Darlene Bernaola en exclusiva para COSAS cuenta su faceta como madre, y de la relación tan especial que mantiene con su hija Ysabella.
Por Walter Chunga
Desde pequeña enfrentó la indiferencia de su madre ante los abusos que recibió por parte de su padrastro. Sin embargo, eso no fue impedimento para volver a acercarse a ella y para crear su propia forma de ser mamá. Hace 21 años se convirtió en madre de Ysabella, su única hija. Desde ese entonces, fue la mujer más dichosa del mundo. En exclusiva para COSAS, Darlene Bernaola, la conejita playboy del milenio, nos recibe en su hogar en Colorado y nos cuenta la faceta más personal e íntima de su vida: la maternidad.
¿Cómo te definirías como persona? ¿Cómo es tu carácter?
Mira, es gracioso, porque el otro día se me vino a la cabeza que cuando me hacían entrevistas siempre me preguntaban quién era la persona a la que más admiro, y me ponía a pensar y decía: “Soy yo”. O sea, yo soy la persona a la que más admiro. Y no es por ser narcisista, sino que nunca conocí a una persona que haya vivido las cosas que me pasaron a mí y que de alguna manera ha sobrevivido. Ahora, lo que es más gracioso es que sí tengo a una persona a la que sí admiro, y es el presidente Volodímir Zelenski, de Ucrania.
Ya falta poco para el Día de la Madre. ¿Cómo te sentiste cuando fuiste madre?
Mira [risas], te voy a contar una historia graciosa. Yo leía todos los libros de maternidad. Me la pasé todo mi parto riéndome. Le tengo pánico a las agujas, y recuerdo que solo grité cuando me pusieron el suero. En el momento del parto, todo el mundo quería que dejara de reír, porque estaba riendo a carcajadas. El doctor me decía: “¡Puja, puja!”, y yo no podía, porque me daba risa, ya que uno me hablaba en español y el otro en inglés, parecía las Naciones Unidas, hablando diferentes idiomas. Entre todos me decían que pujara, y cuando empezó a asomar mi hija, lo primero que me dicen es: “Ok, ya está saliendo, ya está saliendo”. Luego me dicen que me van a cortar para que salga el bebé, y ahí es donde me pongo a llorar y gritar, porque yo no sabía que me iban a cortar, pero al final no sentí nada. Fue una experiencia hermosa, porque yo fui madre soltera cuando estuve embarazada de mi hija Ysabella; entonces, la disfruté muchísimo.
¿Siempre quisiste ser madre?
No, no sabía que quería serlo, hasta que salí embarazada de mi hija. Desgraciadamente, no tuve la misma niñez que muchas personas; entonces, cuando tienes otras preocupaciones, como sobrevivir, piensas que, si no puedes contigo misma, para qué vas a tener otra criatura. Entonces, nunca se me vino a la cabeza hasta que tuve una pérdida, y eso fue antes de que tuviera a mi hija; entonces, yo pensé en lo que me dijeron los doctores, que nunca iba a poder tener hijos.
¿Cómo es la relación con tu hija?
La relación con mi hija Ysabella es maravillosa, creo que esta es la mejor etapa de mi vida con ella, porque no voy a decir que dejé de ser madre, pero una persona en cierto punto de la vida tiene que decir: “Ok, me saqué el ancho trabajando, estudiando, es momento de que sea una persona que aporte al mundo”, y de un momento a otro tienes que decir adiós a los 18 años, porque llega esa edad y se van. Pero, bendito sea Dios, Ysabella viene todos los fines de semana, nos invita a sus fiestas, vamos a los juegos, llevamos nuestro carro, que tiene todas las cosas, y la gente se divierte. A pesar de que no pude vivir esa experiencia, ahora la puedo vivir con mi hija, y ver el mundo desde sus ojos.
Qué bonita relación…
Sí, nos hacemos bromas un montón; cuando estamos juntas, nos matamos de la risa, nos contamos nuestras cosas y yo le aconsejo con el tema de los chicos. Le digo: “Cuando un chico te hace algo, si quieres, llora tres días, pero en el minuto que salgas de tu cuarto debes voltear la página, porque nadie dice que no puedes sufrir o llorar; sufre, hazlo, pero no cargues con eso, déjalo atrás”.
¿Cómo se mantiene tan guapa una madre como tú? ¿Haces deporte?
