A los 58 años, la popular conductora de televisión se luce en una espectacular sesión de fotos. La política, los chismes televisivos y la nueva farándula, donde las llamadas ‘embajadoras’ juegan un rol protagónico, no quedan fuera de la charla.

Por Mariano Olivera La Rosa Fotos @rafo_iparraguirre

Su programa comienza a las 9:45 p.m., pero ella llega al canal mucho antes. Por las mañanas, va al gimnasio, hace fotos y videos para sus redes sociales, almuerza y toma su siesta de rigor. A las cuatro de la tarde ya está en su oficina, revisando y corrigiendo notas, preparándose para el programa de la noche. En su misma oficina la maquillan y la peinan. Ahora son las cinco y acaban de terminar de hacerle la manicure. 

Me recibe apoyada en una mesa donde están esparcidos los periódicos del día. Confiesa que no le gusta hablar de política. Entre otros motivos, porque uno se vuelve esclavo de sus palabras. Por ejemplo, apenas hace unos meses le dijo a COSAS que el momento de Keiko Fujimori ya había pasado; que si llegaba al poder, estaríamos más divididos que nunca. “Ante la situación actual, creo que es el único camino correcto a seguir”, dice ahora.

¿Recibes muchas críticas por haber tomado esta posición o, más bien, te respaldan?

Desde hace muchos años, la gente me dice fujimorista, cuando nunca lo he sido. Me dicen aprista, cuando tampoco lo he sido. Tienen eso de marcarme con un sello, como si fuera una vaca, y realmente nunca he participado en política… ¿Por qué sería fujimorista? Nunca estuve en la sala del SIN. Tal vez porque trabajé en un canal (Frecuencia Latina) que había sido tomado por los fujimoristas (se refiere a la época en que pasó a manos de los Winter), pero yo era una obrera más, no tenía poder de decisión. Nunca hablé con Fujimori ni con Vladimiro (Montesinos), a diferencia de otras grandes figuras de la televisión, a las que nunca se les ha enrostrado eso. Veo que a Gisela Valcárcel nunca se le dice fujimorista. La mujer se plantó en la sala de Vladimiro, estuvo ahí, hay videos que lo evidencian; ella fue a pedir que sacaran del mercado el libro de su ex (se refiere a “La señito”, de Carlos Vidal), y lo hicieron por orden expresa de Vladimiro Montesinos. ¡Qué tal ejercicio de poder! Pero a ella no veo que le digan que es amiga de dictadores. Si yo me hubiera sentado en esa salita del SIN, en este momento no estaría en televisión; hubiera sido crucificada en vida. A mí no se me perdona nada; a otras personas se les pasa por agua tibia. 

Hablando de Gisela, ya que la mencionas, ¿qué opinas de su nuevo show? ¿Ves televisión peruana?

No mucho, solo cuando llego al canal los lunes y los chicos me separan extractos de lo que puedo criticar. Pero no me aguanto a Gisela, una o dos horas de programa. No la soporto. Nunca he soportado sus disfuerzos. 

Hace algún un tiempo (noviembre de 2019), ella llamó en vivo durante tu programa para aclarar un asunto vinculado a tu ausencia de la Teletón. ¿Han vuelto a comunicarse desde entonces? 

No… Durante la pandemia iban a hacer una Teletón online y la idea de las personas que estaban haciendo el marketing y la publicidad era unirnos a las dos, como una forma de unir al país en esta pandemia, y yo acepté. Pero una de las personas de estas agencias, amiga mía, me dijo: “Mira, Magaly, lo siento mucho, pero Gisela no quiere”. 

Qué extraño, porque se muestra como una mujer bondadosa.

Exacto, por eso la critico. Se muestra como una mujer religiosa, cristiana, generosa, caritativa… todas esas etiquetas que en la vida real no tiene. Primero está su ego. Ella dijo: “No es el momento del Señor” (risas), para reunirse conmigo. 

Preguntas exclusivas para la web

Sigamos con el zapping. ¿Ves a ‘Peluchín’, a tu engreído?

Lo veo de vez en cuando. Finalmente, hace espectáculos. Siempre que vengo al canal, le pregunto a mi productor si hubo alguna cosa por ver, algún tema que ellos tocaron y nosotros también tenemos en la noche, pero, como vamos a públicos diferentes, igual lo podemos tocar, es otro enfoque.

¿Por qué crees que su coconductora, Gigi Mitre, que lleva ya varios años con él, está a la sombra? Es el programa de Rodrigo; ella lo acompaña.

Tendríamos que preguntárselo a él. Yo mejor no me atrevo a responder esa pregunta, porque puede molestarse conmigo nuevamente y ahorita digamos que hemos hecho un ‘alto al fuego’.

¿Comparten chismes?

No es que tengamos una comunicación fluida, pero algunas cosas sí ha tenido la delicadeza de preguntarme; por ejemplo, respecto a Alfredo (Zambrano, su aún esposo). “No toques a las hijas, por favor”, le he pedido, y él ha aceptado. Después se hizo un poco incontrolable (se refiere a una publicación de una de las hijas del notario, en la que se deslizaba una censura a la posibilidad de que él regresara con Magaly). Le dije: “Mira, ya no puedo estar defendiendo lo indefendible, si consideras que es algo que tienes que sacar y sobre lo que tienes que opinar, hazlo; yo la verdad me quiero mantener al margen”.

Guardando las distancias, ¿dirías que las llamadas ‘embajadoras’ de hoy equivalen a las ‘prostivedettes’ de antaño?

No, lo de las ‘prostivedettes’ se demostró. No teníamos que meter la cámara al cuarto de hotel para demostrarlo; siempre hago un ‘mea culpa’ de eso. Pero ellas sí se reconocieron como prostitutas. Lo de las ‘embajadoras’, para mí, es una forma elegante de decir que no sé cuál es el origen de sus viajes, cómo mantienen su ritmo de vida… Pero no puedo decirles como a las otras. Les digo embajadoras porque las veo en Tulum, en Dubái, en Miami, en Cancún, disfrutando de los placeres de la vida en yates, en jets privados… Les puse ese título porque no sé cómo calificarlas; no puedo calificarlas de otra cosa porque no me consta, y porque, claro, me haría merecedora de varias demandas.

Puede ser todo muy legítimo, también, gracias a sus relaciones sentimentales…

Por supuesto, de repente tienen novios muy generosos. O ‘sugar daddy’. Yo siempre les pregunto: “¿Tienes ‘sugar’?, ¿tienes sponsor?”.

¿Te gustaría encontrar información que compruebe que una embajadora…?

A todos nos gustaría, pero hoy en día es muy difícil, porque ningún ‘sugar daddy’ te va a decir: “Yo la ‘sponsoreo’”. La mayoría son hombres casados, empresarios que llevan una doble vida; algunos ni siquiera están en el Perú. Ellas se mueven en sitios donde van los jeques árabes.

PORTADAS ANIVERSARIO-3_1

Asistente de fotografía: Cesar Silva

Fashion stylist: Josue Scaccabarrozzi @josue.stylist

Producción: Alexa Carcausto @alexacarcausto

Nail artist: Beauty2Go @beauty2goperu

Video: Raquel Lovatón @raquel.lb25

Agradecimientos de locación: The Westin Lima Hotel & Convention Center

Agradecimientos de styling: Delosantos, Freshpomme, Dolce&Gabbana

*Lee el artículo completo en la edición impresa de COSAS #700, ya disponible en quioscos y supermercados.*

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