Daniela Darcourt, la salsera del momento, revela en exclusiva para COSAS el Lado B de su carrera profesional. Además, brinda detalles sobre su paso como coach en el programa “La Voz Perú” y su trascendencia en la industria musical de estos días.

Por Marcelo Rosales

Daniela Darcourt expresó su felicidad por la nominación de Tony Succar a los Grammy Awards gracias al álbum “Live in Perú”. Siente este reconocimiento como propio, por su gran amistad con el productor y porque participó en las canciones “Smooth Criminal”, “Earth Song” y “Sentimiento original”, que integran este trabajo. A pesar de este gran logro, la joven cantante confiesa haber vivido un año lleno de aprendizaje y altibajos. “La mujer en la que me estoy convirtiendo me viene costando mucho […] Definitivamente, no hay nada más hermoso que una mujer que brilla desde la profundidad de sus penas”, se lee en una de sus publicaciones en sus redes sociales.

Fue parte de “La Voz Perú”, siendo coach de Gianfranco Bustíos, ganador de “La Voz Kids”. Se fue de gira a Estados Unidos e hizo dos conciertos en el Perú, cuyas entradas se agotaron con varios días de anticipación. Según relata, pasó por una época difícil por rodearse de personas que la desilusionaron, tanto a nivel personal como laboral. Las experiencias difíciles la motivaron a superarse, y es así que está pasando por una etapa de reinvención a distintas escalas de su vida.

Daniela Darcourt colaboró en las canciones “Smooth Criminal”, “Earth Song” y “Sentimiento original”, del álbum “Live in Perú” nominado a los Grammy.

A través de un post en redes sociales, te muestras como una mujer nueva. ¿Qué es lo que ha cambiado durante este último año en ti?

Ha cambiado todo, por no decir mucho. La Daniela de hace dos años no es la misma que la actual. A veces, uno adopta actitudes que para otros pueden ser nocivas. Antes era mucho más dócil de lo que soy ahora, a pesar de verme fuerte y con carácter. Hay gente que se aprovecha del sueño ajeno. Me tiraron al piso y me enterraron en un hoyo prácticamente viva. Esto hizo que me convirtiera en líder de mi proyecto, vivir mi sueño y tener mi empresa. Me ha tocado caer muy duro.

Perdí amigos y me decepcioné de personas que pensaba que eran mis amigos. Me atreví a poner ese post porque me identifico mucho con lo que me pasa ahora. Ganar una posición como mujer dentro de la industria musical ha sido bastante duro. Decir que me ha costado todo es real, porque estos últimos años he dejado muchas cosas atrás para aligerar la mochila y volver a soñar en grande. Soy como una serpiente cuando muda de piel: cada cierto tiempo es más brillante y reluciente.

Según los últimos reportes de Spotify, hay un crecimiento en las reproducciones de tu música. Además, te escuchan en más de ciento cincuenta países.

Sobre todo en un género que algunas personas dan por muerto. Ahora el género urbano lidera los tops charts, y es muy difícil que encuentres otro género por ahí, pero no es imposible. La salsa se viene posicionando con fuerza y el Perú se ha vuelto la capital salsera del mundo; lo dicen desde otros lugares de Latinoamérica. A veces nos concentramos en trabajar solo aquí y nosotros mismos cerramos puertas.

El hecho de haber visto ese resumen, de poder salir del país durante estas últimas fechas, y ver a la gente de otros países gritando tu nombre, es como una señal de que algo estoy haciendo bien. Le muestra al mundo que en el Perú hay buenos artistas dedicados de manera franca a lo que hacen. Esa es mi meta ahora. A mí no me importa tener millones de streamings o llenar conciertos si la gente no me va a recordar por quién soy o si no me van a seguir porque realmente quieren hacerlo.

Ahora estás trabajando con mayor profundidad en otras áreas, como, por ejemplo, en la producción de tus propios shows.

Es muy difícil, porque soy artista, productora ejecutiva, gerenta general de la empresa, estoy en todo, incluso en el área administrativa. Nunca había afrontado esa posición, y es por eso que al inicio fue duro. Que me digan jefa, teniendo veinticinco años, es algo raro. Para mí, el jefe es como la persona que nunca se cae, que tiene que ser fuerte y que asume el error del otro, así no haya sido.

