En 2013, Gian Marco y Pedro Suárez Vértiz protagonizaron la portada de COSAS Hombre. En el día de la partida del rockero, recordamos dicha entrevista donde ambos rindieron homenaje a la música y la amistad.

Por Sergio Rebaza  Fotos Rafo Iparraguirre

El canto silencioso del rockero

La vida da giros insospechados. Pedro Suárez Vértiz, el cantautor de pop rock más exitoso del Perú, decidió alejarse de los escenarios a fines de julio de 2011, en el auge de su carrera como solista. Meses antes había anunciado en un programa televisivo que tenía un problema de dicción. Pero por entonces no sabía realmente qué lo aquejaba, a pesar de que los primeros signos de su condición ya se habían anunciado seis o siete años atrás. La voz que le había cantado a varias generaciones de peruanos se estaba callando y nadie sabía por qué.

A raíz de esa revelación pública, todo cambió repentinamente sin que Pedro pudiera hacer nada para remediarlo. Para febrero de 2011, ya sabía lo que tenía, pero siguió cantando, con el mismo empeño de siempre, a pesar de que los efectos sobre su voz eran evidentes. Durante sus conciertos en las Fiestas Patrias de ese año–los últimos–, las cámaras que lo grababan, antes compañeras de sus logros, se dedicaron a enfocar únicamente sus problemas vocales. Por eso, con la seriedad de un profesional del canto con veinte años de carrera, Pedro tomó en ese momento la decisión más difícil de su vida: nunca más volvería a cantar sobre los escenarios que tanta alegría y éxitos le habían dado. Lo hacía convencido de que tendría a su familia como apoyo incondicional, y para evitar que sus tres hijos presenciaran lo que la prensa ya venía explotando en televisión: el morbo que produce toda tragedia sobre un personaje público.

¿Cuál es el mal de Pedro? Su nombre es disartria, una lesión neuromuscular que altera la articulación de palabras; no tiene cura, es decir, es crónico y degenerativo. Por ello, en los últimos dos años, su condición ha empeorado, al punto que hoy en día se comunica por escrito. Cuando le dieron la noticia, Pedro entró en shock: “¿Me voy a morir?”, preguntó a su doctor. La respuesta quizás sea la causa de que Pedro no se haya dejado vencer: “No sé de qué morirás algún día”. Horas después, tomaría otra decisión crucial: “No gastar un voltio en preocuparme ni preguntarme ‘¿por qué a mí?'”. El show debe continuar. Y eso nos lleva a la nueva faceta del otrora cantante: la de escritor.

“Yo Pedro”

Su más reciente presentación pública, durante la Feria del Libro de Lima, el 20 de julio pasado, tuvo un efecto literalmente demoledor. Aquella noche, la Sala César Vallejo se abarrotó de cientos de fans que buscaban ver y saludar a su ídolo musical. El ambiente bullía de gente dentro y fuera del auditorio. Pedro, evidentemente, no podía hablar. Pero sí tuvo buen olfato. Así que, presintiendo la tragedia, entró a la sala apenas unos minutos; los suficientes para que las cámaras lo capten con su libro en la mano saludando al público y para darle un abrazo a Beto Ortiz, invitado para presentar la obra. Ni bien dejó el auditorio, una de las paredes de la sala cedió y se vino abajo. Por suerte no hubo ningún herido. Pedro, según cuenta su manager, Robelo Calderón, gran amigo y hombre de confianza desde los tiempos de Arena Hash, salió de la sala y de la feria y no miró atrás.

Comercialmente, el efecto de su libro fue similar. Tumbó todos los récords de ventas, no solo de la editorial responsable de la publicación sino de toda la historia de la Feria del Libro. Ni Jaime Bayly ni Mario Vargas Llosa vendieron tantos libros como el músico. En apenas 24 horas, “Yo, Pedro”, el libro que reúne sus vivencias, confesiones y pensamientos a través de textos breves, vendió más de 1500 ejemplares y, en la actualidad, ha superado los 40 mil volúmenes vendidos.

Hubo, sin embargo, un sector de la crítica literaria que manifestó abiertamente su descontento. El crítico y escritor Gustavo Faverón calificó el libro de “estropicio infantil” y su contenido, de “tonterías”. Beto Ortiz, sin embargo, salió en defensa del artista con el ingenio y achoramiento que siempre lo han caracterizado: “El libro de Pedro no pretende ser el Book of the Year del ‘New York Times’; es solo el testimonio de un tipo que ha tenido la vida de rockero que los intelectuales del Juanito nunca tendrán y que se ha sentado a contarla y ya está. Va a ser un best seller automático. Sí, pues. ¿Qué le vamos a hacer? Cómanse ese sapo. Digiéranlo. Asimílenlo”.

Por su parte, el mismo Pedro opinó que él no buscaba un bestseller–aunque su libro lo es–. “Solo quiero tener trabajo”, afirma. Y vaya que lo ha conseguido, pues Planeta ya tiene planeado publicar un segundo volumen con los textos del compositor. Además, Pedro también publica semanalmente, en una revista local, una de las columnas más leídas de la capital, y se comunica diariamente con sus fans a través de su cuenta en Facebook, que tiene más de un millón de seguidores. Y si de trabajo se trata, sigue componiendo, tocando y grabando, pues su habilidad como músico se mantiene intacta. Recientemente musicalizó una obra teatral para niños llamada “Los Fabulatas de Navilandia”, que le ha permitido volver a componer y volver a hacer lo que más le gusta: música.

El encuentro

Juntar a los dos más grandes cantautores de la historia reciente de la música peruana fue más fácil de lo que parecía; al fin y al cabo, los dos, Pedro y Gian Marco, son grandes amigos. Han compartido escenario muchas veces, y se conocen desde muy jóvenes, aunque nunca habían hecho un proyecto juntos. Si bien la campaña en la que participan promociona un disco que incluye sus grandes éxitos, también supuso una serie de piezas instrumentales grabadas a dúo por los dos, y promovidas a través de YouTube.

El cariño entre ambos es evidente. Cuando se dieron cita para la sesión de fotos que ilustra esta nota, la cámara no dejaba de disparar porque las ocurrencias de estos dos músicos, cuyas edades suman casi 90 años–aunque no lo crean–, son las mismas que podrían haber hecho los jóvenes que una noche, hace más de veinte años, se conocieron en el backstage de una obra en el Teatro Marsano. Al menos así lo recuerda Pedro. “Cholito lindo de mi corazón”, saluda el baladista al rockero cuando este llega para la sesión de fotos. Un saludo sincero que dice mucho del aprecio que hay entre ambos y del respeto que Gian Marco le tiene.

“Para mí Pedro no está enfermo”, cuenta Gian Marco. “Esa palabra no le calza… Sin temor a equivocarme, existe un antes y un después de Pedro Suárez Vértiz. Es un ícono que le canta a la gente. Es una persona que siempre supo reconocerse y que nunca puso en duda que él y su música llegarían a todo un país para quedarse eternamente. Hoy en día existe infinidad de gente famosa que no deja ni siquiera una huella en el camino y desaparece como si nunca hubiera existido. La música y la obra de Pedro están en el ADN de todos los peruanos, y eso muy pocos lo logran”.

Efectivamente, existe un antes y un después de él; aunque sus canciones seguirán sonando en la radio, en las cabezas de miles de jóvenes y no tan jóvenes. Su condición es accesoria. Lo demás es silencio.

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