La reina Elizabeth II se ha conservado magníficamente. Y aunque sus allegados aseguran que la monarca no es quisquillosa a la hora de comer, sí sigue una rutina alimenticia que hasta el día de hoy la ha mantenido contenta. ¿En qué consiste su dieta?
A la reina Elizabeth II se la ve llena de brío, y esto, no quepa duda, es en parte a su alimentación. Un antiguo empleado del palacio de Buckingham ha revelado los ingredientes que conforman su dieta o, más bien, los que excluye. Según Darren McGrady, quien fue su chef durante once años, en la cena el almidón está prohibido. Es decir, nada de papa, arroz o pasta.
¿La real dieta keto?
Esa disciplina baja en carbohidratos no solo se aplica a cuando cena sola. En banquetes u ocasiones más formales opta por un filete de venado, faisán en salsa de champiñones, crema y whisky, o un salmón pescado en sus fincas de Sandringham y Balmoral. Y si bien estos platillos gozan de un previsto grado de refinamiento, según McGrady, para ella comer no es un placer sino un modo de supervivencia (al contrario del príncipe Philip, quien disfruta muchísimo de la comida). Esto no quiere decir, por supuesto, que un gusto especial, de vez en cuando, no le despierte una sonrisa.
Para el desayuno la monarca se inclina por un tazón de cereales (sobre todo Special K) y, para el almuerzo, opta por un plato a base de pescado con verduras (especialmente el lenguado con espinacas o calabacines), o pollo a la parrilla con ensalada. Y fiel al cliché, no perdona la hora del té, a las cinco de la tarde, acompañado, muy a la usanza inglesa, de sándwiches de pepino, salmón ahumado, huevo y mayonesa, o jamón con mostaza, y las clásicas galletas dulces británicas McVitie. Los domingos, también respetando la tradición, toma un asado, o Sunday Roast, con todos sus clásicos acompañamientos, como platillo principal.
El savoir-faire de la reina
Según Charles Oliver, también exempleado de la reina y autor del libro «Cena en el Palacio de Buckingham«, Elizabeth II no es quisquillosa, y de hecho, es muy extraño que la monarca se queje de lo que le sirven. ¿Cómo logran saber lo que sí le gusta?
Oliver revela que todos los días, cuando la reina se sienta a desayunar, almorzar, merendar o cenar, los empleados le llevan, junto a la comida, un cuadernillo en el que ella puede apuntar lo que le ha disgustado. Es así como se va definiendo el menú. Lo habitual, enfatiza el autor, es que ni lo toque: Las quejas con respecto a la gastronomía no son habituales en el palacio.
Sin embargo, hubo una ocasión en la que la reina sí tomó el cuadernillo: había encontrado en su plato un caracol. La reina cogió el animal, arrancó una hoja del cuaderno y lo puso encima. Al lado escribió: “Encontré esto en la ensalada, ¿debería comerlo?”. Si existe un misterio hasta la fecha, es si el chef mantuvo su puesto después del incidente.
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