Si bien la reina Elizabeth II contaba con un gran reportorio de joyas, se espera que solo la acompañen dos significativas piezas en su descanso eterno.
Por Daniella Bejarano
La reina Elizabeth II poseía una colección privada de más de 300 joyas que incluye 98 broches, 34 pares de pendientes y 15 anillos. Sin embargo, decidió ser enterrada solo con dos de ellas, las que más valor sentimental tenían para la monarca.
Cabe resaltar que Su Majestad tenía un joyero personal, puesto que las piezas oficiales de la Corona se guardan en el Torre de Londres desde el Siglo XVII y constan de más de 23 mil diamantes entre zafiros y rubíes. Según el diario Metro, se espera que la reina se lleve con ella su anillo de bodas y unos pendientes de perlas.
Como se recuerda, su anillo de bodas con el príncipe Philip, fue un regalo que le hicieron sus padres y está elaborado con oro de galés. Fue desde entonces que inició la tradición británica de utilizar este oro en las bodas.
La otra pieza en cuestión, serían unos pendientes de perlas, de los cuáles no saben exactamente cuáles pero sí que pertenecen al joyero personal de la monarca y sobre todo, que contiene un legado importante para su familia. Alguno medios ingleses creen que se trataría de unos sencillos aretes de diamantes de perlas que Elizabeth II heredó de su abuela, la reina Marie, cuando falleció en 1953.
La herencia de la princesa Anne
Además, se sabe que la reina Elizabeth II le dejó una especial herencia a su hija, la princesa Anne: su anillo de compromiso con el príncipe Philip. Como se recuerda, Anne ha sido la única de sus hijas que acompañó el féretro de la reina durante su recorrido en Escocia y sobre todo, la única que viajó en el avión desde Edimburgo hasta Londres.