¿Qué tan difícil es hacer un casting en un caso como este en el que todos los lectores de la novela tienen tantas versiones de los personajes?
Para el caso de los adultos, lo primero que tuve clarísimo es que Magaly Solier debía ser Vilma, quien ya aceptó. Estamos buscando también buscando a Susan. Leonardo Sbaraglia está para Juan Lucas, que debe ser un tipo guapo y elegante. En el caso de los niños es todo un tema, porque hay que encontrar un niño que sea Julius: que tenga cierto candor, que inspire ternura y que al mismo tiempo sea un niño inteligente y con una mirada especial. No es tan fácil encontrar eso. El reto es que debemos tener un niño que funcione para Julius de cinco y ocho años. Lo mismo pasa en el caso de Cinthia.

Con el trabajo que sueles tener, ¿cómo  has hecho antes para dedicarte a la filmación de tus proyectos?
Esa es una gran pregunta que no tiene una respuesta racional. Trabajo todo el día como una loca. No paro en ningún momento. Ahora trabajo los fines de semana con mi directora de producción, con quien veo el proyecto para todas las ayudas. Al menos ya no estoy sola. En Viaje a Tomboctú hacía esas cosas completamente sola, entró la gente cuando ya tenía todo el dinero… Ahorita, por ejemplo, no podría hablar contigo si estuviera en la situación de antes. Ahora tengo otra persona que está encargándose del plan de rodaje. Es maravilloso trabajar con otra gente.

¿Crees que este entusiasmo que hay detrás de la producción tenga que ver con la situación del cine peruano?
Sí, en este momento el cine peruano está comenzando a crecer. No es todavía una industria de cine, pero hay más productoras, la gente se está especializando. Pero hasta que no haya una escuela pública de cine esto se va a quedar un poco estancado y no vamos a llegar al nivel de industria. Pero yo creo que la gente también se interesa en la película porque está interesada en el libro, que es la novela favorita de muchos peruanos. Es más, un inversionista extranjero ha entrado porque Un mundo para Julius le pareció la mejor novela peruana porque lo ayudó a entender el Perú y su desigualdad. Es una novela que ha marcado a muchas personas. Jorge Licetti, el distribuidor, estudió literatura y estudió a Bryce, entonces por eso me buscó. La novela ejerce fascinaciones. Por eso es mayor mi responsabilidad.

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(Fotografía de Myles Hayes)

¿En qué etapa está ahorita?
Estamos en la etapa de desarrollo. Tenemos inversionistas, pero aún no tenemos el dinero para hacer la película. Cuando lo tengamos entramos a fase de pre producción. Ahorita yo reescribo el guión. Estamos haciendo castings buscando a los protagonistas y las locaciones. Estamos haciendo un teaser, para buscar auspicio privado. Este es el año para ver si entra o no dinero. Si pasa así podríamos hacer la película el próximo año sin problemas para que se estrene como máximo en 2018.

Si tuvieras que elegir una escena del libro, con la que más sueñas para la película, ¿cuál sería?
Una que a mí siempre me fascinó es la del cumpleaños de Rafaelito, donde están los primos que a él no le caen bien. Claro que es una secuencia súper larga y probablemente será cortada por temas de producción. Va a ser súper complicado con todos los niños y el mago, además ese es el momento en el que a Cinthia se le ve más enferma. La otra escena es otra fiesta que le dan al hombre que le compra las minas a la familia. Esto implica recrear una fiesta ostentosa de esa época. Otra escena es la fiesta de promoción de Bobby. Esas son las secuencias que, a pesar de ser complicadas, me va a resultar fascinante hacerlas, justamente por lo complicadas que son.

Por Omar Mejía Yóplac

Retrato inicial de Nicolé Hurtado