El presidente de la SNI asegura que la colaboración entre el sector privado y el Estado es mucho mejor ahora, con Francisco Sagasti en el gobierno. Afirma que hay voluntad y actitud para tomar decisiones y considera que las medidas más restrictivas eran inevitables: “Si no mitigamos la pandemia, no podemos hablar de reactivación”.

Por Jaime Cordero 

“Hemos entregado tres plantas de oxígeno, las hemos donado al Estado. Y hay 14 plantas más que se están fabricando, podemos fabricar unas veinte plantas al mes”.

“Hemos entregado tres plantas de oxígeno, las hemos donado al Estado. Y hay 14 plantas más que se están fabricando, podemos fabricar unas veinte plantas al mes”.

Ya han pasado más de dos décadas desde que se retiró de la política activa (fue vicepresidente durante más de cinco años, entre 1995 y 2000, durante el régimen de Alberto Fujimori), pero Ricardo Márquez Flores se sigue considerando un político. “Político empresarial”, hace el matiz. Desde la presidencia de la Sociedad Nacional de Industrias, asegura que está dispuesto a opinar de todo. Sin embargo, el tema que ocupa su atención de manera excluyente es la atención sanitaria y las distintas maneras en las que, a través de su gremio, puede cooperar para paliar los efectos de la pandemia. Con este gobierno, dice, sí se puede cooperar. “Nos han dado espacio para opinar y hay actitud; esa es la diferencia”, señala.

Y agrega: “El presidente Sagasti ha entendido que este es un problema demasiado grande, y que tiene que resolverse en conjunto”. En esa línea, asegura que tiene conversaciones constantes con el Ejecutivo, junto con iniciativas como Hombro a Hombro y Respira Perú. De todo ello, de sus planes, pero también de las dificultades que se enfrentan, habla en esta entrevista.

¿Cuál es su posición acerca de las medidas más restrictivas que ha adoptado el gobierno para reducir los contagios?

Como empresarios que somos, nos guiamos por los resultados. Estamos acostumbrados a tomar decisiones todos los días, pero a partir de datos. El gobierno ha visto las estadísticas y es evidente que estamos ante un serio problema. No tenemos camas UCI disponibles ni seguimiento a las personas enfermas.

Ya estuvimos en esa situación. Hemos abierto la economía y hemos vuelto a la situación anterior. No podíamos seguir así. No somos inconscientes. Queremos que la economía se recupere, estaba empezando a mejorar, pero…

¿Pero era inevitable volver al confinamiento?

Es inevitable. Ahora, ¿qué cosas tenemos que hacer de inmediato? Venimos trabajando desde hace meses en esto, ya hemos entregado tres plantas de oxígeno, las hemos donado al Estado. Y hay catorce plantas más que se están fabricando; podemos fabricar unas veinte plantas al mes. La UNI también está fabricando plantas. Y, en cuanto a las camas UCI, estamos consiguiendo respiradores de un solo uso, que pueden hacer las veces de una cama UCI y funcionan sin necesidad de electricidad. Se usaron en Guayaquil.

Nosotros nos contactamos con los empresarios de allá y nos dieron todo, incluso nos facilitaron médicos para enseñarnos a usarlos. Y, si bien dicen que son “de un solo uso”, se pueden usar dos o tres veces. Ya tengo financiados 2500 de esos aparatos, gracias a la colaboración de empresas y gremios. En unos días estarán llegando los primeros mil.

¿Y cuál será el destino de esos aparatos?

Nosotros los donamos al Estado y ellos decidirán. Ellos son los que saben. Ahora bien, siempre se aprenden cosas nuevas. Hace un tiempo me llamaron de Huánuco diciendo que no tenían oxígeno. Nosotros les habíamos donado una planta, pero todavía no la instalaban. Lo mismo está pasando ahora mismo en Apurímac. Se demoran más en instalar una planta que en fabricarla y llevarla al sitio. ¿Cómo es eso? Hay que
hacerle seguimiento a todo.

