Con su belleza, talento y creatividad, ha traspasado fronteras. Se mudó a Milán para estudiar Fashion Business. Con el paso del tiempo, logró posicionar su marca de ropa, The Last, en diversas partes del mundo, y lanzar su propia consultora, CBT Creative. Actualmente, es la única peruana que trabaja como imagen de exclusivas firmas de lujo. COSAS conversó con ella, en exclusiva desde Miami, acerca
de su internacionalización en el mundo de la moda.

Por Diego Ochoa Acosta Fotos Renato Del Carpio

Desde muy chica tuvo un espíritu emprendedor impulsado por su familia, y poco a poco fue desarrollando un amor por la moda. En sus ratos libres del colegio Villa María, no solo buscaba emprender; también se inspiraba en diversas series o películas, y de la mano de la costurera de su madre, la notaria Mónica Tambini, comenzó a crear piezas únicas; lo que veía que sus amigas compraban en tiendas no le convencía del todo.

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“Comencé con mi marca, The Last, porque tenía como tres meses de vacaciones, y a mí me parecía un montón. Desde pequeñas, mi hermana y yo siempre tuvimos el espíritu de emprendedoras”, sostiene.

¿Desde muy pequeña te inclinaste por la moda?

Siempre me gustó la moda, pero fue en quinto de media que recién decidí ir por ese camino. Desde chica me mandaba a hacer mi propia ropa con la costurera de mi mamá; fue un poco así como empezó todo, ya que no encontraba en ningún lado lo que buscaba, me inspiraba mucho en películas o revistas, y pedía hacer prendas muy similares.

Viniendo de una familia de abogados, ¿cómo tomaron el hecho de que optaras por la moda?

Recuerdo que la carrera ni siquiera existía en el Perú, solamente había algunos institutos que estaban empezando con esto. Vengo de una familia que es de abogados, y sí fue bastante arriesgado y contrastante. Por ejemplo, mi mamá al inicio estaba cero de acuerdo; tenían una mente muy antigua y pensaban que la moda no era una carrera rentable. De esta forma fue que empecé a averiguar sobre escuelas, y vi que en Europa existía el instituto Marangoni y otros sitios especializados en moda que tenían un peso. Recuerdo que fui donde mi abuelo y literalmente le preparé una presentación explicándole de qué se trataba el negocio de la moda y que hay toda una industria detrás.

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“Desde chica me mandaba a hacer mi propia ropa con la costurera de mi mamá. No encontraba en ningún lado lo que buscaba”, recuerda Camila.

¿Cómo fue para ti lanzarte a vivir y estudiar fuera desde pequeña?

Terminé el colegio e ingresé a Marangoni en Milán. La carrera es de tres años, y al comienzo la iba a hacer en inglés, pero no hubo cupos, es por eso que me tuve que meter a clases de italiano, para hacer la carrera en este idioma. La carrera se llama Fashion Business. Es como estudiar Administración de Negocios, pero enfocado en todos los negocios de la moda. Me pareció bastante completa y una muy buena base para trabajar en este rubro.

Lee la entrevista completa en la edición 720 de COSAS, disponible en quioscos y supermercados.

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