En 1987, Diana de Gales visitó un hospital de Inglaterra y se atrevió a darle la mano sin guantes a un enfermo de sida: aquella fotografía se convirtió en un mensaje de igualdad en todo el mundo.

Por Gabriela Peña 

Cada 1 de diciembre desde 1988 se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, el primero dedicado a la salud en todo el mundo, conmemorando que ese mismo día en 1981 se realizaba el primer diagnóstico de una enfermedad para la que a día de hoy aún no existe vacuna.

Diana

Lady Di fue una pionera en la lucha contra el estigma hacia las personas con VIH.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente fallecen cerca de 700.000 personas a causa de esta enfermedad en todo el mundo. A mediados de los años ochenta, el SIDA aterrorizaba al mundo por la falta de comprensión y la desinformación. Sin embargo, en la tarea de concienciar a la gente sobre la enfermedad, la princesa Diana de Gales jugó un papel crucial.

“Si alguien de la familia real puede darle la mano a un enfermo de sida en un hospital, alguien en una parada de bus o en un supermercado puede hacer lo mismo”. John O’Reilly, un enfermero del Hospital Middlesex de Londres, celebraba uno de los gestos más profundos que protagonizó Diana de Gales en abril de 1987.

Lady Di legó al citado centro hospitalario rodeada de cámaras y se dirigió al ala donde estaban los enfermos de SIDA. Entonces, el VIH era como un demonio y los enfermos, homosexuales en su mayoría, eran apartados de la sociedad como si estuvieran poseídos. Lady Di se acercó a la cama del enfermo y le dio la mano, una mano desnuda, sin guantes y esa imagen dio la vuelta al mundo. Un pequeño paso para una mujer, un gran paso para la humanidad: cambió la actitud de la sociedad frente a los enfermos del SIDA.

La princesa Diana en un hospicio para enfermos de SIDA en Toronto, Canadá, en 1991.

El mensaje de Diana para el mundo

“El sida no hace peligrosas a las personas, puedes darles la mano… y un abrazo -dijo la princesa en una conferencia en 1991-. El cielo sabe que lo necesitan”. Tras aquel primer apretón de manos y las reacciones mediático que provocó, la princesa de Gales amplió sus gestos. Consciente de la trascendencia de sus actos, dio más manos, dio abrazos, besos y caricias a todos aquellos enfermos que años antes habían visto cómo, además de estar a punto de perder su vida, habían perdido casi todo en ese fatal camino.

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