No hago nada [risas]. Yo siempre he tenido una contextura delgada, solo una vez en la vida tomé en serio el ejercicio, pero después como de todo; siempre que he subido de peso, todo se va al trasero. Estos últimos años no he podido hacer nada, porque he estado mal de salud (Darlene sufrió de un caso severo de COVID). Tengo mis días buenos y malos; entonces, no he podido hacer nada por mí en ese sentido. Camino muy poco; cuando lo hago, recorro cinco o seis cuadras, pero subir y bajar las escaleras me mata, aunque a veces trato. No sé qué podría aconsejar, me alimento horrible.
¿Cómo pasarás este Día de la Madre?
Dios mediante, nos estamos yendo de viaje por un mes más o menos a un lugar donde no haya mucha gente, en la casa rodante que tenemos. Mi esposo me regaló la casa rodante hace dos años por mi cumpleaños, y hasta ahora solo la hemos usado dos veces, porque hemos estado enfermos. Ojalá se concrete.
¿Cómo pasas los días en casa? ¿Qué actividades realizas?
Dibujo, bueno, no he escrito mucho últimamente, para ser honesta, porque no he estado inspirada, y yo creo que debo estar inspirada al cien por ciento. Estuve intentando dibujar a Robert de Niro, pero me salió un poco bronceado [ríe]. Me encanta hacer dibujos, es algo que me distrae y me ayuda a relajarme un montón, porque creo que en esas épocas, especialmente en donde había COVID-19 y eso, no había nada que hacer, entonces empecé a dibujar y a pintar.
¿Eres ama de casa?
Claro, y preparo comida peruana. Otra cosa que también estoy aprendiendo a hacer en mi rancho es sembrar plantas para tener bastantes árboles. Sembré muchas verduras y tengo diez o doce plantas de ají amarillo. Estoy feliz, muy contenta, porque ya está dando frutos. Aquí a Colorado no llegan mucho las exportaciones, y ya me estaba quedando sin ají amarillo, y yo me muero sin ají amarillo, sin mi rocoto, sin los ingredientes que son la base de la comida peruana. Ahora tendré mi ají amarillo fresco.
Cuándo eras una niña y vivías con tu madre sufriste de abuso sexual por parte de tu padrastro. Cuando le contaste a tu madre ella reaccionó de manera violenta contra ti. Han pasado muchos años desde esta terrible situación ¿Cómo es la relación con tu mamá, sabes algo de ella?
Sí, a veces uno carga con mucho dolor, y creo que algunas personas, me incluyo, estamos esperando una respuesta o tratamos de entender alguna situación que hemos pasado en la vida ¿no?, pero a veces la respuesta no está en la pregunta, la respuesta está en ti misma. Solamente tienes control de ti, control de uno mismo, y no de los otros. Cuando te empiezas a dar cuenta de que las acciones de otros no son acciones tuyas, y a veces no sabes lo que la otra persona pasó en su vida, aprendes a dejarlo ir. No significa perdonar; para que suceda eso, alguien debe pedir perdón, pero sí significa soltar esas cargas y tener una relación de amistad que recién se empieza a conocer. Mi relación con mi mamá, no voy a decir que es perfecta, pero por mi parte estoy empezando a tratar de entender que es un ser humano y tal vez tuvo diferentes problemas en su vida. Por ello, dejo las cosas en el pasado.
Me comentaste en la entrevista pasada que ahora te sientes más guapa que cuando estuviste en “Playboy”…
Cuando yo vivía en Perú, sentía que no me veía bonita, por mi color de piel y mis rasgos físicos. Me decían ‘chola’ y, como se dice, “el peor enemigo de un peruano es otro peruano”, y uno crece con esas voces, y después de tanto yo me siento hermosa, y no es tanto lo de afuera, sino lo que tengo adentro. Puedes ser la mujer más fea del mundo, pero si tienes bondad y estás segura de quién eres, vas a brillar, porque la gente verá que estás segura de ti misma. Si uno no está seguro de uno mismo, entonces todo el mundo te va a mirar de esa manera. Estas son algunas lecciones que he aprendido en la vida.
¿Qué reflexión se te viene a la mente por el Día de la Madre?
Ser madre no es solo la recompensa que te dan tus hijos, ser madre es ser la reflexión de tus hijos. El trabajo de una mamá es ser madre, amiga, y lo más importante es proteger a sus hijos, porque una criatura debe ser feliz, criada con seguridad y amor. Qué mejor regalo para una madre que ver a sus hijos felices, en paz. La vida de tus hijos es como si estuvieras viviendo tu vida dos veces, pero esta vez a través de sus ojos. En mi caso, es mucho más importante que recordar lo que he pasado. Todas las etapas con mi hija han sido increíbles, y creo que todos debemos aprovecharlas al máximo.
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