Es lo que estoy haciendo ahora. Yo defiendo a mi equipo a capa y espada. Al final del día, resulta reconfortante y motivador saber que estás con un grupo humano que jamás te va a limitar. Por el contrario, te motivan para llegar más lejos. Me pasó que, después de los dos conciertos grandes que hice, rompí en llanto.

Es la responsabilidad más grande que he tenido hasta ahora. Recuerdo que canté y bailé por casi tres horas en el show. No hubo comentarios negativos, y eso fue lo que me dejó tranquila. Después de que acabó todo, la pregunta era: “¿Qué sigue?”. Tiene que ser algo mucho mejor.

Hace un tiempo hablabas sobre sentirte muy joven para lograr lo que haces. ¿Ha cambiado esa percepción?

Ahora soy una chibola de veinticinco años que parece de cincuenta y que tiene miedo de llegar a los treinta. Cuando tienes dieciocho, tienes tu DNI y dices: “Chévere, ya soy mayor y puedo hacer lo que quiera. Cuando llegue a los veinticinco ya voy a tener mi vida resuelta”. Mentira. Vengo del futuro y eso no pasa. Cuando llegas a los veinticinco, tienes miedo de cerrar los ojos, abrirlos y decir: “Tengo treinta”. Cuando dicen que la vida se pasa en un abrir y cerrar de ojos, es verdad. Lo de mi vida es un caso extraordinario. No pasa así nada más.

Si me comparas con un chico de mi edad, está completamente en otra. Algunos no saben aún qué hacer con su vida. Yo soy jefa de casi cuarenta personas dentro y fuera del escenario, soy artista, me debo a la presión mediática, tengo que cuidarme teniendo tan solo veinticinco años, cuando quisiera estar metida en una discoteca tomando doscientos cincuenta vasos de whisky o de ron y vivir la juventud. Nunca lo hice, por vivir siempre adelantada a mi edad. Hay veces que sí me pesa, porque hoy me he vuelto ejemplo de muchos niños.

¿Cómo les quito la ilusión de ser como yo? A los dieciséis años empecé a trabajar en los casinos. A los dieciocho ya estaba en la universidad y no sentía lo que pasaba. Andaba cada fin de ciclo metido en la calle de las pizzas. Yo era feliz con ese poquito, porque en ese entonces para mí era mucho. Era todo. Tiraba todo lo que ganaba en la mesa con mi mamá y hacíamos hasta paquetitos con monedas de diez céntimos para pagar la pensión de la universidad, y era feliz.

“La Daniela de hace dos años no es la misma que la actual. Antes era mucho más dócil de lo que soy ahora, a pesar de verme fuerte y con carácter”.

¿Te arrepientes de algo?

No me arrepiento de haber vivido lo que he vivido, y mucho menos de la manera en que he vivido, porque lo he disfrutado. Con penas y glorias, créeme que, si me voy mañana de este mundo, voy a llegar arriba o abajo a agradecerle a Dios o a Satanás, porque he sido muy bendecida. Me han pasado cosas que a nadie de mi edad en estos tiempos le podría pasar. Te juro que no tengo queja alguna. Si en algún momento lo hice, fue propio de mi edad y porque sentí mucha presión.

¿Qué le dirías a tu yo de hace unos años?

Le diría a la Daniela de diecinueve años que llore un poco más, se descargue un poco más o que joda un poco más con sus amigas. Porque después de los diecinueve, nunca más pude salir sin que me grabaran, ni estar en un lugar público sin que me pidieran una foto o tener algo de privacidad.

A veces hay fans que se pasan y llegan a extremos.

Siento que con esto de las redes sociales se ha normalizado tanto que el artista tiene que ser de la gente. Eso no es así. Yo le suelo decir a mis fans: “Yo les pertenezco desde antes y durante mi actuación en el escenario. Después ya no les pertenezco más”. Si tú me ves haciendo mi vida normal, no me interrumpas porque no tengo tiempo.

