Durante las últimas semanas, Amal Clooney, la abogada líbano-británica volvió a ser noticia tras ser contratada por el gobierno del Reino Unido para defender la libertad de prensa en el mundo y, también, convertirse en la abogada de una madre yazidí que sufrió la muerte de su hija a causa del Estado Islámico.
Por la libertad informativa
Cada vez que Amal Clooney es noticia, sorprende. Y no precisamente por el particular estilo que tiene al arreglarse y vestirse, ni por haberse convertido, junto con su esposo, George Clooney, en una de las parejas más cercanas al príncipe Harry y a Meghan Markle (los invitaron a retornar de Estados Unidos a Londres en un vuelo privado, luego del baby shower que la duquesa de Sussex organizó en Nueva York, el pasado mes de febrero).
Durante las primeras semanas de abril, la abogada especialista en Derecho Internacional y Derechos Humanos dio un gran paso en su carrera tras incorporarse al gobierno del Reino Unido, en el que actuará como enviada especial para velar y luchar por la libertad de prensa.
Esta designación viene dada por el propio ministro de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt, quien, además, le encargó la presidencia de un comité de expertos legales, los cuales tienen como objetivo luchar por exigir mayores derechos para los medios de comunicación a nivel mundial. “(Este grupo de juristas) ayudará a los países con leyes draconianas y anticuadas a reforzar los mecanismos legales para proteger a los periodistas. El equipo que (Amal Clooney) dirigirá ofrecerá consejo a los gobiernos y tratará de fomentar que estos cumplan con las leyes existentes y sus obligaciones internacionales”, expresó un portavoz del ministro Hunt.
No es la primera vez que Amal Clooney se enfrentará a este tipo de situaciones: desde 2014, se ocupó de defender a aquellas personas que, desde su perspectiva, no tenían la capacidad de hacer uso de su libertad de expresión, como sucedió con el caso del fundador de WikiLeaks, Julian Assange; o la joven iraquí Nadia Murad, secuestrada como esclava sexual por el Estado Islámico y quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 2018.
Además, en 2015, formó parte del equipo legal de dos periodistas del canal catarí Al Jazeera que fueron encarcelados en Egipto y, también, fue representante de otros dos periodistas de la agencia Reuters que fueron detenidos en Birmania por informar sobre todo lo relacionado con el genocidio del pueblo de los rohinyá.
Ante la responsabilidad que acaba de confiarle el gobierno británico, Amal dijo: “Debido a mi trabajo legal, he defendido a periodistas y conozco de primera mano las formas en que los reporteros han sido atacados y encarcelados para intentar silenciarlos y eliminar unos medios de comunicación libres. Nunca ha sido más peligroso reportar las noticias. Atacar a los periodistas socava la democracia e impide nuestra capacidad para pedir cuentas a los poderosos, y permite que se cometan innumerables abusos contra los derechos humanos en la oscuridad. Los que tienen una pluma en la mano no deben sentir una soga alrededor del cuello”.
Luego de su designación, Clooney partió junto con Hunt a la cumbre G7 para ministros de Asuntos Exteriores, en la ciudad francesa de Dinard, en la que Hunt expresó su entusiasmo por la inclusión de la célebre abogada en su equipo de trabajo. “Amal Clooney, con su destacado trabajo en derechos humanos, está idealmente situada para que tenga impacto la campaña en favor de los periodistas y de las sociedades libres, que dependen de su trabajo”.
Justicia para los yazidíes
Hace una semana se conoció en Alemania el caso de una mujer identificada solo con el nombre de Jennifer W., quien, tras convertirse en militante del Estado Islámico y viajar junto a su pareja a Medio Oriente en 2015, dejó morir de sed a una niña de 5 años al privarle de agua y mantenerla bajo el sol durante varios días. En el documento en el que está redactada la acusación, se pudo leer lo siguiente: “Después de que la niña se enfermara y mojara el colchón donde dormía, el esposo de la acusada la encadenó en la parte exterior de su residencia y la dejó agonizar bajo un fuerte sol”. Tras revelarse este caso, Jennifer W. fue acusada en un tribunal de Múnich por los cargos de asesinato, crímenes de guerra y secuestro, los que podrían costarle una condena a cadena perpetua.
La madre de la víctima –quien también era esclava de la pareja– ha sido llamada a declarar como testigo de este crimen, pero no se presentó a la audiencia debido a la recomendación del grupo de abogados que atiende a todas las víctimas de Medio Oriente que sufrieron abusos por parte del Estado Islámico. Dentro de este grupo destaca Amal Clooney, quien expresó su posición a través de un comunicado: “Las víctimas del genocidio yazidí han esperado demasiado por la llegada de justicia. Espero que este sea el primero de muchos juicios que lleven al Estado Islámico a la justicia de acuerdo con el derecho internacional”.
A los 41 años, Amal se encuentra en el mejor momento de su carrera, la cual –esperamos– traiga un poco de justicia al caótico mundo que enfrentamos.