La sociedad y la cultura suelen promover el fin de año como la época más maravillosa; llena de felicidad, calidez y conexión en las tradiciones; sin embargo, para los sobrevivientes de trauma y sus familias puede ser un potencial campo minado de dolorosos recordatorios, confusión y desregulación. Esta columna busca ofrecerte paz, entendimiento y compasión durante esta temporada.

Por Ana Paula Chávez 

Aunque se supone que las festividades son alegres, tal como nos lo venden en la publicidad y los medios, lo cierto es que la realidad muchas veces no cumple con expectativas tan elevadas. Para muchos es un momento de estrés abrumador. Recuperarse del trauma es lo suficientemente difícil; pero, durante las fiestas, los desencadenantes y síntomas pueden aumentar gracias a los elementos sensoriales recurrentes: canciones, olores, decoraciones, miembros de la familia, etc.

Es posible que te exijas demasiado emocional y físicamente por un fuerte deseo de pertenecer y conectar con los demás. No obstante, debes considerar que enfrentas luchas únicas como tener que encontrarte con familiares o amigos que fueron la fuente del trauma, que no te apoyaron o fueron peligrosos, o que no valoran tu salud mental. Tal vez este tiempo representa aniversarios y recordatorios de experiencias traumáticas, con recuerdos emocionales aterradores o la realización de profundas heridas familiares. Puede que aparezcan sentimientos de vergüenza, miedo, pavor o ambivalencia, sintiéndote atrapado e incapaz de afrontar la situación.

¿Por qué es tan complejo atravesar el fin de año después del trauma? Los rituales pueden representar una parte de nuestro pasado del que parece que no podemos escapar. Las reuniones pueden ser un doloroso recordatorio de los patrones disfuncionales que experimentaste cuando eras niño. Por otro lado, incluso si las reuniones actuales no son abiertamente traumáticas o angustiantes, la naturaleza misma de repetir patrones, tradiciones o reuniones en lugares donde se experimentó un trauma puede evocar sentimientos profundamente arraigados de ansiedad y miedo. Cuando algo (como la familia) está asociado con un evento o período doloroso, nuestro sistema nervioso entra en pánico.

Las personas que te rodean pueden no entender por qué no puedes simplemente entrar en el espíritu navideño. No comprenden por qué una persona estaría enojada, molesta o distante ahora. Te empujan repetidamente para que te unas o se alejan de ti. Procuran recordarte que si abordas la temporada con gratitud, podrás experimentar todas sus maravillas y que, si no lo haces, estás frenando la mejor época del año. Esto puede avivar el pensamiento de que en realidad es culpa tuya sentirte solo y no amado, que si tan solo aflojaras y “perdonaras”, tendrías un asiento en esa mesa. Terminas pensando que el problema eres tú. Que eres raro. Que estás eligiendo; estar separado y alejado de tus seres queridos.

Toda esta presión vuelve necesario el estar más atentos a la recuperación del trauma durante las vacaciones. Si bien queremos disfrutarlas y dejarnos llevar, tendemos a dejar de lado nuestras habilidades. Y son precisamente las herramientas que utilizamos para la recuperación diaria las que nos serán útiles en días festivos. Conocer tus desencadenantes puede ayudarte a prepararte. Aquí hay algunas cosas que debes considerar mientras atraviesas el fin de año:

