Feminista, intelectual, modesta y democrática: así es Margrethe de Dinamarca. La reina que nunca pretendió el trono, sino que soñaba con ser diseñadora, está de cumpleaños. Repasamos su increíble vida en fotografías.

Por Redacción COSAS

Aunque ser monarca es una tarea que no se elige, son muchos los soberanos que alguna vez han confesado que les hubiera gustado tener otra profesión. Ese es el caso de Margrethe de Dinamarca, quien hoy celebra la octogésimo cumpleaños. La reina danesa, una de las más longevas de Europa después de Elizabeth II de Inglaterra, siempre quiso dedicarse al diseño. No obstante, lleva 48 años en el trono y hasta ahora no ha dado señas de querer abdicar como lo han hecho otros de sus homólogos.

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Incluso, en varias ocasiones portavoces del palacio de Amalienborg han salido a desmentir un relevo en la corona en favor de Frederik, el heredero de 51 años, quien al igual que el príncipe Charles del Reino Unido, continúa esperando su momento. 

Para conmemorar esta importante fecha estaban previstas fastuosas celebraciones que reunirían a toda la realeza europea. El programa de actos era extenso, iba del 2 de abril al 6 de junio, e incluía cenas de gala, un crucero, fuegos artificiales y fiestas populares con niños. Sin embargo, todo esto ha tenido que suspenderse debido a la crisis sanitaria provocada por la propagación del coronavirus. «Porque todos tenemos la responsabilidad de ser considerados, ayudarnos y respetar las directrices de las autoridades; cuidémonos los unos de los otros», ha expresado la propia soberana.

Pero no todo está arruinado. Aunque este año los daneses no podrán dar su tradicional y multitudinaria felicitación al pie del balcón del palacio a su reina, un movimiento en la redes sociales ha reunido a miles de ciudadanos deseosos de cantarle «Feliz cumpleaños» desde sus balcones. Y es que Margrethe II goza de envidiable popularidad tanto en su país como a lo largo y ancho del Viejo Continente

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Una reina muy especial

Nacida en el palacio real de Copenhague, Margrethe II es hija del rey Frederik IX y la princesa Ingrid de Suecia. A la muerte de su padre, en 1972, y con solo 31 años ascendió al trono. Cabe precisar que la sucesión no fue tan sencilla. Antes, en 1953, se tuvo que realizar un referéndum para permitir reinar a las mujeres, puesto que su progenitor no tuvo hijos varones.

Quizá por eso su madre se esmeró en su formación. Fue la primera mujer de su familia en estudiar en una escuela pública y, en un hecho bastante inusual entre las herederas de su generación, la princesa Margrethe se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad de Cambridge. Asimismo, llevó cursos de Economía y Arqueología, otra de sus grandes aficiones, en la Universidad de Aarhus. Incluso, participó en una excavación en Italia junto a su abuelo Gustav II de Suecia con quien compartía este pasatiempo, y más tarde cooperó en otros dos proyectos en Egipto y Sudán.

Feminista por convicción, modernizó la monarquía suprimiendo ceremonias y anticuados protocolos. Además de mantener siempre el contacto estrecho con su pueblo, viajando incansablemente por todos los rincones de Dinamarca.

Amante de las artes y la cultura, fuera de sus labor como monarca, es una consumada pintora. Sus piezas se exhiben en museos nacionales e internacionales. Entre ellas destacan delicados y minimalistas paisajes así como opulentos collages y pinturas abstractas. La mayor retrospectiva de la reina —unas 130 acuarelas— se exhibió en el renombrado Museo Arken en 2012. Además, sus ilustraciones fueron usadas bajo seudónimo Ingahild Grathmer en la edición danesa de «El Señor de los Anillos».

Por otro lado, en su faceta como diseñadora, se encargó del vestuario y los decorados de «El Cascanueces», que se estrenó en los Jardines del Tívoli en Copenhague, en 2018. Unos años antes, en 2009, colaboró en «Los cisnes salvajes». En la obra, además de ocuparse de la escenografía y el atuendo de los actores, interpretó un rol secundario como campesina. 

Vida familiar

La princesa Margrethe conoció a su esposo, el conde francés Henri de Monpezat, cuando estudiaba en Inglaterra, en 1966. Entonces él ejercía de tercer secretario de la embajada gala. «Cuando lo vi sentí que el cielo explotaba», afirmó la royal. El flechazo fue inmediato y la pareja pasó por el altar de la catedral de Copenhague en junio de 1967. Fruto del matrimonio nacieron dos hijos: Frederik, en 1968, y Joachim, al año siguiente.

Pero Henri no fue un consorte fácil. De carácter complicado, siempre se quejó de estar en segundo plano, a la sombra de su esposa, a quien con frecuencia le exigía un rol principal en la corte. Por si fuera poco, tuvo más de un gesto grosero con ella. Así se comprobó durante las celebraciones por el 75 cumpleaños de la soberana en 2015, cuando además de brillar por su ausencia se dejó ver de vacaciones en Venecia. Sus polémicas incluyen también numerosos altercados con la prensa que la reina, muy enamorada, siempre pasó por alto. Aquejado de demencia senil, el príncipe falleció en 2018 a causa de una neumonía a los 83 años. Un duro golpe para Margrethe, que ha sobrellevado refugiándose en sus labores como regente así como en sus hijos y nietos.

Y es que pese a ser una mujer muy activa, desde que enviudó, la monarca danesa ha ido reduciendo su agenda oficial. Esto le ha permitido disfrutar más de sus aficiones. En este tiempo, Frederik ha ido adquiriendo paulatinamente mayor protagonismo institucional, algo que comparte con su esposa, la australiana Mary Donaldson. La propia reina ha facultado a la otrora abogada como regente del reino, competencia que hasta ahora solo podían ejercer en caso de necesidad sus hijos y su hermana Benedikte

Frederik y Mary se casaron en mayo de 2004 y son padres de cuatro hijos: Christian (14), Isabella (12) y los mellizos Vincent y Josephine (9). Su hermano menor, el príncipe Joachim, tras su divorcio de Alexandra Manley, con quien tuvo dos hijos, Nikolai (20) y Felix (17), se casó con Marie Cavallier. De su enlace nacieron los pequeños Carl (10) y Athena (8).