Cuando Malala Yousafzai recibió el Premio Nobel de la Paz con apenas 17 años, el mundo descubrió una de las voces más potentes en la lucha por los derechos civiles. En 2019, la adolescente Greta Thunberg y su cruzada medioambiental ocuparon las portadas del mundo. En medio, las palabras de Emma González (en contra de las armas en Estados Unidos), de Ahed Tamimi (en defensa de los derechos humanos de los palestinos) y de los cientos de miles de mujeres que han salido a marchar en los últimos años hacen eco de una tendencia social importante: un activismo femenino, interseccional y joven. Aquí reunimos a seis activistas peruanas que usan sus plataformas sociales y creativas para buscar un mejor futuro.

Por Rebeca Vaisman Fotos Paula Virreira

 

Raquel Rottmann   ( @corazonconleche)

Siempre sintió una curiosidad natural hacia todo lo sexual, lo cual usaron sus padres como oportunidad para explicarle las cosas de manera directa. Raquel nació en París, vivió parte de su niñez en Lima y casi todo el resto de su vida en Miami, hasta hace tres años, cuando regresó al Perú. Estudió Biología e hizo una especialización en Psicología, con un enfoque en sexualidad.

Al llegar a Lima, se dio cuenta de que muchos de los comentarios prejuiciosos que escuchaba tenían su raíz en “mensajes tóxicos muy conservadores de la sociedad y en una falta de educación sexual”, explica. Así que lo que buscó inicialmente, al abrir su cuenta de Instagram, Corazón con Leche, fue difundir y fomentar mensajes mucho más positivos con respecto a la sociedad; o sea, “desahuevar a la gente”, especifica. En un mes tenía más de diez mil seguidores; hoy, con poco más de año y medio, suma sesenta y cinco mil, además de haber sido invitada a dar una TED Talk y estar a punto de publicar un libro con la editorial Planeta a fines de marzo. “Siento que esta respuesta se debe a que la sociedad necesita hablar de sexo de una manera real, positiva y sin prejuicios”, opina Raquel, quien nunca imaginó que se convertiría en una persona pública.

A la derecha, durante su presentación en #TEDxTukuyWomen19, encuentro en el que habló sobre cómo librarse de los criterios impuestos por la sociedad.

A la derecha, durante su presentación en #TEDxTukuyWomen19, encuentro en el que habló sobre cómo librarse de los criterios impuestos por la sociedad.

Los temas que trata van desde la menstruación hasta la relevancia de la diversidad sexual. “Vivimos en un país en el cual la mayoría de personas no tiene necesidades básicas cubiertas, seguro médico ni educación completa, y crecen en entornos machistas. Es muy fácil decir ‘mastúrbate, cómprate tus propios condones’, cuando muchas personas ni siquiera cumplen con la necesidad de sentirse mínimamente protegidas”, dice Raquel. “Es importante, entonces, reconocer que hablo desde un punto de vista muy privilegiado”. Esta plataforma le ha ayudado a dar forma a una voz con la que trata de luchar por los derechos de otras personas, y no solo de las que tienen un estilo de vida como el suyo.

 

Natalia Barrera  (@chica.afroperuana)

El proceso de creación de Una Chica Afroperuana no fue consciente, pero hoy Natalia se da cuenta de que buscaba expresarse y contar en voz alta las experiencias que había vivido por ser afroperuana en este país. Contar también lo que su familia, sus amigos, su gente más cercana vivían: historias negativas, tristes, incluso injustas, que generalmente no se abordan en las redes sociales. “No hay muchos generadores de contenido que hablen de desigualdad social o de realidades peruanas, más allá de venderte un estilo de vida”, explica Natalia. Lo que empezó como un proyecto para una clase de su carrera de Publicidad terminó siendo una plataforma audiovisual antirracista, que sube contenido periódicamente, con “una mujer negra de creadora y de protagonista ” de sus propias historias. “Te invita a incomodarte, a repensar, a ver más allá y al mismo tiempo ver hacia adentro. Para mí, es un espacio de comunicación, creatividad e identidad afroperuana”, precisa.

