Van seis meses de pandemia y los gremios empresariales parecen haber encontrado en la nueva ministra de Salud la llave que buscaban para entrar al cuarto de comando. La lucha contra el COVID-19, sin embargo, es más que respiradores y balones de oxígeno. La quiebra de pequeños negocios y el desempleo de millones de peruanos son también consecuencias del virus. Acerca de todo ello conversamos con el presidente del gremio industrial del país, quien además comparte sus puntos de vista sobre los errores en la política económica, las medidas para proteger al empresariado nacional y las ventajas que tienen los privados para moverse rápido y escapar de la burocracia pública.
Por Paolo Benza Foto por Elsa Ramírez
Ricardo Márquez prefiere mantener la cautela frente a ciertas preguntas. ¿El exministro de Salud, Víctor Zamora, no quiso tender puentes con el sector privado? ¿La nueva titular de la cartera, Pilar Mazzetti, sí ha abierto las puertas para que los empresarios puedan participar de la lucha contra la pandemia? “Qué te puedo responder, tú lo estás diciendo”, dice, tímidamente. Y aunque se cuida al responder, hay algo que sí deja claro: el nuevo gabinete los está tratando distinto.El presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) busca evitar que cualquier crítica política al exministro de Salud arruine el nuevo escenario de diálogo que se ha instaurado con su sucesora. Un diálogo en el que ambas partes –dice– conversan “más en confianza”. “Esa unión entre sector público y privado hubiera sido mucho mejor si la hacíamos antes. Eso ha sido un grave error. A Dios gracias hoy día ya estamos trabajando distinto”, asegura.
¿Cuál ha sido la mejor y la peor decisión del gobierno en la pandemia?
La primera, la de decretar la cuarentena, fue la mejor. Cuando tienes un país con 100 camas UCI, contra 30 millones de habitantes, no te queda mucho que pensar. Tenían que tomar esa decisión. Era lo lógico. Pero no visualizaron que esto iba a durar más de seis meses. Al prever eso, debías llamar a todos. A mí me da pena porque recién hoy [en el sector privado] estamos comenzando a trabajar con el sector público de una manera más dinámica, más en confianza. Si hubiéramos tenido este diálogo hace dos meses, habría sido diferente.
Entonces, aunque es presidente de un gremio empresarial como la SNI, cuyos representados han sufrido la paralización, ¿piensa que la cuarentena fue imprescindible?
Claro. Y si nos hubieran pasado la voz a nosotros [los empresarios], hubiéramos actuado distinto. En este momento, por ejemplo, ante la necesidad de las plantas de oxígeno, vamos a comenzar a fabricarlas con Modasa, que fabrica buses. Podríamos haber entrado hace tres meses. ¿Qué te quiero decir? Que una dinámica más en confianza nos hubiera traído más alternativas. Estoy seguro de que, cuando Modasa empiece a fabricar, se acaba el problema de las plantas de oxígeno. Esa unión entre sector público y privado hubiera sido mucho mejor si la hacíamos antes. Eso ha sido un grave error. A Dios gracias hoy día ya estamos trabajando distinto.
¿Qué cambió para que ahora la relación entre el gobierno y los gremios empresariales sea “más en confianza”?
Lo que pasó al principio es que cada ser humano, cada ministro, tiene su manera de trabajar. Si están llegando mil respiradores [comprados por el sector privado] y quiero sacarlos de un día para otro, voy y te ayudo. No digo “vamos a ver, espérate”. Te lo digo de frente: la ministra que tenemos ahora dijo “OK, aquí están el viceministro, la Digemid, punto”.
Para ponerlo en palabras simples, ¿Víctor Zamora tenía desconfianza en el sector privado y Pilar Mazzetti sí les tiene confianza?
Qué te puedo responder, tú lo estás diciendo. Yo quiero proponer cosas.
¿Y recién pueden proponerlas a partir de que Pilar Mazzetti ha asumido el Ministerio de Salud?
Te digo una cosa: ahora yo llamo a un viceministro como a cualquier persona de la SNI y me contesta al toque. Esa es la diferencia.
¿Cree que le debieron dar a Pilar Mazzetti el ministerio antes?
Eso ya es cuestión del presidente. Tenemos que reconocer que no es fácil para nadie. Estamos en una pandemia. Ojo con otra cosa: debemos hacer un seguimiento a la rendición de cuentas de los comedores populares, las ollas comunes y la repartición de cajas de comida. Las personas que reciben estas ayudas no tienen trabajo y les tienes que dar eso para que puedan quedarse en su casa. Si no, van a salir pase lo que pase, así estén enfermos.
