Cada 28 de julio el Congreso ofrece a las autoridades nacionales y extranjeras e invitados el histórico “Ponche de los Libertadores», el cual tomó por primera vez don José de San Martín el día de la proclamación de la Independencia del Perú en 1821. A continuación, te contamos la historia de este tradicional cóctel.

Cada año, tras el Mensaje a la Nación que ofrece el presidente de la República con motivo de Fiestas Patrias, el Parlamento invita a los presentes a pasar a la tradicional sala “Miguel Grau” para atenderlos con el referido cóctel.

Allí, un grupo de bármanes del conocido hotel Maury, establecimiento cuyos orígenes se remontan a 1826, cada uno uniformado con chaqueta roja, corbata michi y escarapela, sirve el «Ponche de Los Libertadores» en pequeñas copas de cristal resistente para tolerar su alta temperatura.

La preparación de la bebida, que empieza desde muy tempranas horas del día, es realizada en forma exclusiva para el Congreso. El “Ponche de Los Libertadores” es una bebida especial, muy caliente y de alto contenido de alcohol. Su sabor agradable y su significado histórico hacen que el preparado sea significativo, y por ello, muy esperado.

Cóctel con historia

El primer ponche data de 1821, después de la realización del Cabildo de Lima, cuando José de San Martín proclamó la independencia del Perú. A partir de ese momento la bebida tomó el nombre de “Ponche de los Libertadores”, que tendría su origen en la India y habría sido introducido a Europa por los ingleses y franceses en el siglo XIX.

En el Perú, dada la histórica ocasión, se la mezcló con pisco, la bebida de bandera nacional. Desde esa fecha hasta la actualidad, en el Congreso de la República y en otros ambientes de celebración se festeja la independencia con el tradicional cóctel.

José de San Martín

Receta y preparación

La receta tradicional lleva pisco, whisky, cerveza negra, coñac, vino oporto, ron, algarrobina, leche, azúcar, huevo, té y canela.

Primero, se hierve el agua en ollas, luego se «marea» a fuego lento con los ingredientes durante tres horas o más y se avivará el fuego pocos minutos antes de su distribución a los asistentes.

Los expertos consideran que solo se debe beber una copa pequeña o máximo dos, por considerar que es una bebida fuerte.

 

Texto publicado originalmente en Andina