“No queremos nombrar el racismo, porque la gente nos responde que está en nuestra mente: en una sociedad en la que está tan normalizado ese discurso, no te das cuenta si no te toca, y si te toca tienes que aprender a tener correa”, reflexiona Natalia. “En el Perú, nos hemos olvidado de que luchar por nuestra identidad es importante. Y, a la vez, nuestra historia ha sido resistencia pura desde la colonización. Lo que me mueve es, desde mi trinchera, ayudar a reconectar con esa identidad que es poderosa. Alzar la voz por los que no pudieron”.

A partir de abril, su plataforma va a cambiar por completo, con nuevos segmentos y otro tipo de videos.

A partir de abril, su plataforma va a cambiar por completo, con nuevos segmentos y otro tipo de videos.

Considera que “tienes que ser fiel a tu lucha” y, para ello, puedes utilizar la creatividad y llevarla de diferentes formas. Admira a Victoria Santa Cruz, a la que llama una filósofa y un referente grande para muchas mujeres afroperuanas y activistas. Natalia acaba de estar en México grabando una serie que trata temas de identidad y en la que ella es la conductora, y que espera que se estrene pronto. Desde que empezó su proyecto, ha sido invitada como panelista de un evento de belleza afrodescendiente en Colombia y participó en un foro de paz en Líbano.

Al mirar a su sobrina de 4 años y a su ahijado de uno, piensa en que debe trabajar duro para que exista un lugar para ellos en el que no tengan que pasar por lo que sus abuelos, tíos y madre pasaron: “Pero como les va a pasar, por ser quiénes y cómo son, la idea es que lo puedan nombrar y que sepan que siempre tendrán quién los defienda”.

 

Annaiss Yucra  (@annaissyucra)

La falta de identidad que percibía en sí misma fue lo que la impulsó a crear su propia marca. Esta, que lleva su nombre, nace de la exploración interna, del reencuentro, “de amar y valorar lo que por mucho tiempo mi sociedad había determinado para mí, por ser quien era”, explica la diseñadora de modas. “Tuve la necesidad de empezar a redibujar mi historia y a mirar con amor en el espejo lo que por mucho tiempo observé con amargura”. Así, la suya es mucho más que una marca de ropa. Es una forma de expresar sus ideales y la manera que encontró para tocar temas incómodos pero necesarios. “Quería ser una herramienta de cambio para las siguientes generaciones”, explica.

Se graduó con honores en la Nottingham Trent University; quedó segunda en el concurso Young Designers for the World de PromPerú en 2017 y finalista en el iD Emerging Designer Awards 2018, en Nueva Zelanda. La crítica de modas Diane Pernet le expresó su admiración, y el editor de “Vogue” y “GQ” México, José Forteza, le dijo que veía mucho potencial en ella. Referirse a su propuesta es hablar de feminismo, del medio ambiente, de diversidad, de identidad. “Mi punto de partida son las mujeres que estuvieron detrás y un sueño generacional que se pudo concretar en mí”, dice Annaiss. “Mi familia y sus vivencias son parte muy importante del diálogo. Mujeres que vienen de entornos machistas, muchas veces maltratadas, una abuela quechuahablante que pudo escribir su apellido a los 35 años. Mujeres trabajadoras que vinieron de abajo, discriminadas porque no encajaban con los estereotipos.

Su marca de diseño se inspira en una generación más equitativa, con mujeres sin miedo de expresarse libremente y sin prejuicios.

Su marca de diseño se inspira en una generación más equitativa, con mujeres sin miedo de expresarse libremente y sin prejuicios.

Un matriarcado que se repite y que tuvimos que vivir para crecer y para crear una voz real”. No es extraño que su madre sea el pilar. Hasta el último momento, cuando se encontraba cercana a morir, no le permitió detenerse. “La recuerdo como la mujer en la espero convertirme algún día, muy adelantada a su época, que dejó en mí una semilla de fortaleza y lucha”. “Nací siendo activista. Desde muy pequeña tuve este conflicto interno y muchos cuestionamientos en cuanto a la justicia; es algo que a diario me hace reflexionar y darme cuenta que desde mi posición tengo la facilidad de poder comunicar y crear conciencia”.