A veces pasa que saco tiempo de donde sea y, más allá de que me moleste, me duele. Pasa con mi familia y con mi propio equipo que, apenas llego a un restaurante, tengo que pararme e irme porque es tanto el cargamontón que no tienes tiempo para disfrutar. Con esto no quiero decir que la gente deba cambiar, sino que es cuestión de saber esperar y respetar el espacio, porque mi agenda es muy grande y cambia a cada segundo.

¿Cómo fue tu experiencia como coach de La Voz?

Fue bastante chévere, porque he enseñado y aprendido mucho. Me di cuenta de cómo piensan los jóvenes de ahora, a pesar de que soy joven. Tener mi equipo en “La Voz Perú”, “La Voz Senior” y “La Voz Kids” fue un redescubrimiento conmigo. Porque, hasta cierto punto, había perdido la sensación de “hay que empujar el carro, hay que mejorar, hay que hacer”.

La responsabilidad de saber que lo que dices ayuda y contribuye al crecimiento de otra persona, es algo bastante honesto. Le estoy diciendo a alguien que haga o deje de hacer algo para su propio futuro. Son mis pollitos. Cuando a mí me tocó empezar y crecer en esto, no hubo una Daniela que se parara frente a mí y corrigiera las cosas. Me tocó aprender sola. Es vital recalcar eso. Y se lo digo a mis muchachos, los tengo amenazados [risas]. Les dije: “Al primero que me venga con cualquier estupidez, voy a llamar a donde sea que estén para que los boten”.

Siempre me escriben y me preguntan por consejos. Sebastián Palma fue un buen experimento para mí, porque él llegó muy cerrado con su idea y se fue transformando. Era fanático del heavy metal, pero ahora quiere hacer música fusión y baila un poco más. Otra experiencia fue con Aldair Sánchez, que también fue mi finalista. Hace poco le dieron un reconocimiento por parte del Congreso de la República.

Nunca nada que he hecho de corazón ha resultado mal. Le demostré a la gente que el equipo de “la joven” fue el mejor equipo de la temporada. Siempre le decía a mi equipo: “Bienvenidos al mágico y maravilloso mundo del aprendizaje, donde te vas a caer, levantar, llorar, reír, pero todo vale”. Siempre pasa algo bueno y algo malo. Se aprende de todo. A veces consigues cosas buenas y te sientes vacío. Cuando te pasan cosas malas, a veces te sientes bien. Me escriben mis pollitos y estoy feliz de haber estado en “La Voz”. No voy a tener veinticinco años eternamente y no voy a tener el espacio que tengo eternamente. En algún momento me tocará irme del país.

Siempre le decía a mi equipo: “Bienvenidos al mágico y maravilloso mundo del aprendizaje, donde te vas a caer, levantar, llorar, reír, pero todo vale”, comenta Darcourt.

¿Dejarás el Perú?

No sé si en tan poco tiempo. Siempre huyo de eso. Ahora lo conversaba y me decían que es momento de seguir haciendo. Sé que va a doler y puede que me pase el primer año afuera llorando, porque estoy muy acos- tumbrada a mi país, pero es muy chévere saber que me voy para hacer cosas buenas y decir que el Perú está en la casa.

¿Hay un álbum en camino?

Sí. En 2022 se viene un álbum con el que buscamos una nominación personal al Grammy. Estamos muy emocionados porque, además del proyecto de música como tal, estamos involucrando a la parte audiovisual. Presentaremos un gran documental con todo el proceso de este año maravilloso, incluyendo los conciertos maravillosos. Será lanzado junto con el álbum y se explicará por qué esperamos tanto para realizarlo. Aún no hay nombre. Creo que lo pondré cuando acabe de poner todas las canciones en orden. Siempre le decía a mi equipo: “Bienvenidos al mágico y maravilloso mundo del aprendizaje, donde te vas a caer, levantar, llorar, reír, pero todo vale”, comenta Darcourt.

¿Cómo vas en el campo sentimental?

Estoy soltera desde hace un tiempo. No estoy lista aún para recibir a alguien nuevo, porque me he puesto como meta muchas cosas a nivel personal y porque voy muy decepcionada del amor y de las personas. No quiero cometer el error de muchos amigos de que los errores que se tuvieron con una persona los tenga que pagar la siguiente.