Tal parece que, además del virus, nos está matando la poca capacidad de gestión que tiene el Estado…

No necesitas haber estudiado en Harvard para entender estas cosas. Lo que se requiere es voluntad de resolver los problemas. Yo me quedo con la boca abierta cuando veo estas cosas en la televisión o las escucho en la radio.

Hay temor en las autoridades de actuar con la celeridad requerida.

Yo trabajé seis años en el sector público, como vicepresidente, y ahora estoy volviendo a lidiar con él, por el cargo que tengo en la SNI. Veo y converso con ministros casi todos los días. Lo que veo es que muchas de las personas que han entrado al sector público en estos años, entre ellos muchos ministros, terminan con juicios.

A veces no siguen los procedimientos que exige el sector público para actuar, y terminan enjuiciados por ello. Pero eso se ha vuelto una enfermedad: nadie quiere terminar así. El que quiera ser presidente del Perú tiene que estar dispuesto a terminar preso; no por robar, ojo, sino solamente por hacer cumplir la ley y querer hacer las cosas rápido. Pero ya estamos así. Todos los presidentes que hemos tenido en los últimos treinta años han terminado procesados. Y no por hacer cumplir la ley precisamente.

Bueno, sí, qué te puedo decir…

Ahora, desde su posición en el sector privado, entiendo que quiere ayudar a destrabar los procesos, porque la pandemia ha dejado en evidencia la lentitud del Estado. Queremos destrabar, pero sobre todo queremos hacer ver que la función pública es servicio. Como vicepresidente, pude constatar que cuando estás en el gobierno te llegan propuestas de todo tipo, todos los días. Eso no ha cambiado, pero nos hemos llenado de leyes que no se necesitan.

Y se siguen proponiendo, hasta un cambio de constitución. Yo me puedo sentar con Verónika Mendoza y explicarle. Es posible que se tengan que cambiar algunos artículos, ¿pero cambiar todo? No. Para hacer que el país cambie, lo que se necesitan son buenas políticas y gente honesta, no cambios de constitución.

Hay un discurso antiempresa que está ganando terreno en esta coyuntura. ¿Por qué cree que ocurre eso?

He escuchado esas cosas y me dan un poco de risa. Dicen que recién ahora nos estamos interesando por la pandemia porque llegó la segunda ola. Oiga, diseñar y fabricar una planta de oxígeno toma meses. Estamos en esto desde el comienzo. Lo que queremos es tener todo a la mano para no depender de fuera: oxígeno, respiradores, mascarillas, uniformes, incluso vacunas. Queremos resolver el problema.

Pero el problema resultó ser más grande y complejo de lo que se pensó en un inicio.

Claro. Por eso queremos generar una cultura de colaboración entre el sector público y los privados. No es fácil eso. En el gobierno anterior había mucho recelo. Tú les dabas una idea y ellos querían soltarla como si hubiera salido de ellos.

Se refiere al gobierno de Martín Vizcarra…

Sí. Si algo hacía bien Vizcarra era actuar políticamente. Generó la percepción de que estaba haciendo bien las cosas, pero mira los resultados…

¿Hizo todo mal Vizcarra en cuanto al manejo de la pandemia?

No. Se evitó la quiebra de muchas empresas. Reactiva funcionó, primero para los grandes, eso también es cierto. Aunque, en este país, si caen los grandes también caen los otros. Luego llegó también para los más pequeños. Fueron más de medio millón de empresas las que recibieron apoyo a través de préstamos a tasas muy bajas. Eso fue positivo, lo admito, y es una tarea que todavía no termina.

¿Ahora se necesitan más apoyos?

Es que esta segunda ola nadie se la esperaba. Nosotros no vemos las estadísticas. Quienes tienen acceso a los datos son los ministerios. Y ahí tengo una crítica: no quieren trabajar con la estadística. Algunos quieren resolver los problemas dando más leyes; yo quiero tomar decisiones a partir de la data.

¿Considera que el gobierno debería compartir más información?

