Inspirado en un movimiento mundial de empoderamiento para niñas a través de la música, la organización Warmi Rock Camp Perú ofrece un espacio sin fines de lucro para que chicas de entre ocho y diecisiete años descubran su poder mientras forman una banda.
Por Diana Hidalgo Fotos de Diego Valdivia y archivo de Warmi Rock Camp Perú
En seis días, un grupo de niñas y adolescentes de diversas partes del Perú forman una banda y dan un concierto. En ese proceso, corto pero intenso, cada una elige un instrumento: guitarra, bajo, batería, teclado; o canto. No tienen que tener una experiencia previa. Solo ganas de divertirse y encontrar su propia voz. Así funciona Warmi Rock Camp Perú, una organización sin fines de lucro que desarrolla un proyecto de educación musical y tutoría para promover el empoderamiento de niñas y adolescentes.
Para sus fundadoras, y quienes comandan los campamentos –todas con formación y experiencia educativa en este campo–, realizar un proyecto de esta naturaleza era impostergable para el Perú. “En una sociedad con tanta violencia de género esto era algo necesario”, dice Natalia Vadja, quien en julio de 2013 participó como voluntaria en un campamento internacional de rock para niñas, en Nueva York. Luego de esa experiencia de cuarenta días como entrenadora de banda e instructora de guitarra en ese espacio, y de asistir a las conferencias del movimiento mundial Girls Rock Camp Alliance (GRCA), regresó a Lima y convocó a sus amigas –con quienes, alguna vez, había formado una banda– para iniciar el capítulo peruano de esta iniciativa.
Así, se incorporaron Estefanía Aliaga, Fiorella Uceda, Gisella Giurfa y Elena Mejía. Las cinco, en sus distintas carreras musicales y ámbitos, cuentan, experimentaron la vulnerabilidad y, en algunos casos, la violencia de género que existe en el escenario musical. Por eso, el proyecto cobró mayor sentido. Lo vieron como una oportunidad no solo para formar futuras músicas, sino mujeres fuertes, libres y seguras de sí mismas.
Un campamento de chicas para chicas
Hasta el momento, Warmi Rock Camp ha realizado dos campamentos. El primero fue en el colegio San Silvestre. Hasta allí llegaron chicas de varios colegios de Lima, y también de Tacna, Cusco y Arequipa. Durante el programa, treinta y dos niñas y adolescentes de diversas partes del Perú compartieron sus experiencias, se hicieron amigas y formaron una banda de acuerdo con sus preferencias musicales. “La idea es romper la burbuja social. No importa de dónde vienen, sino por qué están ahí”, dice Natalia. El segundo fue en Trujillo, en el colegio San José Obrero, donde también llegaron chicas de diversas partes del país.
Durante los seis días de campamento, se otorgan dos talleres por jornada. El programa incluye cajón, hip hop, rock, construcción de identidad de banda, junto a talleres de autoestima y autonomía e historia de las mujeres en la música y en la sociedad. Además, durante los almuerzos, llega una banda o solista femenina para tocar, compartir e inspirar a las campistas. Cabe resaltar que todas las instructoras y mentoras del programa son mujeres. Junto a ellas, cada grupo de chicas debe formar una banda, crearle una identidad y componer una canción, que tocarán el último día, en un concierto de clausura para amigos y familia.
“Les proponemos maneras positivas de relacionarse con otras mujeres y consigo mismas, donde no haya competencia, sino más bien identificación. Se trata de modos de respeto y de valoración de las relaciones que se establecen en el campamento”, explica Estefanía Aliaga. Les otorgan, además –cuenta Elena Mejía–, un espacio para equivocarse, aprender y reírse de ello, frente al escenario de excesiva presión y estereotipos con los que luchan las mujeres en el ámbito musical y, en general, en la sociedad.
Lo más positivo que han obtenido, señalan, es la respuesta de las campistas: que, al terminar el ciclo, se acerquen para agradecerles porque se sienten más confiadas; se muestren más desenvueltas y puedan reconocer su talento para la música; o cómo, después de esa experiencia, quieren regresar a la siguiente. Porque su propósito, reconocen las fundadoras de la organización, más que un proyecto musical, es formar una comunidad de mujeres fuertes y unidas.
Las fundadoras
Natalia Vadja. Guitarrista. Toca en Mercury Toys y es profesora particular de guitarra.
Gisella Giurfa. Enseña batería en la UPC. Toca con Kanaku y el Tigre y Gian Marco.
Fiorella Uceda. Enseña batería y cajón en el colegio Inmaculado Corazón. Es baterista en el grupo We the Lion.
Elena Mejía. Es parte del colectivo Hip Hop al Parque.
Estefanía Aliaga. Bajista. Es profesora particular de bajo. Toca con Veronik y en Huacas, Burbujas & Rock n’ Roll.