Una nieta y un bisnieto del ex senador Robert F. Kennedy han muerto en un accidente en el mar, sumándose a la llamada “maldición” de los Kennedy. Asesinatos, fatídicas muertes, sobredosis de droga, alcoholismo, escándalos sexuales y problemas con la ley, son parte de la leyenda negra que persigue al emblemático clan.

Por Redacción COSAS

Maeve Kennedy, de 40 años, y su hijo Gideon, de apenas 8 años, nieta y bisnieto, respectivamente, del ex senador y ex fiscal general estadounidense Robert F. Kennedy, murieron mientras remaban a bordo de una canoa en la bahía de Chesapeake, a menos de una hora de Washington. Los medios reportan que se aventuraron en la pequeña embarcación para recuperar una pelota con la que Gideon y sus hermanos estaban jugando en la casa familiar, situada en primera línea de mar. No calcularon el viento y las olas. Sus cuerpos aparecieron días después, se habían ahogado.

kennedy tragedia

Maeve Kennedy, de 40 años, y su hijo Gideon, de apenas 8, han sido los últimos miembros de la famosa familia en morir en una tragedia.

Maeve Kennedy trabajaba como directora ejecutiva de la Iniciativa de Salud Global de la Universidad de Georgetown. Antes de su muerte, estaba enfocada en la lucha contra el coronavirus.

Esta tragedia enlutece nuevamente a la familia, que apenas el año pasado despedía a Saoirse Kennedy, otra nieta de Robert F. Kennedy que fue encontrada muerta a causa de una sobredosis. Saoirse tenía 22 años y era alumna del Boston College. La joven había confesado que sufría de episodios de depresión y se sabe que incluso había intentado quitarse la vida tres años antes. “El mundo es un poco menos hermoso hoy”, dijo en un comunicado Ethel Kennedy, abuela de la joven.

saoirse Kennedy

Saoirse Kennedy murió el año pasado, por una sobredosis de drogas.

Esta muerte, así como la de Maeve Kennedy y su hijo, causan conmoción en la opinión pública estadounidense por lo trágicas y por estar relacionadas a uno de los apellidos más prominentes del país. Recuerdan, una vez más, la llamada leyenda negra que acompaña a los Kennedy desde hace casi un siglo.

La maldición de los Kennedy

Muchos retroceden al patriarca Joseph Patrick Kennedy en busca de respuestas. Después de todo, fue él quien se propuso levantar una dinastía poderosa, y en las raíces de ese objetivo y de las decisiones que para lograrlo tomó, podría encontrarse una explicación tanto para la relevancia política y social de los Kennedy, como para su sino trágico.

Primero fue Joseph Kennedy jr, quien falleció a los 29 años en accidente aéreo durante la Segunda Guerra Mundial. Su bombardero explosionó cuando sobrevolaba el Canal de la Mancha. En ese momento nadie relacionó su muerte con una maldición ni una advertencia del destino: fue el final de muchos jóvenes soldados en la guerra, y el sufrimiento que compartieron muchas familias. Joseph, que fue embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña, y su esposa Rose Fitzgerald, que vivió más de un siglo y murió recién en 1995, tenían otros tres hijos y cinco hijas.

Una de ellas, Kathleen, murió pocos años después, en 1948 en un accidente aéreo mientras volaba con su amante desde Gran Bretaña al sur de Francia.

rosemary kennedy

Rosemary Kennedy pasó toda su vida, desde los 23 años hasta su muerte con 86 años, en 2005, en una institución psiquiátrica en la que su padre la internó, tras realizarle una fallida lobotomía para mejorar su conducta. Esta intervención la dejó incapacitada.

Y luego está la mayor de las hermanas, Rosemary, quien pasó casi toda su vida en un centro psiquiátrico. Aparentemente, problemas en el parto le dejaron un retraso en el desarrollo que el estricto y orgulloso Joseph no llegaba a aceptar. Con los años, Rosemary, guapa y encantadora, se hizo asidua a las fiestas y los flirteos, y el patriarca Kennedy temió que sus coqueteos perjudicaran la imagen de la familia y la carrera política en ciernes de John F. Kennedy. Por eso, accedió a que su hija de 23 años sea sometida a una lobotomía, con la idea de que esto calmaría su comportamiento. En lugar de eso, dejó incapacitada de por vida, con la capacidad mental de una niña de dos años. La vida de Rosemary Kennedy, escondida por el resto de la familia, merece un capítulo aparte.

