Todos lo hemos visto pasar, a veces con resultados positivos. El capitalismo se viste de alguna causa social de moda con tal de hacernos comprar cosas bajo la premisa de estar colaborando con el bien social. A veces las campañas funcionan a la perfección y nos hacen reflexionar sobre temas en los que antes no habíamos pensado, vemos a otros bajo una nueva luz y crecemos como personas y como grupo humano. Tal vez esa fue la intención de Pepsi y Kendall Jenner, pero definitivamente no fue el resultado. 

El spot

Ya retirado de redes y televisión (aunque otros canales no oficiales se han encargado de que no desaparezca), el spot mostraba a una Kendall con peluca rubia presenciando una manifestación, una de tantas que se ven en Estados Unidos y alrededor del mundo en el clima político actual. Luego de intercambiar miradas con un participante, Kendall se saca la peluca y se une a la marcha. Finalmente, se acerca a un policía y le ofrece una lata de Pepsi. El policía acepta y la multitud aplaude. De repente, la paz mundial. 

La polémica

Para empezar, nadie tiene idea de la relación entre una gaseosa o una figura pública como Kendall Jenner y el momento político que vive Estados Unidos. La marcha podía ser cualquiera de las marchas recientes: Black Lives Matter, que revive el espíritu de Martin Luther King Jr. en una nueva cruzada por los derechos del ciudadano; Women’s March, protesta contra el ataque a la igualdad y los insultos que las mujeres vienen recibiendo de la actual administración estadounidense a través de sus políticas públicas; las marchas contra la muslim ban  o contra las deportaciones en masa, las marchas en contra de los crímenes de odio, etc. Todos problemas serios que tienen poco o nada que ver con invitarle una Pepsi a un policía, o con una figura que, como Kendall, se ha mantenido al margen de la escena política, a diferencia de otras modelos como Gigi y Bella Hadid. 

Fotografía de Ieshia Evans por Jonathan Bachman

Lo segundo es un nuevo caso de apropiación. El comercial parece querer emular el momento, capturado por el fotógrafo Jonathan Bachman, cuando la activista de BLM Ieshia Evans confrontó a la policía durante una de las marchas por los derechos civiles. ¿El problema? Una marca y una celebridad apropiándose de un momento clave de la resistencia contra las injusticias sociales y el abuso policial, para convertirlo en fuente de ingresos. Evans fue arrestada luego de hacerle frente a la policía, no hubo aplausos ni intercambio de bebidas. 

La disculpa

Pepsi, tras el escándalo inmediato que causó la publicidad, lanzó una disculpa y retiró el spot del aire y de sus redes. Aunque en un inicio defendieron el comercial como una “muestra de unidad” y “vivir una vida sin límites”, luego publicaron la siguiente disculpa:

“Pepsi estaba tratando de proyectar un mensaje global de unidad, paz y entendimiento. Nuestra intención no fue trivializar ningún asunto serio. También nos disculpamos con Kendall Jenner por ponerla en esta posición “.

Siempre es entretenido preguntarse cómo, cuando un spot es la decisión de un grupo de personas y pasa por todo un sistema de aprobaciones y discusiones, todo un grupo humano ve una idea como esta y la aprueba con entusiasmo.