Ahora que el Papa resultó ser norteamericano de nacimiento y peruano de nacionalidad, tendremos una avalancha de contenido sobre el nuevo pontífice y el rol de la Iglesia Católica en Perú. Hablarán todos y hablarán de todo, así que seré uno más, porque el extraordinario evento que vivimos lo amerita. Y me interesa pensar en el papel de la Iglesia en la historia del Perú.

Por: José Ignacio Beteta*

La Iglesia Católica ha sido una institución imprescindible en ella. Y no hablemos de política, gobierno o cuestiones de poder. Vayamos a su influencia cotidiana y profunda, esa que pasa desapercibida y es mucho más positiva.

En las pequeñas parroquias que se fundaron a lo largo de nuestro territorio durante las primeras décadas del Virreinato, a veces en lugares agrestes e inaccesibles, niños y niñas indígenas aprendieron a hablar y escribir en castellano. Aprendieron un sistema de pensamiento diferente al suyo que -a contracorriente de lo que plantea una mayoría de académicos “amante del conflicto”– lo complementó, enriqueció y convivió con él.

Hacia mediados del siglo XVII, según Amy Huras (Castellanización en la Arquidiócesis de Lima, 1600 – 1700), en la jurisdicción del arzobispado de Lima, casi el 60% de la población indígena que brindaba su testimonio en las visitas, escribía y hablaba en castellano sin traductor o asistencia, y usaba el quechua en otros contextos. Ambos sistemas de pensamiento y lenguas se usaban según su utilidad existencial y comunicacional.

Evidentemente Occidente llegó con un bagaje filosófico potente que terminó predominando sobre la filosofía andina. Pero este tipo de procesos históricos se dan desde nuestros orígenes más remotos en todo el planeta. De nada sirve quejarse o leer la historia en modo “lucha de clases”. El mestizaje, la síntesis y la complementariedad son el combustible de la historia.

Es cierto además que el rol político de la Iglesia Peruana fue importante, pero no fue tan esencial. Esencial fue su rol de educar -como lo hemos descrito- a españoles, criollos, mestizos e indígenas. Esencial fue su titánica empresa de llegar a territorios inalcanzables incluso para la Corona Española, y luego inalcanzables para el Estado Independiente. Esencial fue su rol en la creación natural de fiestas, música, danzas, gastronomía y tradiciones mestizas.

Robert Francis Prevost, el papa León XIV.

Sin la Iglesia Católica no tendríamos carnavales puneños para la Candelaria, Semanas Santas en Ayacucho, santísimas cruces de Motupe, celebraciones masivas a la Virgen del Carmen en Paucartambo o peregrinaciones al Santuario de la Virgen del Chapi. Todas estas festividades tenían un núcleo religioso y espiritual, pero alrededor de él se formaba una cultura que no ya no era ni española ni indígena. Era peruana.

Seguiríamos la ruta de este enfoque horas y nos quedaríamos cortos de líneas. Pero se entiende hacia dónde va mi opinión. Ahora que tenemos un Papa peruano, que probablemente nos visite muy pronto, lo último que debemos hacer es intentar politizarlo o colocarlo en facciones de derechas o izquierdas. Así no logramos nada valioso.

Para el Perú prefiero que León XIV nos devuelva la Iglesia que ayuda, que educa, que tiene un rol espiritual; que acoge en sus obras a pobres de corazón, de espíritu y de dinero; que intenta llevarte al Cielo en una buena homilía o una Misa bien celebrada; que te adentra en la aventura mística de las Sagradas Escrituras y que te regala a la mejor de las heroínas y madres, la Virgen María.

La llegada de un nuevo Papa, tan cercano a nosotros, nos debe hacer repensar a la Iglesia en el Perú. ¿Cuál es su rol esencial? ¿Para qué existe? ¿Hacia dónde debe caminar?

Que el nuevo Pontífice no permita que la Iglesia Peruana siga siendo una institución materialista y política bajo el pernicioso influjo de la Arquidiócesis de Lima. Que reconstruya en nuestro país una comunidad misionera y realmente creyente, más parecida a la Iglesia que llegó a nuestras tierras hace casi 500 años, con el mismo espíritu misionero que León XIV, Robert Prevost, tenía cuando llegó a nuestra tierra.

(*) Présidente de la Asociación de Contribuyentes del Perú.

Suscríbase aquí a la edición impresa y sea parte de Club COSAS .