El poder y la muerte

kennedy familia

John F. Kennedy, Jacqueline Kennedy y sus hijos Caroline y John-John, el mismo año en que el Presidente fue asesinado. Foto: Cecil Stoughton, National Archives (NARA).

Fue, sin duda, con el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, entonces presidente de los Estados Unidos, que terminó de enunciarse aquello que ya se comentaba entre dientes: a los Kennedy les perseguía una maldición. Esa fue solo una manera de explicar las balas magnicidas del 22 de noviembre de 1963, que alcanzaron a John F. Kennedy mientras estaba en el auto descapotable en Dallas, junto a su esposa Jackie Kennedy. Otras maneras de explicarlo: la mafia, la CIA, Lee Harvey Oswald, y otras conspiraciones.

Cinco años más tarde fue asesinado también su hermano menor, el senador Robert Kennedy, a los 42 años y con 11 hijos, mientras candidateaba a la Presidencia de los Estados Unidos.

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El presidente John F. Kennedy y sus hijos, en la Oval Office de la Casa Blanca. Foto: Cecil Stoughton, National Archives (NARA).

 

Oscura herencia

El senador Ted Kennedy, el hermano de JFK y de Robert, fue condenado a dos meses de prisión en 1969 por el accidente donde perdió la vida su asistente Mary Jo Kopechne, que viajaba de copiloto. A pesar de que fue un accidente, Ted tardó nueve horas en comunicarlo a la policía. ¿Quizás pensando, una vez más, en la imagen de la familia Kennedy?

Michael Kennedy tenía solo 10 años cuando mataron a su padre, Robert Kennedy. En los años siguientes, su hermano David murió de una sobredosis de heroína en un hotel en 1984 y otro hermano, Robert jr., fue detenido por posesión de heroína y estuvo en la cárcel. El propio Michael había tenido problemas con el alcohol, si bien era conocido como abogado y activista. En diciembre de 1997, justo el último día del año, Michael Kennedy murió en un accidente de esquí en Aspen (en la misma estación de esquí en el que un cable de acero casi cercenó el cuello de Alfonso de Borbón, el duque de Cádiz, en enero de 1989).

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Robert, Ted y John F. Kennedy. Solo Ted murió de mayor, sin embargo también estuvo tocado por escándalos, accidentes y tragedia.

La década del noventa fue especialmente dura para los Kennedy. William, hijo de Joan Kennedy y sobrino de Ted, fue acusado de violar a una joven, Patty Bowman, en la mansión familiar de Palm Beach. William finalmente fue absuelto.

Un año después, a su madre le retira la licencia de conducir por manejar bajo los efectos del alcohol, y el juez ordena su ingreso en una clínica de desintoxicación para alcohólicos.

Pero una de las más grandes tragedias en el clan fue la muerte de John F. Jennedy jr, conocido como John-John, abogado, periodista y editor: guapo y carismático, toda una celebridad. Hijo del presidente asesinado, a quien siempre se le recordará en esa imagen de niño pequeño, despidiendo con inocencia el féretro de su padre.

Apasionado de la aviación y con licencia de piloto, decidió usar su avioneta personal para llegar al matrimonio de una prima en Cape Cod el 16 de julio de 1999: en la avioneta lo acompañaban su esposa, la ex modelo y publicista Carolyn Bessette, y su cuñada. La avioneta desapareció en el Océano Atlántico cuando solo faltaban 12 kilómetros para llegar al destino​. Tres días después, el 19 de julio, el aparato y los cuerpos fueron encontrados en el fondo del océano por buzos del ejército. Las investigaciones señalaron a la niebla y la oscuridad como factores del accidente. Otros vieron, con horror, que John-John había perecido bajo el peso de la misma herencia familiar que se llevó a su padre.

john k kennedy jr

Los medios internacionales cubrieron la muerte de John F. Kennedy jr, haciendo referencia a la leyenda negra que envuelve a su familia.

Estas tragedias han conmovido incluso a los detractores del clan Kennedy. Uno de ellos, quizás de los más empecinados, es el periodista Seymour Hersh. Autor del libro “El lado oscuro de Camelot” comentó, al conocer la muerte de Michael Kennedy: “Parecen no tener fin las desgracias que acontecen a esta familia. Es algo que nadie puede ser capaz de desear a nadie”.