Francisco Morales Bermúdez: la última palabra del general
Próximo a cumplir noventa y siete años, el general Francisco Morales Bermúdez acaba de publicar “Mi última palabra”.
Próximo a cumplir noventa y siete años, el general Francisco Morales Bermúdez acaba de publicar “Mi última palabra”.
Los viejos apristas solían decir: “En el dolor, hermanos”, cuando uno pasaba a mejor vida. Y en la política, ¿qué pasa con los hermanos? El poder se ha interpuesto en la relación de muchos de ellos. El caso más reciente en el Perú es el de Keiko y Kenji Fujimori, quienes no se hablan desde hace meses. Aquí repasamos su historia, así como las peleas de otros ex líderes de la región con sus hermanos.
Destacadas figuras del fútbol local e internacional han aprovechado su popularidad para entrar a la cancha política. Algunos, incluso, han llegado a la presidencia de su país. En el Perú, han pasado por el Congreso y algunos municipios. Tras el Mundial de Rusia, ¿estarán dadas las condiciones para que, en el futuro, los seleccionados sean tentados a cambiarse de camiseta?
En su nuevo libro Fascismo: una advertencia, la ex secretaria de Estado de Estados Unidos hace veladas comparaciones al recordar a Benito Mussolini, quien, como Donald Trump, quería “vaciar el pantano” donde a su juicio se llevaba a cabo toda la corrupción política.
La suerte del Perú no es la peor ni la mejor. No está tranquilo porque Pedro Pablo Kuczynski se haya salvado de la vacancia. Ni reconciliado porque Alberto Fujimori haya obtenido el indulto humanitario. Ni confiado porque la “lucha anticorrupción” ande metida en todo. Ni esperanzado porque tal vez vuelvan los tiempos de las vacas gordas. El país está, sencillamente, entrampado.
Por lo menos en números, el año entrante parece mejor que el que termina. No obstante, los enfrentamientos entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, la falta de gestión para la rápida ejecución del gasto público, la extrema mesura de los empresarios para invertir y el inicio de las elecciones regionales y municipales parecen anunciar otro año más de parálisis política y económica.
La hace poco estrenada primera ministra Mercedes Aráoz gira alrededor de sí misma sin saber qué hacer. El Congreso apenas mira de reojo su pedido de facultades legislativas. La bancada mayoritaria en el Congreso no tiene otra agenda que sacar a Keiko Fujimori de sus aprietos legales mediante el equivocado recurso de acusar constitucionalmente al fiscal de la Nación. El presidente Pedro Pablo Kuczynski disimula apenas con su habitual sonrisa de oreja a oreja los coletazos de Odebrecht desde Brasil, que ahora ponen a la ex alcaldesa de Lima, Susana Villarán, en el centro de la tormenta. Así las cosas, el país económico sigue en piloto automático, el país político abandonado a su suerte y el país social deseoso de moverse, pese a todo, en un mejor horizonte de confianza.
Para el ex senador de la República, el nivel de discusión entre las dos principales fuerzas políticas del país ha llegado a un punto preocupantemente improductivo. Sin embargo, más que temer a que se incrementen los decibeles de la discusión política, Enrique Bernales le teme a la total inacción.
Grupos conservadores religiosos –especialmente líderes evangélicos– tienen ahora una puerta abierta a la Casa Blanca, ejerciendo su influencia en los temas más variados y erosionando poco a poco los derechos de sus tradicionales víctimas: las mujeres y la comunidad LGTBI..
Enfrentamientos con los sindicatos y las Fuerzas Armadas, 31 mil dólares en maquillaje, la dimisión de cuatro ministros y el efecto radioactivo del presidente Donald Trump han dañado la imagen del mandatario francés que, si las encuestas están en lo correcto, podría convertirse en el menos popular de las últimas décadas antes de cumplir cien días en el Palacio del Elíseo.