No son pocos los príncipes que han abandonado o han perdido su condición para pasar a la vida privada. Amadeo-Martín Rey y Cabieses, profesor de Dinastías Reales en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, hace un breve repaso por la historia última de estos disidentes de la realeza.
Por Amadeo-Martín Rey y Cabieses
El caso de Harry y Meghan, duques de Sussex, no es único en la realeza europea. Son muchos los príncipes que, por una u otra razón, han abandonado o han sido forzados a abandonar -según los casos- su condición y privilegios para pasar a la vida privada, alejados del paraguas protector del monarca y, sobre todo, privados de la asignación que recibían o, muchos de ellos, teniendo que abandonar el ejército al que pertenecían.
En el Imperio Austro-Húngaro, en tiempos de Francisco José I, varios fueron los archiduques que abandonaron su nombre y títulos para dedicarse a una vida más discreta y retirada. El archiduque Juan de Austria-Toscana, se convirtió en Juan Orth tras renunciar a todos sus títulos y privilegios; el archiduque Leopoldo Fernando de Austria-Toscana, pasó a ser Leopold Wölfing tras su renuncia a su rango, aceptada por el emperador el 29 de diciembre de 1902, adoptando la ciudadanía suiza y dejando incluso de ser caballero de la Orden del Toisón de Oro.
Matrimonios morganáticos
Muchas veces la causa de la renuncia al cargo era un matrimonio morganático o desigual. Así, el archiduque Carlos Luis de Austria, enamorado de Berta Czuber, hija de un profesor, se casó en secreto con ella en 1911, perdiendo él todos sus rangos y privilegios y adoptando el nombre de Fernando Burg, y siendo incluso borrado de la edición de 1914 del Almanaque de Gotha. El príncipe Nicolás de Rumanía fue excluido de la Casa Real en 1937 y se le retiró su rango militar, pasando a llamarse Nicolás Brana.
El príncipe Federico de Prusia pasó a ser George Mansfield tras su boda con Lady Brigid Katharine Rachel Guinness, y eso que su padre era el segundo conde de Iveagh. Otra causa del alejamiento era el hastío del príncipe de una vida demasiado exigente o el deseo de no asumir las responsabilidades principescas. El príncipe Jorge Guillermo de Sajonia-Weimar-Eisenach renunció voluntariamente a su título y rango recibiendo en 1953 el nombre de Jörg Brena.
En España, el rey Don Alfonso XIII retiró su título y prerrogativas al Infante Luis Fernando de Orleáns a causa de su licenciosa vida. Años más tarde, el Príncipe de Asturias, Don Alfonso de Borbón y Battenberg, se convirtió en Conde de Covadonga al renunciar a sus derechos a la Corona para casarse con su primera esposa, la cubana Edelmira Sampedro y Robato.