado. Pero he tenido mucha ayuda y una gran plataforma”.

La gente tiende a hablar despectivamente de las Kardashian al referirse a ellas como “famosas solo por el hecho de ser famosas”, en lugar de verlas como empresarias de gran influencia.

Tal vez sea porque son descaradamente materialistas (Khloé publicó recientemente una foto de su hija de diez meses, True, sobre un montón de bolsos multicolores de la célebre marca Birkin valorizados en US$160.000). ¿O tal vez porque son mujeres empoderadas que también se preocupan profundamente por su imagen y logran tener un smokey eye perfecto cada vez que deciden maquillarse?

“No puedo decir que lo haya hecho yo sola”, confiesa Kylie.

Cualquiera que sea la razón, esas percepciones podrían estar cambiando. El show Keeping Up with the Kardashians empezó como una forma de que la familia se hiciera famosa. Con su mezcla de glamour y baja cultura (es decir, conducir un Bentley, pero comer chipotle), se ha convertido desde entonces en una especie de infomercial para el Kardashian Industrial Complex.

E, independientemente de lo que piensen sobre lo que las Kardashian están vendiendo, su interminable actividad es una lección innegable del espíritu empresarial de las mujeres.

En el primer episodio de la nueva temporada, Kim y Kylie discuten sobre el envase de Kylie Cosmetics. A finales de esta temporada, veremos a Khloé equilibrando su vida tras haberse convertido en madre, y su trabajo con la línea de ropa Good American (cofundada con Emma Grede), y a Kourtney dando los últimos toques a Poosh, su nuevo proyecto.

La temporada 16 de Keeping Up with the Kardashians estrenó este mes.

“Podría haber creado cualquier cosa y podría haber sido un desastre”, me dijo Kris sobre sus hijos por teléfono, desde Los Ángeles, mientras iba camino a una sesión de fotos de Kylie. Acababa de llegar de una reunión con Kourtney y había asistido a otras tres reuniones anteriores. Eran apenas las 10:30 a.m.

“Definitivamente, es un trabajo duro y no es para los que se agotan con facilidad”, opina Kris. En ese momento, doce miembros del equipo de televisión –que ya estaban filmando la decimosétima temporada– estaban apuntando las cámaras a Kris a través de la ventanilla de su vehículo, esperando a que colgara el teléfono. “La gente no sabe cuánto trabajo requiere”, dijo.