El cineasta peruano cumple cincuenta años dedicado a la producción audiovisual, y lo celebra con el estreno de La herencia de Flora, una película basada en la vida de Flora Tristán, de raíces peruanas y precursora del feminismo.

Por Redacción COSAS

Augusto Tamayo San Román llega a los cincuenta años de trayectoria en medio del estreno de su más reciente película, una cinta basada en la historia de Flora Tristán, que rinde un homenaje a esta luchadora social y precursora del feminismo que por grata coincidencia tiene raíces peruanas, gracias a su padre, Mariano Tristán, nacido en Arequipa. Fueron ocho los años en que Tamayo gestó La herencia de Flora, que finalmente se estrenó en cines el 7 de marzo, un día antes de conmemorarse el Día de la Mujer.

Una larga trayectoria

Como escritor, director y profesor de Historia, Tamayo es, a todas luces, un intelectual que lucha por hacer realidad sus objetivos: poner ante los ojos del espectador una recreación de vidas históricas. “Yo soy un convencido, pero absoluto, radical, fundamentalista, de la importancia del conocimiento histórico, que se ha perdido, incomprensiblemente, se ha dejado de enseñar, lo que me parece una cosa extrañísima, ya que todo lo que existe en el universo tiene historia. El universo tiene una historia, el planeta Tierra tiene una historia, la especie humana tiene una historia, los países, las naciones, las culturas, las ciudades, los barrios, las familias, los individuos. Todos tienen una historia, estamos hechos de historia. Somos nuestra historia, yo soy mi historia, yo soy lo que soy ahora porque me han pasado cosas, si no, sería otro.

El desconocer la historia es un problema serio de la cultura contemporánea. Me atrevo a decir que todo lo que contribuya a que se divulgue la historia de las cosas, especialmente de las cosas importantes, es una contribución”, destaca Tamayo.

Aunque prefiere no decir que es “notable”, Ta mayo considera que La herencia de Flora es una contribución a la divulgación del conocimiento histórico. “No sé cuánto éxito tendrá en términos comerciales, pero el propósito es volver a ser consciente a una, no diré mayoría, pero a un grupo de la población, de la importancia de la historia, para no cometer errores. Si uno no conoce la historia de algo, uno no puede entender ese algo. Entonces, creo que con esta película se puede, en alguna medida, contribuir a un conocimiento importantísimo del nacimiento del feminismo, pero también del Perú como cultura, como nación, como lugar donde han ocurrido acontecimientos, para nosotros, importantes”, reflexiona.

Tamayo durante el rodaje de Anda, corre, vuela.

El mensaje que nos trae La herencia de Flora

En la cinta, Flora escapa de los maltratos de su esposo en Francia para venir a reclamar su herencia al Perú, sin éxito. Se enfrenta a múltiples dificultades, pero estas incrementan sus ideales de lucha por la igualdad. “[La película] tiene muchos mensajes.  Las películas que tiendo a hacer vienen cargadas de distintos temas. Generalmente, hay uno central, en este caso, Flora, que es altamente representativa de la lucha social en un siglo donde recién empezaba la búsqueda de la igualdad en muchos aspectos. Lo principal es esta mujer, que supera unos contextos absolutamente adversos en un momento en que era, no diría imposible, por que ella lo hace, pero bastante difícil de enfrentar.

La mujer no tenía posibilidades o derechos de nada, y ella se los va a abriendo a pulso con una gran fortaleza, cumpliendo una función de pionera adelantada. Hace poco, la carátula de The Economist decía que las sociedades, las economías sufren y se estancan en proporción al trato que dan a la mujer. Es decir, el trato que le da la sociedad a lo largo de la historia ha afectado no solamente a la mujer, ha afectado al hombre y ha afectado a la cultura en donde ese maltrato, desdén o falta de consideración se ha dado.

Augusto Tamayo, Diego Bertie y Nathalie Hendrickx en el rodaje de La herencia de Flora.

En la película, Flora brinda un discurso ante un conjunto de obreros y de obreras y les dice: ‘El bien de ustedes, los hombres, está en función del bien que le demos a las mujeres’, y lo dice en otros textos: ‘Una sociedad, una civilización, se mide en términos del trato con el que la mujer es considerada. La ausencia de derechos de la mujer afecta los derechos en general y eso afecta el bienestar de una sociedad’. Entonces, creo que es ese el tema central, pero también está el personaje íntimo, el de su historia amorosa en un momento del Perú especialmente confuso y anárquico, como son los años posteriores a la Independencia, y entonces, todo eso se entremezcla y va construyendo el relato sobre este importante personaje franco-peruano”, destaca Tamayo.

Si bien las situaciones más dramáticas que vive Flora ocurren en el Perú, la última cinta de Tamayo no es una cinta que esté atrapada por la temática peruana. “Es una temática universal y es absolutamente contemporánea. Lo que le pasa a Flora, lo que Flora hace tiene doscientos años; eso es impresionante… Yo mismo me desconcierto: tiene doscientos años de haber comenzado esa lucha y sigue vigente, y aunque ha habido progresos, en cierta manera uno puede percibir que todavía falta bastante por luchar como luchó Flora, por reubicar a la mujer dentro del contexto de la sociedad”, señala el director.