 

Carolina Silva Santisteban   (@carolinasilvasantisteban)

No fue fácil salir del clóset. La familia de Carolina era conservadora y ella era una chica tímida que no concebía la posibilidad de que la rechazaran por ser homosexual. Una ruptura amorosa llevada en secreto (sin nadie en quién apoyarse, sin contención emocional) la llevó a buscar terapia. Pronto, empezó a explorar los motivos por los cuales permanecía en el clóset. Y las artes escénicas –algo que ella practicaba desde que era adolescente– se volvieron un vehículo de expresión y de aceptación personal.

En 2015, escribió la obra de teatro testimonial “Cuando seamos libres”, con la que recibió una mención honrosa en un concurso de teatro, cuyo premio sería el montaje al año siguiente. Carolina, comunicadora, decidió aprovechar ese año para dar a conocer el proyecto, y lo convirtió en un canal de YouTube que fue acumulando vistas. Con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos en
el Perú, logró el financiamiento para hacer una gira por provincias con ingreso libre y con conversatorios sobre diversidad sexual que acompañaban las funciones.

Por otro lado, exploraba el stand up comedy. “A mí me gusta reír y hacer reír, pero también he sido bastante tímida. El stand up fue una forma de romper con mi personalidad introvertida”. Si con la obra de teatro testimonial Carolina hablaba a través de las historias de sus actores, con el humor hablaba de ella misma. “Fue la manera ideal para hacer catarsis y contar estas cosas que me dolieron tanto. La comedia ha sido muy sanadora. Y me he dado cuenta de que estas historias no son solo mías, sino que hay otros que se sienten identificados, que se ríen y se conmueven conmigo”, cuenta.

Acaba de iniciar un programa de formación actoral para personas trans, “para darles una nueva fuente de empleo y para que sean representadas por ellas mismas en las artes”.

Acaba de iniciar un programa de formación actoral para personas trans, “para darles una nueva fuente de empleo y para que sean representadas por ellas mismas en las artes”.

Hoy no solo se refiere a la orientación sexual, sino también a los derechos de las mujeres y otros temas políticos. Se define como una “artivista” que, a través del arte, ha encontrado una plataforma creativa para hacer reflexionar a la sociedad. “Todo lo que hago necesito que cumpla esa función social de las artes escénicas que a veces los artistas olvidamos, que tiene la capacidad de transformar a la gente y movilizarla”, asegura. “Yo he ido a escuelas de formación de líderes políticos, he participado de marchas, me han propuesto formar parte de dos partidos políticos… pero hago ‘artivismo’ porque creo que el arte tiene el poder de sensibilizar. Yo he sido testigo de cómo el arte ha cambiado la vida de mucha gente”.

 

Kerstin Forsberg   (@planetaoceano )

Creció fascinada con los animales. Cuando tenía 3 años, Kerstin y su familia se mudaron a Canadá, donde ella se vio rodeada por la naturaleza y por una educación ambiental. Al salir del colegio, optó por estudiar Biología en Lima y, mientras lo hacía, se involucró con muchos voluntariados, como en el Parque de las Leyendas y en los Pantanos de Villa, y viajó a Brasil para trabajar con tortugas marinas. Esa experiencia le dio la idea de repetirla en el Perú. Organizó un pequeño proyecto de conservación en Tumbes que consiguió más de cien voluntarios en un mes, entre jóvenes, pescadores artesanales y el gobierno local. “Entendí que realmente había mucha necesidad de conservar especies marinas y también ambientes costeros, y que podía abrirse una plataforma para que distintos agentes participaran de eso”, describe la bióloga.

Armó una red de educadores, se acercó a los colegios. Esa fue la base de su ONG Planeta Océano, con la que empodera a comunidades costeras para cuidar el mar y conservar sus ambientes a través de tres ejes: investigación, educación y desarrollo. Sus esfuerzos han sido reconocidos con creces, al punto de haber obtenido el Premio Whitley, uno de los más importantes del rubro ambientalista. Pero sigue enfrentándose al principal reto, que es la sostenibilidad económica de sus proyectos. “Día a día se tiene que luchar para poder financiar estos esfuerzos, que son muy importantes considerando que nuestro país tiene el mar más productivo del planeta”, enfatiza.