  • Rutina: este tiempo está lleno de horarios inesperados, disputas familiares, viajes y cambios en los patrones. Es probable que si tienes antecedentes de trauma dependas de tus rutinas para sentirte seguro. Hacer frente a una desregulación futura significa prepararte para reducir el impacto de los cambios. Haz una lista de lo que puedes hacer para mantener o aumentar la constancia de tu régimen diario tanto como sea posible.
  • Sueño: la rutina del sueño es fundamental para afrontar asociaciones traumáticas, pesadillas, pensamientos intrusivos, flashbacks emocionales y otros síntomas relacionados con el trauma. Cuando se viaja o se invita a otras personas, la rutina de sueño se altera naturalmente. El cuerpo comienza a sentir una sensación familiar de “falta de seguridad” y el sistema nervioso comienza a reaccionar. Es posible que notes un aumento de la irritabilidad, la ira, la agresión o la inquietud a lo largo del día. Intenta programar alarmas para mantener un adecuado horario, y apóyate en artículos que te hagan sentir seguro como aceites, almohadas o mantas.
  • Alcohol/Café: el alcohol y el café son estimulantes. Cuando nuestras rutinas están estables, es posible que no nos afecten tanto negativamente. Sin embargo, cuando ya estamos siendo estimulados con un cambio de rutina, nuestro sistema nervioso ya está en alerta. Por mucho que quieras darte el gusto, recuerda cómo esto puede generar el aumento de malestar y planifica tus opciones de bebida o modera tu nivel de consumo.
  • Manejo de los niveles de energía: con la interrupción de la rutina, el sistema nervioso se desregula. Esto significa que está utilizando nuestra energía a un ritmo mayor de lo habitual para estabilizarse. Para ayudarlo a ello procura tener un plan de salida para abandonar los eventos temprano si es necesario, planifica a qué eventos asistirás y a cuáles renunciarás, comunícate con anticipación con tus seres queridos. Toma descansos, sal a caminar, pausa.
  • Gestión de la familia: la familia suele ser una fuente de recuerdos y asociaciones traumáticas. Algunos optan por pasar las fiestas con un contacto limitado, reducido o sin contacto. Lo que decidas, es tu elección. No hay bien o mal. Puede ayudarte el elaborar guiones o respuestas asertivas a las preguntas que más temes con anticipación. También planifica actividades separadas de tu familia y con personas que tú elijas y sean seguras para ti.
  • Duelo: el duelo puede surgir por aniversarios traumáticos, recuerdos de momentos mejores o peores, pérdida de “padres ideales” o “amigos”. Las pérdidas traumáticas también pueden precipitar un aumento de los sentimientos de pérdida y angustia emocional en días festivos. Intenta aceptar los recuerdos, pérmiteles venir mientras eres amable, compasivo y afectuoso contigo mismo. Escribe cartas a aquellos por quienes puedas estar de luto este año. Recuerda que no es raro encontrarse llorando a las mismas personas que causaron dolor y confusión emocional en tu vida.
  • Sistema de apoyo: tener una red de apoyo es un paso vital para ayudarte a lidiar con las emociones fuertes. Puedes planificar tener alguien con quien hablar mientras visitas a tu familia o amigos o mientras estás solo. Primero, reconoce que buscar ayuda no es un acto de debilidad. Luego, elabora una lista de personas en tu vida en las que puedes confiar en el momento de necesidad. Si tienes un terapeuta, intenta programar una cita antes y/o después para discutir estrategias de afrontamiento.
  • Tienes opciones: recuerda que tienes derecho a decidir no asistir a una reunión navideña sin explicar el motivo. Si crees que te sentirás inseguro, puedes establecer límites. Tienes derecho a decir que no, cambiar de opinión o tomar decisiones que sean adecuadas para ti. Toma el control de tus elecciones y recuerda que mantenerte a salvo es una prioridad.
  • Date permiso de disfrutar: en definitiva, no hay vergüenza en disfrutar de la temporada navideña y de fin de año, hay sobrevivientes que todavía aman esta época. Muchos descubren que disfrutan de ella cuando pueden pasarla con las personas elegidas. Parte de la recuperación también es saberse merecedor de la alegría del compartir, de la risa y del relajo.

Como sobreviviente de trauma has experimentado cosas que nadie debería experimentar, y ahora te enfrentas a un verdadero desafío. Debes recordar que no estás roto, que solo eres un ser humano. Y que este también puede ser un momento de sanación y resignificación. Una oportunidad para ser amable contigo mismo y permitirte ser cuidado en el presente; para ocupar el espacio que te mereces, especialmente si te has sentido invisible a lo largo de tu vida.

Este año respira y permítete honrar la verdadera historia, la verdad de tu supervivencia. Ya sea que decidas mantener tus tradiciones o crear nuevas, la esperanza y sanación son posibles en esta temporada, mantengo esa esperanza para ti. ¡Te deseo unas seguras y amables fiestas!

Si tú o alguien que conoces está experimentando un elevado aumento de síntomas de trauma, ansiedad o depresión este fin de año, debes saber que no estás solo. Busca ayuda profesional o comunícate a la línea 113 del MINSA.

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