Sí. Con eso se toman decisiones. Pero, bueno, ahora nuestro objetivo como sector privado es llegar a cinco mil camas UCI en los próximos treinta días [actualmente, la cifra oficial es de poco más de 1800]. Y en paralelo hay otras cosas que hacer, como la atención primaria.

Llevamos un buen rato conversando ya, y todo versa sobre camas UCI, oxígeno y atención a los pacientes con COVID-19. Pareciera que estuviera entrevistando al ministro de Salud y no al presidente de la Sociedad Nacional de Industrias…

(Risas). Esta es ahora mi preocupación, al 100%.

¿No le preocupa la reactivación económica?

Si no mitigamos la pandemia, no podemos hablar de reactivación.

Ese no es el discurso de todo el sector empresarial… ¿O sí?

Tenemos que acabar con la enfermedad, o mitigarla al menos. Hay gente que quiere hacer marchas contra las medidas. Yo discrepo. Y te puedo decir, porque tengo la suerte de conocerlos, que la mayoría de empresarios piensan como yo, están preocupados y me apoyan. Por eso, puedo llamarlos, decirles “necesito esto” y conseguir 140.000 dólares en 48 horas.

¿Y por qué cuesta tanto trabajo convencer a la opinión pública de que los empresarios están del lado de gente?

Porque todo lo quieren politizar. Pero los empresarios estamos para arreglar los problemas. Y por eso me meto en
política, pero no partidaria. Queremos resolver esto con el gobierno central.

¿Y cuál es la diferencia entre el gobierno de Sagasti y el gobierno anterior?

Nos hemos reunido con la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, con uno de los asesores principales del presidente y con representantes de otros ministerios. Vemos que la ministra lidera, con pasión. Y eso es porque el presidente la apoya. Hay decisión.

¿Ha habido presiones sobre el gobierno para impedir que se tomen medidas más duras para aplanar la curva de contagios?

No he visto eso. Por el contrario, estamos de acuerdo en la necesidad de que, una vez que llegue el primer envío desde China, ya los privados puedan comprar vacunas.

¿Por qué?

Hay gente que se dice de izquierda que dice que eso es “para los ricos”. Es para los trabajadores de las empresas. Ya lo hicimos en la SNI, importando tests, para luego vendérselos a las empresas, muy baratos. Los que se benefician son los obreros, los trabajadores. Esa afirmación de que los privados comprarían las vacunas para beneficiar a los ricos no tiene ni pies ni cabeza.

Cuando ocurrieron los desastres de El Niño costero se logró construir una narrativa: “Una sola fuerza”. Ahora, ¿por qué no se ha conseguido lo mismo?

Yo comienzo a ver algo así. Y va a ser así, porque el sector privado está comprometido.

Comienza a verlo… ¿casi un año después?

Bueno, qué puedo decir. Todo depende de quién maneja al país. Yo he estado ahí, y sé cómo es. Debe haber una actitud, y a partir de eso todo se ordena.

¿Coincide en las críticas respecto a Sagasti y sus problemas de comunicación?

Considero que es válida la crítica. Sagasti no es un político, es un académico. No puedes cambiar a un señor de más de 70 años de manera instantánea. Ahora necesitamos un político, y creo que se ha dado cuenta de la necesidad de comunicar mejor. Una vez le dije a Salvador del Solar: “Tú eres actor y haces bien tu papel político. Pero yo también soy actor, porque, si soy político, también actúo”.

Usted se sigue considerando un político.

Me considero un “político empresarial”.

¿Cómo es eso?

Me considero un político, pero con límites. No hablo de política partidaria, pero, fuera de eso, comento de todo.

Y, como “político empresarial”, ¿qué opina de los nuevos liderazgos que están surgiendo en la política peruana?

Hay momentos y momentos. Ahora mismo, la prioridad es la ciencia y la salud. Yo lo que veo en los políticos es que están rodeados de asesores, en economía, en salud, en pesca… pero ellos mismos no saben nada de esos temas. Un líder tiene que saber de todos los temas. No se puede dejar que los asesores decidan todo.

 

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