Ganó el Rolex Award for Enterprise (2016) y el Premio Whitley (2018), considerado “el Nobel verde”. Ha aparecido en las listas de líderes mundiales de “Times” y “Fortune”.

Ganó el Rolex Award for Enterprise (2016) y el Premio Whitley (2018), considerado “el Nobel verde”. Ha aparecido en las listas de líderes mundiales de “Times” y “Fortune”.

Greta Thunberg le parece “increíble, porque con tan corta edad está haciendo que la gente la escuche, así polarice las opiniones”. Hace poco la escuchó en el Foro Económico de Davos, donde la propia Kerstin participó en un panel junto al príncipe Alberto II de Mónaco. Su enfoque es concertador, facilitador. La suya es una plataforma abierta que permite y necesita el empoderamiento de otros. Que habla con la voz de la comunidad.

 

Ana Estrada  (@anabuscalamuertedigna)

“Después de tres años buscando información acerca de la muerte digna en internet, pidiendo ayuda a amigos abogados, contándoles mi deseo a personas que pensé que me podían ayudar, y agotando todas las posibilidades de manera secreta y solitaria, un día, casi instintiva y urgentemente, tuve la necesidad de publicar en un blog todo lo que estaba viviendo”. Así empezó Ana Busca la Muerte Digna, un espacio que le permitió escribir no solo acerca de su enfermedad y de su estadía en UCI, sino también de cómo fue reapropiándose de su cuerpo a partir de ese momento. Ana sufre de polimiositis, una enfermedad muscular crónica y degenerativa.

Desde que fue diagnosticada, evitó pensar en el futuro en términos de objetivos o metas, porque una parte suya sabía que seguiría enfermando. Sin embargo, hasta 2015 había logrado muchas cosas a pesar de estar usando silla de ruedas: se había graduado como psicóloga, área en la que trabajaba; era independiente, vivía en su espacio propio. Entonces, la polimiositis recrudeció y Ana necesita, hoy, cuidado permanente. “Quedaron muchos pendientes en mi vida que ya no pude realizar”, admite. Sin embargo, una gran misión esperaba por ella. “La muerte digna debe ser un derecho, porque cada persona debería poder elegir sobre toda su vida y mucho más en el último momento de esta.

Recientemente, la Defensoría del Pueblo, de la mano de su abogada Josefina Miró Quesada, presentó una acción de amparo al Estado para que reconozca su derecho a una muerte digna.

Recientemente, la Defensoría del Pueblo, de la mano de su abogada Josefina Miró Quesada, presentó una acción de amparo al Estado para que reconozca su derecho a una muerte digna.

Es el derecho a la libertad de elección sobre el cuerpo, según nuestra historia, creencias y circunstancias”, explica sobre la consigna de su blog y de sus días. “No se trata solo de ponerle fin al dolor y al sufrimiento, sino que va más allá: es parte de la ética ciudadana que se sustenta en los derechos humanos y constitucionales, tales como la autonomía, la libertad y la dignidad. De ahí que el derecho a la muerte digna sea también una defensa por la vida en todas sus instancias”.

Ana escribe cliqueando cada letra en el teclado táctil de la pantalla con un mouse conectado a su tablet: lo hace con la fuerza que aún mantiene en su mano derecha. Antes de la traqueotomía, usaba el comando de voz para dictarle a la computadora. Hace unos meses, Microsoft se comunicó con ella y le regalaron un comando para escribir con la vista. “Ser activista por mi derecho a la muerte digna es mi nueva identidad”, asegura. “Me define como nada lo ha hecho antes. Me motiva. Me da vida. Ha tomado cada célula de mi cuerpo y mi mente. Encontré mi propósito en la vida. Considero que ser activista de una causa es todo eso”.

Styling: Alexa Carcausto
Make up: Adrián Rey
Peinado: Winie Calvay
Agradecimientos:
H&M, Camille de Fago, Arto, Annaiss Yucra, Balkanica, GARUA