Tras batallar contra las adicciones y el cáncer, la actriz de «Barbarella» ha mostrado un gran compromiso con luchas sociales como el feminismo y el cambio climático

Por Redacción COSAS

A los 87 años, Jane Fonda sigue siendo una de las figuras más destacadas del cine, el activismo y la cultura pop. Con una carrera que abarca más de seis décadas, ha sido actriz, icono del fitness y, sobre todo, una activista incansable por los derechos de las mujeres, el cambio climático y muchas otras causas sociales. Pero, al mirar atrás, Fonda también reflexiona sobre cómo su vida y sus hábitos han cambiado, especialmente con respecto al alcohol.

En una entrevista concedida a CBS News, Fonda habló con franqueza sobre cómo su relación con el alcohol ha evolucionado con el paso del tiempo. Recordó sus años de juventud, cuando el alcohol formaba parte de su vida de una manera más despreocupada. «En mis años más jóvenes, me veía tomando un vodka antes de rodar una escena difícil o para enfrentarme a los desafíos del día», confesó.

La actriz se ha caracterizado por su participación en múltiples campañas de activismo.

Sin embargo, ahora, a los 87 años, se ha alejado de esa rutina, reconociendo los efectos que el alcohol tiene sobre su cuerpo y mente. «Dejé la bebida porque, incluso si me tomara una copa de Martini esta noche, al día siguiente me levantaría a media asta», explicó. «Eso no me pasaba cuando era más joven, pero a medida que envejeces, el alcohol te afecta de manera diferente. Ya no quiero estar a medio andar para lo que me queda de vida».

Fonda, que en su juventud vivió intensamente tanto en su vida personal como profesional, ha sido siempre abierta sobre sus luchas internas y su proceso de crecimiento personal. Su madre, Frances Ford Seymour, se quitó la vida cuando ella era joven, lo que dejó una marca profunda en su vida. En lugar de seguir el camino de la niña perfecta que la sociedad esperaba, Jane se rebeló, convirtiéndose en una actriz activista que no dudó en enfrentarse a poderosos como Richard Nixon y su postura contra la guerra de Vietnam. Años más tarde, sus convicciones la llevaron a convertirse en un ícono del fitness, lanzando videos y libros para promover la salud física y mental.

Jane Fonda es considerada por muchos la reina del aerobic en toda la historia.

El paso natural del tiempo

Sin embargo, con la llegada de la vejez, Fonda ha cambiado su perspectiva sobre muchos aspectos de su vida, incluyendo su salud. «Soy muy consciente de que estoy más cerca de la muerte. Y eso ya no me molesta tanto como antes. Lo que sí me molesta es sentir que mi cuerpo ya no me pertenece. Estas no son mis rodillas ni mis caderas, ni siquiera mis hombros. El cuerpo envejece, y eso es algo con lo que hay que aprender a convivir», reflexionó. A pesar de las limitaciones físicas que el tiempo impone, su energía sigue siendo inquebrantable, y su espíritu sigue combatiendo en causas como el cambio climático y el movimiento #MeToo.

La decisión de dejar el alcohol fue, en parte, un acto de autocuidado. En septiembre de 2022, la intérprete de «Grace and Frankie» informó que padece de cáncer. «Me diagnosticaron linfoma no Hodgkin y comencé tratamientos de quimioterapia”, sostuvo a través de sus redes sociales. “Este es un cáncer muy tratable. El 80 por ciento de las personas sobrevive, así que me siento muy afortunada. También tengo suerte porque tengo seguro médico y acceso a los mejores médicos y tratamientos. Me doy cuenta, y es doloroso, que soy una privilegiada en esto”, agregó.

Jane Fonda luchó contra la bulimia desde los 12 hasta los 35 años.

Fonda ha sido previamente sincera sobre su historial de cáncer. En 2010, se sometió a un procedimiento para extirpar un bulto no canceroso en su seno. Más tarde, en 2016, reveló que se había sometido a una mastectomía. Nuevamente, en 2019 habló sobre la extirpación de un crecimiento canceroso de su labio. “El cáncer es un maestro y estoy prestando atención a las lecciones que me depara”, aseguró.

A pesar de los cambios físicos y de salud, Jane Fonda sigue siendo una de las figuras más activas y comprometidas con el mundo que la rodea. Hoy, más que nunca, su mensaje es claro: el envejecimiento no es un freno, sino una oportunidad para seguir creciendo, aprendiendo y luchando por lo que es importante.

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