Volviendo a la cuarentena, ¿considera erradas a las figuras de oposición que la han calificado de inútil, dado que no revirtió la curva de contagios?
Creo que [sin cuarentena] hubiera sido un pandemonio. Mira lo que está pasando hoy: nadie consigue cama. Este panorama, cinco meses atrás, hubiera sido un caos. Hay que ser lógicos, pues. Si tenías 100 camas UCI, no te servían para nada. Quien dice eso [que la cuarentena fue inútil] habla políticamente, pero hay que ver qué era lo que teníamos. Y en ese sentido, esta enfermedad ha desnudado todos los errores de un programa económico y de una manera de hacer política económica.
¿Cuáles errores?
Me refiero a que no ha habido una política económica con planeamiento. No puedes permitir que un país tenga solo 100 camas UCI para 30 millones, o que no haya suficientes aviones para trasladar personas. Cuando abres la puerta y ves eso, te das cuenta que nadie estuvo planeando. Han pensado que solo la macroeconomía es suficiente para hacer que chorree a toda la población.
¿Esta forma de ver la economía no es herencia del gobierno de Alberto Fujimori, en el que usted fue vicepresidente?
Sí, señor. Pero miremos a la China: ellos tienen programas de desarrollo cada cinco años, por veinte años. Tienes que ir evaluando, pues. En la medida que vas evaluando, vas adaptándote a las necesidades de la población.
¿Cómo se debió gestionar el Estado para estar mejor preparados sin aplicar ese “piloto automático”?
Esto de la pandemia lo han venido adelantando varios líderes mundiales durante años y ya tiene antecedentes, como la gripe porcina. Cuando uno entra a ser un servidor público tiene una responsabilidad: ver qué va a pasar en tu país cinco, diez, veinte años en adelante. Aquí, por mantener bien la macroeconomía, mira lo que ha pasado. Y ahora han expuesto también a la macroeconomía. Hoy Citibank les dice a los compradores de bonos peruanos que los vendan porque en el Congreso posiblemente [se apruebe que se] retiren todos los fondos de las AFP. Y eso sí es grave. ¿De qué te vale haber tenido una macroeconomía sólida por veinte años? No quiero juzgar, esto es responsabilidad de más de un gobierno.
Reformulo, entonces, mi pregunta. En el segundo gobierno de Fujimori, del que usted fue vicepresidente, ya habíamos tenido la epidemia del cólera. Se sabía que había cosas que mejorar en salud pública. ¿Qué pensaron a futuro en ese campo?
Es correcto lo que dices: ya habíamos tenido el cólera. Pero date cuenta: salías de un país que tenía pocos fondos. Del 95 al 2000, la recaudación tributaria era el 4% del PBI, la pobreza estaba arriba del 40%. El país ha ido saliendo poco a poco.
¿Qué opina de la labor de María Antonieta Alva en el Ministerio de Economía (MEF) y de Rocío Barrios en el de la Producción (Produce)?
La señora Barrios lo que no sabe en lo técnico lo tiene en ganas de hacer cosas. Ella está en un chat con los gremios: Confiep, SNI, Cámara de Comercio de Lima y Adex. Si le preguntas a cualquiera de los gremios, te van a decir que están de acuerdo con ella. En el MEF, el problema es que es un ministerio en el que, quien vaya, va a encontrar una cultura de trabajo. Y allí nosotros vemos que no están acertando. Las políticas transversales no funcionan en el Perú. ¿Qué ha crecido en el Perú? La agroexportación. ¿Por qué no la acuicultura, la industria forestal…?
¿Es buena o mala la gestión de Alva?
Ella tiene esas presiones de pensamientos con los que no estamos de acuerdo. Nosotros creemos que hay que priorizar sectores [y no tener una política económica transversal]. Ella es una buena técnica, viene de manejo de presupuesto, es una persona capaz y sabe de su trabajo, pero recibe presiones y muchas cosas que quiere hacer se atrasan. En estos meses, ha hecho lo que ha tenido que hacer. Sin Reactiva 1 y 2, esto estaría muy mal.
Pero se pudo diseñar Reactiva Perú con 100% de garantía del Estado, algo que el MEF decidió no hacer, y hubiera sido un poco más efectivo, ¿no?
Sí, tienes razón. Pero hay que tener cuidado. Cuando le pregunto a unos amigos dirigentes de cajas que pasaron [el fenómeno] El Niño cuál ha sido su morosidad, me dicen 25% o 30%. Hay que tener cuidado con eso.
