Periodista. Desde hace un par de procesos de eliminatorias para la Copa Mundial, es la voz de los partidos de la selección peruana de fútbol, además de una de las mentes más lúcidas y reconocidas del periodismo deportivo nacional. Peredo no ha podido librarse de los huevos de Vargas. Hasta ahora lo persiguen, cuando en la calle le piden que cante ese gol ante Argentina de nuevo. Ahora, prepara la garganta para lo que hasta hace poco parecía imposible.

Por Dan Lerner

¿Te esperabas esto que está pasando con la selección?

No, y creo que nadie se lo esperaba. Vivo este momento entre ilusionado y… no sé cómo decirlo… sorprendido con todo lo que se ha generado. Estoy ilusionado, claro, por la posibilidad de ir al Mundial, pero también sorprendido por la capacidad de ser extremistas. Hoy la gente te habla en la calle del partido con Argentina y nadie siquiera considera la posibilidad del empate. Estamos volando.

Algo llamativo que sucede con esta selección –y que aún no se contagia en la hinchada– es que, cuando la situación es adversa, los jugadores parecen confiar aún más en sí mismos. Como pasó con el penal en Quito, cuando no hubo un peruano que no pensara que nos desmoronábamos, salvo los diez que quedaron en el campo.

Este equipo tiene algunas características de juego que contrastan un poco con lo que ha sido históricamente el carácter del equipo peruano. Ahí creo que es clave el trabajo del entrenador y, por lo que uno puede oír entre los jugadores, también del psicólogo deportivo Marcelo Márquez.

En todo caso, nada de esto quiere decir que el problema del fútbol peruano está solucionado…

En absoluto. El mérito principal de Edwin Oviedo fue elegir una persona absolutamente vinculada al fútbol como Juan Carlos Oblitas. Mientras la Federación trabaja a largo plazo, Oviedo ha elegido para el día a día, para presentar la mejor selección posible, a Oblitas, y fue un acierto, porque es alguien que conoce la realidadde la selección, como jugador y como técnico. Y el mérito de Oblitas fue la elección de Gareca. Aun así, estamos muy lejos de mejorar el fútbol peruano. Perú está a dos partidos de clasificar al Mundial y se siguen agarrando a balazos en la Copa Perú. Lo que pasa es que trabajar las reformas del fútbol a largo plazo no necesariamente significa que no puedas presentar la mejor selección posible. Pero hay muchísimas cosas que faltan mejorar: canchas, horarios, las divisiones menores, la Segunda, la Copa Perú, el hecho de manejar bien nuestra geografía…

Para la gente que nació de finales de los ochenta en adelante, las voces de Raúl Maraví o de Toño Vargas son la música de fondo del fracaso deportivo. Tú tienes la posibilidad de convertirte en la voz del triunfo, del éxito de la selección. ¿Piensas en eso?

No me he puesto a pensar en eso, ni quiero hacerlo. La gente me pregunta cómo va a ser el gol de la clasificación, cómo lo voy a narrar, y yo ni quiero imaginármelo.

¿Pero lo sueñas un poquito?

Espero lo que venga, como ha sido hasta ahora. Yo no preparo los relatos; son absolutamente espontáneos, naturales, no pienso más allá. Me preparo para estar concentrado e informado, pero después me dejo llevar por donde el partido me lleve.

Como cuando Fano le hizo el empate a Argentina, con la famosa narración de “los huevos de Vargas”…

Ese gol era perfecto para narrarlo así. Yo lo único que hago en ese gol –ya se van a cumplir diez años, qué bestia– es acompañar a Vargas, y eso es lo ideal para un narrador. El gol de Hurtado en Ecuador es distinto, es un grito de emoción, otra cosa. No quiero pensar en lo que me va a salir si clasificamos, ni en lo que me puede salir si no lo hacemos.

¿Los nervios normales de ver a tu equipo se incrementan cuando narras?

Sí, claro. Es muy tenso narrar a la selección, porque no ganamos un partido fácil, lo sufres mucho al final.

¿Crees que vamos al Mundial?

Creo que estamos 50-50. Hay que saber jugar ese porcentaje que tenemos a favor.

¿Se queda Gareca?

Yo creo que sí. En todos estos años malos que hemos tenido, nunca decidimos repetir un técnico dos eliminatorias. A ver cómo nos va ahora…