Augusto Tamayo y Paloma Yerovi, quien da vida a Flora Tristán en la última producción del cineasta peruano.

Natalie Hendrickx, productora de la obra, y Augusto Tamayo ante la tumba de Flora Tristán, en Burdeos, durante el rodaje de La herencia de Flora.

La última actuación de Diego Bertie

La cinta cuenta con una variedad de talentos peruanos. Entre ellos se encuentran Paloma Yerovi, en el papel de Flora, Gonzalo Revoredo, como el coronel Escudero, y Diego Bertie, en su última actuación cinematográfica, como el capitán Chabrié. “He tenido la suerte, el honor, de que muchísimos de los actores de altísimo nivel del medio en el Perú fueran mis amigos y conocidos que aceptaran trabajar en el proyecto. Desde hace ya varias películas, he tenido la suerte, repito, el honor, de contar con estupendos actores, que no siempre son los mismos, pero son del mismo nivel y categoría. En este caso, desde que tuve la versión más o menos final del guion, tenía ya la idea más o menos clara y precisa de a quién quería para cada rol: el papel de Flora para Paloma Yerovi, el rol de Alberto Ísola, Jimena Lindo, Vanessa Saba, Silvana Cañote, y el rol, evidentemente, de Diego Bertie. Yo trabajé con Diego desde que él era un muchachito, e hicimos una película para el mercado norteamericano en la década de los ochenta. Ya lo había conocido antes para unos proyectos de telenovelas juveniles que yo también en una época de mi carrera desarrollé. Él protagonizó El bien esquivo extraordinariamente, y lo volví a llamar para otra película de época, ambientada en una época distinta, que se llamó ‘Una sombra al frente’, donde también trabajó mi amigo muy querido Gonzalo Revoredo. Para esta versión, pensé que era el actor perfecto para el personaje del capitán Chabrié, y no me equivoqué, por que ha hecho una actuación superlativa, Diego era un estupendo actor, tenía cantidad de virtudes para hacerlo: presencia, carisma; tenía una altura, un físico, tenía una voz llena, ronca, que le da fuerza y energía, y en este caso, además transmitió al personaje una intensidad emocional muy fuerte que el personaje debe tener, pero creo que él le transmitió un poco más de lo que el personaje tal vez requería y de lo que yo también esperaba. Creo que constituye una gran actuación de Diego, actor por el que tuve enorme admiración, aprecio y respeto, y creo, como ha sido dicho por distintas personas que han visto la película, creo que es un extraordinario legado de lo que fue su actuación en todos los terrenos, no solo cinematográfico, sino teatral, televisivo, un actor completo y un actor de los grandes e importantes del medio actoral peruano”, concluye.

Paloma Yerovi y Diego Bertie en La herencia de Flora.

50 años de películas

En medio siglo de trayectoria, Augusto Tamayo ha hecho desde cortometrajes hasta telenovelas , pasando por programas educativos y comerciales televisivos. Aquí un repaso de su carrera en el mundo audiovisual.

1976-1978: Tiempo de cortos

Augusto realizó cinco cortometrajes: Presbítero Maestro, La clausura, Ensayo barroco, La chicha y Viajero imaginario.

1978: Ganador del Premio Especial del Jurado en el Festival de Cartagena

Escribió y dirigió el episodio Mercadotecnia dentro del largometraje Cuentos inmorales. Este tuvo gran éxito, y llegó a obtener el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cartagena y a participar en el Festival de Moscú en 1979.

1980: Debut como guionista en Muerte de un magnate, de Francisco Lombardi

Tras dirigir el episodio Strip, en el largometraje Aventuras prohibidas, escribió el guion de Muerte de un magnate, largometraje dirigido por Francisco Lombardi.

1983-1985: Edición de dos largometrajes

Edición del largometraje Maruja en el infierno, de Francisco Lombardi (1983), y La ciudad y los perros (1985), basada en la novela de Mario Vargas Llosa.

1987-2013: Éxitos cinematográficos

En 1987, Tamayo estrenó La fuga del Chacal, escrita y dirigida por él. Fue la película peruana más taquillera por veintiséis años. Luego, en 1990, estrenó Welcome to Oblivion; en 1995, Anda, corre, vuela; en 2001, El bien esquivo; en 2007, Una sombra al frente; y La vigilia, en 2020.

Además ha producido, escrito y/o dirigido seis telenovelas: Carmín, Mala mujer, Velo negro, velo blanco, Bajo tu piel, Solo por ti y Milagros.

También ha dirigido más de un centenar de comerciales televisivos y veintiséis documentales, entre los que resalta una serie dedicada al bicentenario de la independencia del Perú, compuesta por diez documentales.

Augusto ha sido presidente de la Asociación de Cineastas del Perú (ACDP) y de la Asociación de Productores Cinematográficos del Perú (APCP), y miembro de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA). Además, es autor de más de veinte libros, entre ellos, títulos de cine, arquitectura e historia.

Augusto Tamayo San Román

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