¿Las contribuciones del sector privado en este ‘nuevo diálogo’ con el Estado son donativos o ventas?
El sector privado fabrica un millón de mascarillas al día, mamelucos, equipos de protección personal, etc. Eso se le vende al Estado. Respira Perú [plantas y balones de oxígeno, y respiradores mecánicos] es otro tipo de relación: los donamos.
¿Qué ventajas tienen, como privados, a la hora de conseguir estas donaciones?
Si te dicen “esta planta de oxígeno te vale US$180.000 si te la entrego en 60 días, pero US$220.000 si la quieres en 15 días”, ¿quién te va a entender eso en el Estado? Yo quiero la planta mañana, pero me va a costar más caro. Tomar ese tipo de decisiones desde el Estado no es tan fácil, porque puedes terminar preso.
Pilar Mazzetti ha dicho que su equipo no puede tomar decisiones porque vienen “las ías” y los frenan. ¿Es correcto?
Sí. Si nosotros no fuéramos privados, no podríamos tomar ciertas decisiones. Nosotros decimos “OK, ¿lo hacemos? Sí, ya, págalo”. Pero esa es una decisión de privados, que tomamos nuestras chances. Nos ha pasado con balones de oxígeno, que empiezan en US$150 y terminan en US$1000 dólares por balón, de acuerdo con la velocidad con la que te lo dan. Eso nosotros lo tomamos normal porque, bueno, es oferta y demanda. Pero a ver explícale eso a la Contraloría.
Insisto con Reactiva Perú: ¿se implementó bien o ha fallado en salvar a las pequeñas empresas?
Reactiva 1 funcionó rápido porque fue diseñado para la empresa formal, que sabe hacer su negocio y captó los fondos rápidamente. Reactiva 2 se diseñó para la pequeña empresa formal e informal, y ahí viene el tema. Demoraron como un mes y medio porque Contraloría, con cierta razón, dijo “le están dando créditos a gente que ha estado metida con Odebrecht y que no debe hacer negocios con el Estado”. Eso ya estaba en el reglamento, no podían dar dichos créditos. Solo tenían que apretar un botón y hacer que no den la plata a esas empresas. Contraloría y los temores han hecho que todo se demore mes y medio.
¿La responsabilidad en la entrega de esos créditos a empresas involucradas en Lava Jato es de los bancos?
Pero no perjudiques a 200 mil micro y pequeñas empresas a las que has obligado a que no renueven los contratos que se vencían. Porque a una mype no le puedes pedir que renueve, por más buen trabajador que sea, si no tiene liquidez.
Entonces, ¿no debió enfocarse Reactiva Perú, desde su primera etapa, en mypes y no tanto en la gran empresa que tenía un poco más de espalda?
Hay 18 mil empresas que te dan el 80% de los impuestos. Si tienes que seguir captando impuestos, como país, tienes que agarrarlas a esas primero. De ahí, ya pasas a las pequeñas empresas.
¿Puede sobrevivir una microempresa que ha tenido que soportar cinco meses sin acceso a fondos baratos?
Hace unos días, el gerente general de Cofide [Gerardo Freiberg] tuvo una reunión vía Zoom con 800 organizaciones de pequeñas empresas. A estas no les llegan [los fondos de Reactiva Perú y FAE Mype]. Y él manifiesta que el problema no es suyo, sino de los bancos y del diseño. Al final de cuentas, sí, muchísimas pequeñas empresas no acceden. En la SNI estamos asesorándolos para pedir el crédito.
¿Entonces el problema de Reactiva es su diseño?
El gerente [de Cofide] lo ha dicho.
Usted ha sido textilero casi toda su vida. Ese es el ejemplo paradigmático de un sector que hoy tiene a miles de pequeños empresarios a punto de quebrar. ¿Cómo salir de eso?
¿Qué te puedo decir? A la pequeña empresa, tratar de conseguir los créditos y ayudarlos a exportar. Esta semana voy a tener una reunión con el gobierno para ver la exportación no tradicional. Hay 58 mil unidades de confecciones en el Perú. Mi responsabilidad es que se consigan mecanismos de apoyo para exportar y parar las importaciones que han entrado en forma desmedida. Ya hemos propuesto, a través de Produce, salvaguardias [restricciones a la importación de un producto] por 220 días para las confecciones.
Estamos esperando que Indecopi se manifieste. Eso no quiere decir que seamos proteccionistas ni nada por el estilo. En todo el mundo están protegiendo a su gente. Por favor, hagamos lo que tengamos que hacer.