Un día como hoy, hace veinte años, hicieron su primera aparición pública el hijo de Isabel II y quien por años fuera su amante. Cada gesto estaba perfectamente orquestado por el entonces asesor de imagen del príncipe de Gales.

Carlos salió primero y detrás asomó una abrumada Camilla. Bajaron sin apuro los escalones del hotel Ritz de Londres ante el azote de los flashes. Al llegar al final del pórtico, el padre de William y Harry ofreció delicadamente su brazo a la actual duquesa de Cornwall y la guió hacia el auto que los esperaba. Abrió la puerta trasera del Omega Vauxhall y una vez dentro, se sentó a su lado. Juntos se dirigieron al palacio de Saint James.

Curiosamente, en el hotel Ritz, el tatarabuelo del príncipe de Gales, el rey Eduardo VII, solía encontrarse en secreto con su amante, Alice Keppel, bisabuela de Camilla.

Lo que en primera instancia sería una simple fiesta para celebrar los 50 años de Annabel Elliott —hermana de Camilla— se convirtió en todo un acontecimiento para la historia de la monarquía británica. Este fue el primer posado oficial de la pareja que, a decir verdad, llevaba décadas unida en silencio, protagonizando titulares a costa de su intimidad.

La muerte de Lady Di —dos años antes— había condenado su romance pero esos 15 segundos frente a los paparazzi bastaron para zanjar la polémica. A la mañana siguiente, los principales tabloides del Reino Unido titularon la noticia en positivo. A partir de ese 28 de enero de 1999, la imagen de Camilla Parker cambiaría para siempre. Seis años después, el 9 de abril de 2005, la pareja coronaría su amor dándose —por fin— el ‘sí’. 

El príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles en el día de su boda.

¿Cómo se gestó el famoso posado? 

La ‘Operación Ritz’ —como la bautizaron los medios— estuvo perfectamente orquestada por un solo hombre: Mark Bolland, el entonces secretario privado del heredero al trono, contratado cuando esta perdía la guerra mediática contra Diana Spencer.

Días después, el diario The Independent publicaría que fue él a quien Carlos le encomendó mejorar la opinión pública de Camilla. Para ello, la introdujo en los círculos más influyentes de la capital inglesa y sostuvo reuniones con editores de medios masivos como The SunThe Daily Mail. De esa manera aseguró su éxito. 

Fue él también quien eligió el cumpleaños de la hermana de Camilla como coartada para el debut de la pareja. No había otra ocasión: de haber usado un acto público, se habría acusado al príncipe Carlos de utilizar su agenda oficial para intereses personales.

Enfundada en un elegante vestido negro y con un collar de perlas, la esposa de Carlos de Inglaterra legó al hotel en compañía de sus hijos Tom y Laura. Su amado llegó poco después, caminando. En ese instante ya estaban apostados en las puertas más de 200 fotógrafos. Los medios estaban avisados de que la escena más buscada de la época estaba por concretarse en breve. 

Carlos de Inglaterra volteó dos veces a ver a Camilla, mientras descendían las escaleras.

Misión cumplida

Trascendió también que Bolland esperó cautelosamente hasta enero de 1999 para no opacar la boda del príncipe Eduardo y Sophie Rhys-Jones, celebrada en junio de 1998. Además de organizar el primer encuentro entre Parker y la reina Isabel, durante el onomástico del rey Constantino de Grecia, en junio de 2000. Como se sabe, la monarca no aprobaba la relación de su hijo con una mujer que al igual que él se había divorciado. 

En el décimo quinto aniversario de la Sociedad Nacional de Osteoporosis, Camilla recibió con un beso al príncipe Carlos.

Un año más tarde, Carlos y su novia protagonizarían su primer beso público en una fiesta organizada para apoyar a la Sociedad Nacional de Osteoporosis. Actualmente, la pareja es ampliamente aceptada y Camilla es una integrante más de la familia real. Solo el año pasado ha cumplido con 219 compromisos —más que el príncipe Harry y Kate Middleton— además de apoyar a su esposo en muchas de sus obligaciones.