En 28 Posti, Cristina Celestino traza una propuesta que revela en sus interiores las bases de la cocina del chef italiano Marco Ambrosino. Con autenticidad y sencillez, construye una identidad a través del uso de materiales naturales: madera, terracota, hierro. Una paleta audaz, sensorial y coherente, como suele suceder con todos los trabajos de la diseñadora italiana.
Por Gonzalo Galarza Cerf / Fotos de Agnese Bedini
Tiene la calidez de una olla de barro, la elegancia de un cuchillo de alta cocina recién afilado, la destreza de las manos que saben tratar los productos, la frescura de la cocina vanguardista, y el respeto por el paso del tiempo y la tradición. En 28 Posti, Cristina Celestino ha apuntado a crear un paralelismo entre el interior del restaurante y la cocina del joven chef italiano Marco Ambrosino. El trabajo juega con los conceptos de autenticidad, comodidad, sencillez y origen.
Así, la arquitecta y diseñadora italiana renueva el restaurante ubicado en Milán luego de seis años de estar abierto al público. “Cristina ha logrado interpretar muy bien nuestra identidad, respetándola, pero al mismo tiempo nos ha reinterpretado a través de su mundo del diseño”, ha afirmado Silvia Orazi, propietaria de 28 Posti, un nombre que traducido al castellano sería 28 Asientos.
La propuesta
Como la buena cocina, la propuesta de Celestino despierta los sentidos a través de distintas texturas, que conviven en armonía e impregnan un sello audaz y coherente. El centro del local está atravesado por los tabiques originales del edificio, que deja en evidencia su materialidad de manera calculada. Un mueble colocado bajo el arco del muro se destaca por sus formas curvas y redondeadas, además de sus colores. Esa unidad de almacenamiento del menaje también sirve para colocar en los estantes de madera antiguos objetos que dialogan con el espacio. Lo revelan.
A ambos extremos del local, los muros de barro sin cocer de la firma de acabados Matteo Brioni alcanzan a tocar el techo de color azul claro, en donde resaltan unas vigas de madera originales y restauradas. El tercio inferior está revestido con baldosas de terracota de la colección Gonzaga, diseñada por Celestino para Fornace Brioni.
Una pared longitudinal cubierta con ladrillos perforados color tiza irrumpe a un lado como si fuera una brisa de aire fresco. Esa misma liviandad la aplica Celestino en las luminarias de la colección Tempo, de la firma española Arturo Álvarez. Las lámparas de techo de pliegues finos, hechas con malla de acero inoxidable pintada, aportan dinamismo. Y, al igual que el blanco del muro, dan movimiento al espacio.
Personalidad
En una entrevista reciente para CASAS, Celestino reveló los rasgos indispensables de cualquiera de sus propuestas: “Deben tener una fuerte personalidad y poder. En diferentes escalas, los detalles son siempre lo más importante”. En esta intervención, la creadora italiana toma los conceptos de materialidad, textura y color para dar carácter a su obra. “La paleta identificada juega con materiales naturales: madera en diferentes acabados, terracota de Fornace Brioni, hierro encerado natural al que se le agrega azul desaturado y un color tierra, además del blanco tiza de las paredes longitudinales”, ha explicado.
Una propuesta vinculada a la cocina de Ambrosino, sostenida sobre productos de temporada y de calidad, con respeto por el medio ambiente y orientada a valores éticos y a la equidad de los procesos de producción. Una cocina que Celestino deja en evidencia, al mostrarla de forma sutil por una ventana rectangular entre las baldosas de Fornace Brioni y la pared de barro al natural.
Identidad y autenticidad
“Para mí, era importante preservar su identidad. Por eso mi proyecto deliberadamente quiere estar en continuidad con la imagen asociada con 28 Posti”, ha declarado Celestino. Para conservar ese carácter descontracturado y al mismo tiempo elegante, en la sala del fondo, la diseñadora italiana colocó un banco tapizado contra la pared y sillas Fratina de Billiani, de madera con tejido de cuerda. Como en el mueble central de almacenamiento, el tablero de madera de la mesa está sostenido por tubos de color azul desaturado, que descansan en una base del mismo tono.
“La cocina de Ambrosino comienza con ingredientes crudos y muy simples. Los convierte en platos que mantienen su autenticidad, pero al mismo tiempo utiliza los ingredientes de una manera muy refinada e inesperada», ha dicho Celestino. Y a partir de allí ha trazado un interiorismo que en su aparente sencillez revela varias capas de diseño puro y transformado.
Fotos: cortesía de Cristina Celestino
Artículo publicado en la revista CASAS #282