Te contamos qué ha sido del anillo de compromiso que el empresario, Íñigo Onieva, le entregó a la chef, Tamara Falcó, tras ponerle fin a su noviazgo.

Por Gabriela Peña

Todo parecía ir viento en popa. Acababan, incluso, de anunciar su compromiso, que, tras dos años de noviazgo, Tamara definió como “el resultado de ese respeto, cariño y admiración que sentimos el uno por el otro”.

Tamara

Tamara Falcó e Íñigo Onieva se comprometieron el 22 de septiembre.

Incluso los preparativos de boda ya habían iniciado, fijando la fecha de la ceremonia de su matrimonio para el 17 de junio de 2023 en El Rincón, su palacio… cuando, de repente, un vídeo de su prometido, Íñigo Onieva, en el que se le ve dándole un beso a una modelo brasileña, en el Burning Man, un evento de música en Nevada (Estados Unidos), lo cambió todo.

Tanto es así que, dos días después de que las citadas imágenes salieran a la luz, la marquesa de Griñón decidió regresar a la casa de su madre, Isabel Preysler, en Puerta de Hierro, con sus dos perras, ‘Jacinta’ y ‘Vainilla’, poniendo fin a su noviazgo.

 

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Por su parte, Íñigo ha encontrado refugio en su familia. Se ha tomado estos días como un tiempo de reflexión para intentar recomponerse de todo lo sucedido y para tomar decisiones, pensar en el futuro y plantearse cómo afrontar su vida.

¿Qué pasó con el anillo de Tamara?

Lo que él tiene claro es que sigue super enamorado y que hará todo lo posible por reconquistar a la marquesa de Griñón. Tal vez por ese motivo no ha querido desprenderse del anillo de compromiso que en su momento le entregó a Tamara y ella le devolvió antes de abandonar el domicilio que compartían en el centro de Madrid.

Se trataba de un anillo muy especial: una pieza elaborada en oro blanco, con tres diamantes de talla pera engarzados, de 0,30 quilates cada uno. Según ¡Hola!, un día después de su reaparición ante los medios, Íñigo se reunió  con dos empleados de la joyería donde adquirió el anillo para pedirles que se la ‘custodien temporalmente’.

El anillo de compromiso era una pieza de oro blanco, con tres diamantes de talla pera engarzados, de 0,30 quilates cada uno.

Todo parece indicar que no ha devuelto el anillo porque es el símbolo de un compromiso al que no está preparado para renunciar… Aunque la historia es aún más sorprendente y bonita y no acaba ahí. Íñigo ha encargado a los dueños de la joyería que ‘custodien y transformen’ ese anillo y lo hagan crecer.

Al fin y al cabo, en este momento, esa joya simboliza también un momento amargo… Pero su historia de amor podría curar las heridas, crecer y transformarse, al igual que ese anillo de compromiso, que sería un nuevo símbolo y la prueba definitiva de que su amor podría con todo.

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